Una de las primeras entradas que escribí en este blog hace unos cinco años trataba sobre el tema del “bookcrossing”, un proyecto que anima a la gente a compartir (o mejor dicho, regalar) sus libros.

La idea es bastante simple: Uno deja un libro en un determinado punto de la ciudad con un sticker en el que se dan todas las instrucciones sobre bookcrossing. La persona que lo encuentra podrá indicar en la página bookcrossing.com donde encontró el libro y qué le parece. Esta persona, luego de leer el libro, podrá dejarlo en otro punto para que otra la encuentre. Y así sucesivamente.

La biblioteca de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (España) decidió recientemente convertirse en una “zona oficial de bookcrossing”. Así, las personas que lo deseen, pueden dejar libros allí para que otras los cojan. Lo bueno de las “zonas oficiales” es que aseguran que la cadena no se rompa. Por ejemplo, en diciembre del año pasado encontré un libro con la etiqueta de bookcrossing en una estación de trenes. Como el libro estaba en alemán no lo cogí. Cinco minutos después un mendigo que pasaba por allí recogió todo lo que vió: vasos, papeles, y claro, el libro. Es por eso que lo mejor es dejar los libros en lugares “seguros”. Cafeterías, restaurantes o salas de lectura son definitivamente las mejores opciones.

En todo caso, la iniciativa de la UNED me parece excelente y va con el espíritu impulsado en los últimos años por los servicios que la Web ofrece: compartir. Ojalá que en la biblioteca central PUCP se interesen por este proyecto 🙂

Aquí los dejo un vídeo para ampliar este tema.

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La UNED se une al ‘bookcrossing’
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