Educar para ser feliz, para ayudar a ser feliz

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¿Para qué educamos 11 años a niños y adolescentes?
Para que aprendan cosas importantes, para que logren sus metas, para que sean los líderes del mañana, para que contribuyan con el país, etc. etc. etc. Esas son las respuestas más comunes cada vez que hago esa pregunta en espacios íntimos o en conferencias con maestros y maestras, con padres y madres de familia.

Pues yo les digo que lo hago por el intenso deseo de que logren ser felices…no es frase de tarjeta eh. Eso lo aprendí con buenos maestros, tal vez no decían eso textual ni explícitamente, pero me sonaba en el alma el anhelo de que pueda sentir, experimentar, lograr aprendizajes que me sirvieran para construir mi vida de felicidad. Eso se siente cuando te han amado al educarte.

Como maestra, soy inmensamente feliz cada vez que puedo educar y mucho más si percibo que ayudé a otros a serlo o caminar hacia ello. Pero el mérito está en que nuestros alumnos sientan que pueden ser felices, muy felices en este mundo, en este país y fuera de él, sin presiones, sin estereotipos de “vida feliz”, sin nuestras concepciones de “felicidad” sino con las propias y que estén desafectas de las contaminaciones, de las miserias del desamor, del odio, del apego, del materialismo entendido como sólo pensar en uno.

No intento dar un mensaje poético ni menos un discurso de campaña política, sólo pretendo que busquemos en nuestras vocaciones humanas de trascendecia, en nuestra fe en el amor.

Para amar sólo hace falta expresar toda nuestra bondad, nuestra luz, la tenemos a raudales, aún en medio de circunstancias personales y sociales de dolor y maldad.

Colaboremos en la construcción del paraíso en la tierra, aquí debemos tener el “cielo”, mucho mejor si es cada vez que nos amamos, que amamos y ayudamos a que otros se amen a sí mismos y a los demás.

Sólo si eres feliz podrás compartir tu felicidad con los otros. No necesitamos a un otro que nos dé la felicidad, somos completos para lograrlo. Por eso, ayudemos a que nuestros niños y adolescentes superen las desilusiones amorosas porque piensan (lo han aprendido de adultos) que el “ser amado” tiene lo que necesita para ser feliz, que morirán sin ellos, que no valen sin ellos…

Si eres maestro, maestra, educador, educadora de vocación, seguro compartes mucho de lo que expreso, por tanto, eres feliz, estoy segura…la felicidad es tan especial que se experimenta de a pocos, de “a muchos”, en instantes, o siempre; es actitud, es sentir, es percibir la alegría de vivir!

Seguimos aprendiendo al compartir…

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