Las frases del presidente Alan García, es un indicador perceptivo de un sistema de universidades destruido. Por tanto, no existe ninguna posibilidad de desarrollo (no crecimiento, que si hay en los bolsillos de “comerciantes” y políticos en torno al Gobierno) para las poblaciones y comunidades; si no se empieza por refundar la universidad peruana.
Universidades como Tiendas de Zapatos
Efectivamente, el Estado, a través del Gobierno, no ha fiscalizado el uso de la autonomía. Ni en la Constitución Pólítica, ni en la Ley universitaria 23733, las universidades tienen “autonomía absoluta”. La autonomía es académica, normativa, económica y administravia, pero, en el marco de la ley.
La Ley Universitaria, carece de reglamentación. Por ejemplo. Para crear una Facultad, debió precisarse el mínimo de carreras (tres), el mínimo de profesores principales por carrera (tres). Lo mismo para crear una Universidad, el mínimo de Facultades (tres). El resultado es que se han creado universidades y facultades, sin tener profesores principales suficientes y “viven artificialmente” con comisiones de facultad y de gobierno.
El aspecto más importante, sin embargo, es el requisito para ascender a Profesor Asociado y a Profesor Principal. Ante la realidad que los grados se “venden por 100 soles mensuales y por internet”, el requisito a verificar debe ser sólo la calidad académica del profesor, que es facil hacerlo, verificando si: posee publicaciones científicas en revistas arbitradas e indexadas, o haber registrado una patente, o haber ejecutado un proyecto de desarrollo de impacto en el desarrollo de una comunidad. Estos resultados, no son posibles obtenerlos “pagando por internet”. Esta verificación es fácil de hacerla.
Por otro lado, la ley exige el dominio de un idioma para el grado de maestro y de dos idiomas para el grado de doctor. Es fácil verificar que los graduados de doctor y maestros, en la proliferación de escuelas de postgrado, pensando solo en obtener un “cartón para la homologación”, la mayoría no domina ni el español. Es fácil verificar esto.
Tiene razón el Presidente Alan García, cuando dice, es fácil verificarlo. Hacerlo, es actuar respetando la Constitución y la Ley 23733, no hacerlo es contribuir a la muerte de la agonizante universidad peruana. Tiene todavía tiempo para hacer algo por la Universidad.
Finalmente, si un Profesor Principal o Asociado, demuestra sus méritos académicos, debe ser remunerado tal como lo establece la ley. Nadie puede argumentar que la ley no se cumple, o caer en la falacia de las “huelgas por la homologación”
También es cierto, que no se requieren tantas universidades, son suficientes, para empezar una por cada region: Lima, Centro, Oriente, Sur y Norte para visionar el desarrollo descentralizado.
Pero el problema a resolver, es también, la necesidad de formación técnica de cientos de miles de jóvenes para incorporarse al mercado laboral, que cada vez exige mayores conocimientos, capacidades, habilidades y destrezas. Esta necesidad de alguna manera, vienen atendiéndola las “Tiendas de Zapatos”. Entonces hay que reglamentar la formación técnica. Una alternativa viable es, adjunto a las Universidades de cada región, existan las Escuelas de Formación Técnica, que pueden funcionar hasta por provincias. Esta formación técnica, deberá estar articulada a los proyectos de desarrollo de las comunidades y de las extensiones de las Universidades. De esta manera, la formación técnica tiene un control de calidad por la Universidad. Asimismo, los jóvenes deberán pasar por la escuela técnica (una preparatoria laboral de mínimo tres años) para continuar, quienes tengan las capacidadades, en la universidad.
Este Gobierno o el siguiente, tiene que abordar esta tarea política para el desarrollo. Solo una verdadera Universidad, mediante la investigación puede contribuir al desarrollo de la industria y los servicios que apuntan al real mejoramiento de la calidad de vida de la población.