R+20: La cumbre de la esperanza

Río+20 es una Cumbre de los Pueblos que busca sentar las bases para enfrentar los retos que el siglo XXI ofrece a nivel ambiental. También es una respuesta a la cumbre realizada hace 20 años en la misma ciudad brasileña, con el fin no sólo de mirar qué parte de todo lo hablado o pactado se ha cumplido, sino también para enfrentar la dura realidad ambiental que se vive hoy día. Mirar cómo se pueden solucionar los problemas.

No sobra decirlo: los resultados que los países han logrado a nivel ambiental, luego del paso de estos 20 años, han sido muy incipientes. Así lo confirma el estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) para el año 2011. Existen amenazas graves al bienestar humano por un correlativo deterioro del planeta. La salud de la Tierra no está bien. Y esto se debe en parte al descuido que los seres humanos tienen con su entorno.

Es obvio que mucha responsabilidad le cabe a los Estados: los acuerdos se discuten y se firman. Es más, según algunos expertos nos encontramos en una situación de “congestión de tratados”. Son muchos y son producto de largas y nutridas discusiones que han generado la impresionante cifra de 500 internacionalmente reconocidos en los pasados 50 años (de la atmósfera, de la biodiversidad, de los residuos químicos, de la tierra, del agua), a tal punto que después del comercio, como afirma la misma Naciones Unidas, lo ambiental es el área más común sobre la cual se hace legislación internacional.

El incumplimiento de los tratados firmados por los países puede deberse a que los factores que tienen alguna incidencia sobre el medio ambiente generan situaciones particulares y modos de respuesta específicos que no pueden contemplarse en normas de carácter tan general. Con todo, el balance que hay hasta el momento es bastante negativo. El planeta se ha deteriorado mucho. Firma tras firma, la economía irresponsable sigue haciendo de las suyas.

Por eso es muy importante el cambio de enfoque que ha propuesto esta nueva Cumbre de los Pueblos. En la de hace veinte años el norte ideológico era poner al medio ambiente por encima de los intereses económicos. Esta vez la estrategia ha cambiado, haciendo que el encuentro, si se toma bien, sea mucho más provechoso. Se ha concentrado en el tema de la ‘economía verde’, de difundir su concepto, que es nada menos que un tipo de intercambio comercial que, a la par de generar ganancias, también reduzca las emisiones de gas carbónico, utilice los recursos de una forma eficiente y genere inclusión social. El camino hacia el desarrollo debe, sin duda, mejorar el capital natural. Esa es la idea. Eso se estudiará.

Este, por tanto, es un encuentro no sólo de ambientalistas (que muchas veces son menospreciados o puestos en duda), sino también de economistas preocupados por el rendimiento mismo del desarrollo. La economía verde es una oportunidad de dar vuelta al debate y sacarle un provecho dual. Por tanto es importante que tanto la academia como los políticos, los empresarios y la ciudadanía estén atentos a lo que se va a discutir por estos días.

Editorial «Una cumbre por la Tierra» publicado en El Espectador.com, el 17-Jun-2012

Edición de Texto: Francisco Córdova Sánchez

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