Existe una multitud de aspectos que conviene considerar para la evaluación y la mayoría de las veces no se dispone de tiempo suficiente para llevar a cabo un registro minucioso de todos ellos. Por esto, la utilización de fichas y registros de autoevaluación y coevaluación, así como la elaboración de cuestionarios, escalas de observación, cuadernos de anécdotas, etc., permiten obtener suficiente información acerca de los aspectos que nos interesa evaluar.
Por ejemplo, la compilación de determinadas fichas de autoevaluación por parte de los alumnos puede ser una forma ágil de consultar en cualquier momento. La utilización de los mapas de ideas permite que los propios alumnos observen lo que saben, lo que han aprendido e incluso cómo lo han aprendido; al tiempo que el profesor en un primer momento pueden comprobar el estado inicial de conocimientos de sus alumnos sobre cualquier tema (evaluación inicial) para iniciar desde ahí los nuevos aprendizajes; finalmente, un segundo mapa puede indicarles si ha habido mejoras en el aprendizaje de conceptos.
La corrección a las producciones (orales y escritas) de los niños y niñas de primaria debe ser de manera indirecta, utilizando preguntas antes que órdenes y expresiones sancionadoras, pues éstas que pueden provocar bloqueo y desmotivación por el aprendizaje, además de afectar negativamente la autoestima.
En el caso de la corrección de escritos, es importante acordar previamente con los niños y niñas cuáles serán los códigos de corrección, los criterios de evaluación y el mecanismo que se seguirá, de manera muy clara y sencilla.
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