Nativos en el Amazonas y el Gobierno en Lima

¿Por qué las comunidades amazónicas llanadas de nativos, tomaron carreteras, con el resultado de violencia, ocurrido al llegar la policía nacional del Perú para desalojarlos? El gobierno en Lima (el presidente Alan García y el premier Yehude Simon) ha dicho que fueron engañados. Los agitadores, haciéndoles creer, que los decretos leyes los perjudican, los han empujado para la toma de carreteras. Ya decía el presidente, en su artículo muy publicitado del Perro del Hortelano, ideas más o menos como esta: los árboles, las tierras y los recursos de la Amazonía se pierden, porque los nativos no tienen un sol para invertir; pero, con seguridad jurídica, si lo harán los inversionistas foráneos, entonces la riqueza aflorará, para bien de “todos”. Los nativos entienden, bien de “todos” los foráneos, porque no es la primera vez que estos llegan con esa promesa y terminan beneficiándose solo ellos. Y efectivamente, se dieron los decretos leyes en el marco de las exigencias del TLC y, mucho después, ante sus protestas, se quiso discutir con ellos. No fue al revés, como la lógica común de la verdadera democracia aconseja, pues, si eran leyes para su desarrollo, el gobierno debió pedirles que primero los nativos las presenten. ¡Qué mas agitación han requerido los nativos! Por eso, al ejecutarse la orden de desalojo por parte del gobierno, la policía actuando técnicamente, como lo ha señalado la Ministra del Interior Mercedes Cabanillas, lanzó desde helicópteros gases lacrimógenos, encendiendo la chispa de la violencia.

¿Quién empezó la agresión? La teoría política ha establecido un principio: la violencia es la continuación de la política por otro medio. La contienda política de nativos y el Gobierno centralista no es de ahora, viene desde la época del incanato. Debemos repasar la historia, que da cuenta de comunidades nativas, como la cultura Chachapoya, que no pudo ser sometida por los incas, tampoco fue sometida en el virreinato y parece que no lo será en la república. Parece irreal, en pleno siglo XXI, que la cultura occidental (española) continúa en campaña de conquista.

Efectivamente, después de los enfrentamientos en la Curva del Diablo y en el puente de Corral Quemado, los nativos se quedaron con sus muertos y tomaron camiones para un viaje de dos días por las trochas selváticas para llegar a sus tierras y; por el otro lado el Gobierno, llevó los policías muertos en aviones Antonov a Lima. Esta imagen ¿Acaso no es la misma de la conquista de un pueblo por otro?

El concepto que el Estado es único, no se condice con la realidad. El axioma que a cada Estado corresponde un Gobierno no se cumple en el Perú. Los nativos, en su esencia, no sienten pertenecer al Estado peruano con su Gobierno asentado en Lima. Siempre que el Gobierno lleve ayuda, sin atentar contra su cultura, los reciben, muestran reciprocidad y son pacíficos. Qué ironía, en analogía, como si fuera un gobernante de Chile que ofende a un miembro del Gobierno de Lima, un nativo siente lo mismo, cuando el gobernante reacciona con energía. Es el encuentro de dos culturas, cuya intersección se debe buscar, que la ceguera de los gobiernos no encuentra y sólo actúa por el instinto de una cultura que avasalla a la otra.

Por eso, refundar la República, redefiniendo el Estado peruano, como una suma de Estados regionales y culturas, es la mejor solución, para dar surgimiento a una identidad nacional, condición para el desarrollo armonioso de todas las culturas que están asentadas en el territorio. Dar este paso, significa superar el actual concepto de democracia puramente electoral, y el concepto que el gobierno electo por el voto de “todos” los peruanos, se cree el Estado y por tanto es el dueño de los recursos del aire, suelo, subsuelo, agua, ríos y mares. Mientras tanto, cada cierto periodo, cuando el Gobierno de Lima “se acuerda del Perú profundo emitiendo Leyes para su desarrollo” encenderá el enfrentamiento de dos cosmovisiones que no encuentran todavía un punto de intersección duradero y se presentará expresiones de violencia. La lista es larga, desde los gobiernos del virreinato hasta la república, cuya mentalidad “superior” considera que su cultura es “superior” y dominante y presenta a los nativos como ignorantes, tal como lo han expresado varios congresistas, donde resalta el ex presidente del Congreso Luis Gonzales Posada y otros ilustres de la mal llamada clase política. Tal como señaló José Carlos Mariátegui, la teoría de la revolución peruana, que construya una verdadera nación peruana, será creación histórica. Desde sus intentos de él, hasta hoy, no aparece tal creación. Por tanto, nuestro “desarrollo” sigue siendo dependiente, no es autónomo, sigue en la cola, moviéndose al vaivén del desarrollo de otros pueblos que marcan el ritmo del avance de la humanidad.

Una teoría de este cambio, deberá tener en cuenta, los avances filosóficos de los espirales de creatividad social, derivados de la cosmovisión del holomovimiento, que enlaza materia-energía-significado en una unidad dinámica. La dicotomía dual del bueno y el malo, cielo e infierno, que sustenta la raíz de la violencia, no estuvo enraizada en el pensamiento incaico, y tampoco lo está en el pensamiento de los indígenas y nativos. Ha sido con la llegada de los españoles, quienes imponen el pensamiento dual, expresado en la relación entre culturas de la buena y la mala y, la falacia del dominio a la naturaleza como justificación para depredarla y contaminarla, tan presente en el pensamiento de los gobernantes de los sucesivos gobiernos.

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