Mes: mayo 2011

Ha muerto Ernesto Sábato, uno de los mas importantes escritores universales. Nos ha dejado no sólo su literatura maravillosa, sino el legado de su aprendizaje de vida.

En sus obras podemos apreciar la búsqueda del amor auténtico y pleno; en sus ideas, la constante afirmación de que la educación es el camino para lograrlo, para ser más humanos.

Definitivamente, son muchos los que coincidimos con Sábato en las ideas antes mencionadas; coincidimos al pensar, pero aún hace falta mayores esfuerzos para superarlo y, superar a otros, en el actuar a favor de una educación mejor. Una educación para lograr mejores personas, íntegras e integrales.

Desde siglos pasados estamos tras la búsqueda de la educación integral que, lamentablemente. no podemos ver como realidad, salvo que se trate de algo no planeado, un milagro en el horizonte. Pues siempre que empezamos el camino hacia lograrlo, aparecen las amenazas de la sociedad materialista y entonces siempre es mejor el conocimiento puro, el “cerebro”, antes que la mente, el sentimiento y la espiritualidad. Es un absurdo total, pero así vivimos, en el absurdo de las familias, instituciones, organizaciones enfermas del alma y espíritu.

Se preguntan después, ¿por qué los fracasos escolares, familiares, laborales, nacionales, mundiales? La educación formal e informal, la formación de vida y a lo largo de la vida no están atendiendo la integralidad de espíritu, mente y cuerpo.

Un profesional promedio, con familia y buen empleo, con amigos para el deporte y las fiestas, de pronto cayó en estrés, luego en derrame cerebral. En el proceso de curarse, se dio cuenta que todo el tiempo estuvo pensando en lograr reconocimiento y cosas materiales, pero no en amarse como es, olvidó fortalecerse espiritualmente, fortalecer su hogar – no su casa ni los compromisos sociales de la familia que es algo distinto-. Descuidó cuidar su salud integral y compartir amor con gente que lo necesitaba; dejó de ser un líder a pesar de haberse formado profesionalmente para ello.