Las instituciones de servicios del estado (por ejemplo hospitales, escuelas y universidades) llamadas nacionales, a cargo de los servidores públicos, han sido llevadas al colapso. Se observa que los hospitales estatales brindan una deficiente atención a la salud, las universidades nacionales no dirigen el desarrollo de sus regiones, los colegios no brindan una formación integral de los nuevos peruanos.
Una de las causas, podemos encontrarla al observar la jornada laboral de los funcionarios y los servidores públicos quienes trabajan en su institución un número de horas muy por debajo de la jornada laboral de 08 horas diarias de seis días con un día de descanso a la semana. El argumento ha sido “con bajos sueldos, nadie va trabajar 08 horas diarias, se requiere hacer otros trabajos en las instituciones privadas para completar la olla”. Legalmente un funcionarios o servidor público a tiempo completo, perciben una remuneración por 08 horas diarias.
Es común observar que un médico, impulsa pacientes del hospital nacional a la clínica privada, un profesor esta pendiente de las horas que dicta en el colegio privado y un docente universitario alcanza a veces hasta 30 horas semanales en una universidad privada. Los ingresos que perciben en las instituciones privadas, muchas veces resultan muy superiores a los que perciben en la entidad estatal. Para mantener este doble ingreso, se tiene que infringir las leyes y los reglamentos, trastocar los valores y asumir un comportamiento corrupto.
Ha surgido una cultura que tolera esta corrupción, tanto en los funcionarios y los servidores, caracterizada por la complicidad y la mentira que se manifiesta en hechos como: incumplir los horarios, escaparse del trabajo, firmar asistencia sin asistir, pagar a los encargados del control para que se hagan de la vista gorda, abandonar a los pacientes, abandonar a los estudiantes, utilizar los recursos de la institución estatal en la institución privada, utilizar el tiempo de descanso para trabajar, etc. Quienes todavía se resisten a violentar los reglamentos, se esfuerzan y cumplen sus 8 horas de labor en la entidad estatal, observan como se roba el tiempo en beneficio de instituciones privadas.
Nos preguntamos ¿Cuál es el porcentaje que el estado financia a las clínicas, colegios y universidad privada? Solamente en robo del tiempo, se estima que un 35% de las horas que debieron dedicarse a la institución estatal se va a la privada. Además, hay que considerar, que se utilizan materiales didácticos y otros recursos de propiedades de las instituciones estatales para utilizarlos en las instituciones privadas sin que éstas paguen los derechos de autoría correspondientes.
Es claro, una institución privada debe pagar los aportes que reciben del estado haciendo cumplir los reglamentos a sus empleados, ó el estado debe defender las instituciones que aseguren el desarrollo general como son los hospitales, colegios y universidades, mediante la denuncia y sanción a quienes violan los reglamentos para robar tiempo y recursos. Las personas que tienen el genuino interés de trabajar en una institución privada y estatal, pueden hacerlo en la condición de tiempo parcial en ambas instituciones, hasta completar su jornada de 8 horas diarias. La voraz competencia que se observa, de acumular la mayor cantidad de horas de trabajo por día, sumando horas en la institución estatal y privada violando los reglamentos, trae como consecuencia la perdida del rendimiento y el deterioro de la salud de funcionarios y servidores. Por tanto, es una de las causas del colapso que vienen sufriendo hospitales, colegios y universidades estatales.
La comunidad, debe tomar conciencia que el comportamiento corrupto de funcionarios y servidores que roban tiempo y recursos, atenta a su desarrollo y es una de la causa de la crisis económica y moral que padece. La cultura corruptiva que han generado los “doble plato” debe reemplazarse por la cultura productiva de cumplir los reglamentos y la jornada de 8 horas. La doble cara y doble moral, que han generado las instituciones privadas y los funcionarios y servidores de las instituciones estatales, se tiene que corregir con una norma que establezca que las ocho horas se cumple sumando horas de ambas instituciones en las personas que tengan el genuino interés de trabajar en los dos tipos de instituciones. No solamente, es robo de tiempo, también incurren en falsedad, peculado, asociación ilícita y otras desviaciones, que da sustento a la cultura corruptiva.
El actual gobierno, intenta medidas de agua tibia para afrontar esta grave crisis moral. Por un lado la población que por sentido común reclama educación, salud y dirección para su desarrollo, que cuestiona abiertamente a los “doble plato” y por el otro el poder judicial, presidentes regionales, el congreso, el ejecutivo y el presidente de la república que no asumen una decisión firme para impulsar una verdadera cultura productiva y de valores que permita una convivencia pacífica.