Nos hemos puesto a pensar ¿qué le decimos a diario a los niños y niñas de nuestro país?
Cuando ven que hablamos mal del gobierno (no digo que sea bueno y sin errores), cuando escuchan que discutimos porque no alcanza el dinero, cuando leen que fulano mató a mengano por celos, cuando ven en la televisión que las noticias son sólo de muertes, corrupción y engaños?
¿Qué les estamos diciendo?
Les decimos que no podremos salir adelante en medio de tantas cosas negativas, les decimos que vivimos en quejas constantes y que no celebramos la vida, les decimos que TODO ES MALO…Y, entonces, ¿para qué les enseñamos que deben ser buenos y que deben buscar el bien?
No digo que no les enseñemos eso, sinoq ue seamos conscientes (mucho más) de los mensajes que les trasmitimos a diario, sin percatarnos muchas veces. No todo es malo, hay y existen muchas cosas y realidades buenas, entonces, sólo falta darles el espacio, darles el valor, hacerlas más visibles, importantes, auténticas y brillantes.
Nos envolvemos en nuestros mundos individuales, en nuestro cotidiano rutinario y nos descuidamos de revisar y cuidar lo que transmitimos a los niños y niñas de la vida, de nuestras vidas, de nuestros sueños y esperanzas en medio de todo lo aparentemente terrible (digo aparentemente,porque tenemos muchas realidades buenas, radiantes y puras). No soy idealista, pero, ¿acaso se puede llamar pobre a alguien que por lo menos tiene que llevarse a la boca? ¿Al guien que tiene un techo, así sea de calaminas y plásticos? Sólo quien vive bajo un puente, quien no tiene qué comer cada día podría llamarse pobre…pero, sólo si en su corazón ha perdido toda esperanza y no siente nada de humanidad…en el Perú, hay milagros, muychos milagros cada día. Sí, los hay. Hay madres y padres que casi no tienen qué comer, pero comparten, hay niños y niñas que viven en medio de muladares y saben sonreír y darle un pedacito de su galleta a su amigo…
Enseñemos lo bueno, el amor que hay en nuestros corazones a pesar de tantas traiciones, tantos dolores, tantos maltratos…enseñemos que somos humanos, en medio de la deshumanización…no es fácil, pero esforcémonos en sembrar la felicida del futuro…porque sólo se es feliz buscando las formas de ser más feliz y no mirando o intentando quitar o entender el dolor saembrado en nuestro pasado….
Seguimos amando en medio de lo que no es amor ni valor.