La densidad poblacional no tiene relación con la calidad de la educación
Indico la densidad poblacional de mayor a menor de algunos países como Macao 19 418, China 141, Egipto 84, EEUU 34, Perú 23, Noruega 15, Bolivia 9 hab/km2 y vemos que no existe una relacion con la calidad educativa. Noruega es el país que tiene los más altos estándares de calidad educativa. La densidad poblacional de la Tierra es 50 hab/km2. Antes de la industrialización, no existían las urbes. Las casas se agrpaban en pequeñas campiñas que se levantaban en los valles o en las caletas en las orillas del mar, o en el campo abierto estaban muy separadas.
El centralismo empobreció la calidad de vida
La industrialización no se concibió con una visión de desarrollo humano expresado en la calidad de vida de la gente, sino fundamentalmente ha sido la satisfacción de la necesidad de poder, acumulando riquezas que ha profundizado la desigualdad, fuente de la violencia y la degradación social. Los modelos educativos han apuntado en esa dirección, movilizando a las personas para que la acumulación de riqueza sea más concentrada. Se ha llegado al absurdo, que mientras millones de millones viven tugurizados en las urbes, quienes dirigen el proceso de acumulación, los ricos, viven en campiñas o caletas paradisiácas con bosques, riachuelos, playas y lagunas. Estos potentados (inversionistas) van a la urbe tugurizada cuando deben inspeccionar el proceso de acumulación de riqueza.
La falacia de la calidad de vida, sirve para enriquecer a unos pocos destruyendo la vida de comunidad
En el Perú, claramente se observa como desde las campiñas, caseríos, caletas; mediante el modelo educativo se les inculca a los escolares la falsa idea que la mejor vida está en Lima o en la Capitales regionales. Se cree que se va progresando, idea que impulsa a seguir adelante, llevándose las riquezas generadas con el trabajo en la tierra, todo a concentrarlo en la ciudad y si eso no nos dá para lograr “la calidad de vida”, ya con empleo, se recurre a los préstamos para adquirir la “casa propia” pequeña o el departamento con jardín de unos metros cuadrados o unas macetas, pero a cambio se ha hipotecado la libertad, por el quebradero de cabeza de pagar todos los meses las cuotas, porque de no hacerlo te embargan la propiedad.
Después de años, viviendo la tortura de trabajar solo para cumplir con las deudas, se regresa a la campiña, y se siente la vida amplia y libre, nos encontramos con los paisanos que se quedaron sin “la educación” siguen viviendo en “el atraso” pero libres. Recién se toma conciencia, de lo maravilloso que se ha perdido, que la calidad de vida es el riachuelo, las flores naturales, el canto de los pajarillos, la luz que llega a la casa por todos los costados y el silencio de la noche para descansar. El dinero que se gastó en la “vida de calidad” en la gran urbe, mejor se hubiera invertido en la casa de campo terminada, en el huerto y en las aplicaciones tecnológicas limpias, pienso que la jubilación si valdría la pena.
Construir un nuevo modelo educativo
Ahora, queda construir un propio modelo educativo, que tenga como eje la calidad de vida de verdad, aquella sin deudas, contaminación y tugurización. Copio la visión del modelo educativo Noruego, según la Declaratoria de su parlamento del 2008:
La educación en Noruega y su sistema educativo se basa en los fundamentos de la herencia cristiana y humanista y la tradición, como el respeto de la dignidad humana y la naturaleza de la libertad intelectual, igualdad y solidaridad, valores que también se expresa en diferentes religiones y creencias y que están anclados en los derechos humanos. La educación debe contribuir a ampliar el conocimiento y la comprensión del patrimonio nacional Noruego y su tradición cultural, debe proporcionar información sobre la diversidad cultural y mostrar respeto por la convicción de las personas, debe promover la democracia, la igualdad y la manera de pensamiento científico. La escuela debe cumplir con la libertad de los niños, con la confianza, el respeto y las necesidades y darles desafíos que promueven la formación y el deseo de aprender.
Los niños deben desarrollar y adquirir conocimientos, habilidades y actitudes con el fin de encaminar su vida para participar en el trabajo y en la sociedad. Los niños aprenderán a pensar críticamente y actuar con ética y conciencia ambiental. Ellos tendrán la responsabilidad y el derecho a la participación y a vivir en un mundo sin discriminación.