La filosofía entre nosotros*
Por: Jorge Paredes
Foto: Punto Edu
A lo largo del libro se rescata la originalidad del pensamiento peruano que reproduce de manera particular las ideas surgidas en Europa. ¿Qué le da unicidad a estos cinco siglos de filosofía en el Perú?
El libro parte de la hipótesis de que hay filosofía entre nosotros. Augusto Salazar Bondy intuyó esto y desarrolló su “Historia de las ideas en el Perú contemporáneo”, aunque no habló exactamente de filosofía sino de ideas. Yo creo que en la Colonia nuestra escolástica no fue necesariamente europea o medieval, sino tuvo variantes. La escuela de Juan de Espinoza Medrano, el Lunarejo, trata de afirmar las ideas de Platón con argumentos aristotélicos, una mezcla interesante que expresa lo que somos, quijotes y sanchos a la vez. Idealistas y pragmáticos. Recogiendo estas ideas uno puede entender por qué después los ilustrados peruanos pensaron como pensaron.
Que no eran iguales a los ilustrados europeos…
Eran más cercanos a estos escolásticos latinoamericanos porque eran católicos y el liberalismo europeo era anticlerical. Nuestros liberales eran profundamente cristianos, pero a la vez pragmáticos. Hay argumentos de Unanue, de Baquíjano, de Vizcardo y Guzmán, que muestran una preocupación por los problemas sociales, el tema del indio, por cómo construir una cultura de libertad en un mundo lleno de esclavos. En el libro solo he tratado autores fallecidos, y debo reconocer que filósofos, como Francisco Miró Quesada C., María Luisa Rivara de Tuesta, David Sobrevilla, son fundamentales para construir una filosofía contemporánea. Pero la filosofía es también mirar hacia atrás, como el búho de Minerva, que aparece en la noche, piensa en el día que pasó y sin quererlo anuncia el amanecer. Lo que he hecho es voltear hacia los quinientos años y ver lo que tenemos. Y descubro, por ejemplo, que hay escolasticismo y barroquismo en nuestra forma de pensar desde la colonia.
¿Lo barroco ha caracterizado el pensamiento peruano, a nuestra cultura?
Sí, se expresa en el arte, en nuestra forma de hablar. Esto viene de España pero también del Ande. Por ejemplo, el tema de la patria. Los ilustrados criollos hablaban de la patria como la tierra que los vio nacer. Esa es una definición muy andina. El indio se siente vinculado a la tierra como algo vivo, eso no es español. Cada valle en el Perú es un pueblo y esto ha hecho que veamos la tierra de manera distinta. Hay un vaivén entre idealistas y pragmáticos en el pensamiento peruano.
El libro recupera a personajes poco estudiados como Jorge Polar, a quien ubica como un elemento clave entre el siglo XIX y XX.
Decía que nuestros liberales no eran estrictamente liberales, y nuestros positivistas también fueron especiales. El positivismo afirmaba un proyecto social, donde lo individual no existía. Pero aquí Sebastián Lorente era un positivista católico, lo cual ya era una contradicción. Manuel González Prada era a la vez anarquista e individualista. Y ahí aparece Jorge Polar quien cuestiona todo esto. Él era un ilustrado, luego fue positivista, después devino en espiritualista y acabó siendo pragmático. En su vida pasó por todo. Él abrió las puertas del siglo XX a gente como Alejandro Deustua, Francisco García Calderón, Mariano Iberico, Pedro Zulen, que son idealistas y prácticos a la vez.
Otros nombres importantes son Alejandro Deustua y Augusto Salazar Bondy
Deustua rompe con el positivismo y busca construir un pensamiento nuevo, una estética de la libertad. Augusto Salazar Bondy nos permite una comprensión más cabal de lo que es nuestra filosofía. Salazar dice que la filosofía que habíamos tenido hasta entonces no había enfrentado directamente los problemas del Perú y se había quedado en el aire. Él reclamaba una filosofía comprometida, que fuera un instrumento para la transformación de la realidad. Lo importante es que estos hombres construyeron sus ideas y pensaron que podían señalar caminos hacia el conocimiento, es decir sobre qué significa hacer filosofía en el Perú.
* El Dominical de El Comercio 7/06/09