Couture y el Día del Abogado

EDUARDO J. COUTURE notable jurista uruguayo quien nació el 24 de mayo de 1904 y abandonó el mundo muy tempranamente, una madrugada del 11 de mayo de 1956, nos dejó un legado imperecedero. Fue maestro de generaciones de abogados y lo es de las actuales y de las futuras, que, a través de sus libros y prólogos, pueden aprender gran cantidad de lecciones, la más importante: el respeto a la Libertad humana como valor supremo. Es a través de los Mandamientos del abogado que se pueden aprender las más importantes de las lecciones.

En la lucha de Couture hay fuerza, lealtad, hacia el cliente, hacia el contrincante, y por supuesto, hacia el juez. Como enseña en el quinto mandamiento: “Abogado que traiciona la lealtad, se traiciona a sí mismo y a su ley”. La fe de Eduardo Couture estuvo centrada sobre todo en el abogado “un poco como lo muestra la vida y otro poco como lo representa la ilusión”. Su meta fue sembrar en los profesionales del derecho, el amor y la pasión. Afirmaba: “No hay que llorar la muerte del viajero. Hay que llorar la muerte del camino”.

Recordemos sus palabras para sostener que el sueño es capaz de engendrar fuerza creadora, pues en las manifestaciones superiores de la abogacía no hay más valioso legado que el de dejar abierto el camino de la virtud. Esa es, en definitiva, la victoria de lo ideal sobre lo real. Couture fue un vivo defensor de los valores como la paz y la justicia, e imprimió a la cultura del derecho su sello único, el de un procesalismo arraigado al imperio de la Constitución. Fue la voz viva del diálogo entre la ética y la ley positiva.

Tuvo la autoridad moral para impartir un mandato, imaginando la concreción de su sueño: que las presentes y futuras generaciones de abogados estudien, piensen, trabajen, luchen, sean leales, toleren, tengan paciencia y fe, olviden la derrota y también la victoria, que amen su profesión, pues el amor, decía, “transforma el trabajo en creación… y la vida en poesía”.

Su lucha fue otro de los temas importantes de la idea couturiana: “Luchar por el derecho hasta que el derecho se confronte con la justicia, y en ese momento, luchar por la justicia”. “Luchar por la pasión, pero estar atento para olvidar tanto la victoria como la derrota una vez que ha concluido el combate”.

Solía decir “El día de gloria para el abogado no es el día en el que se le notifica la sentencia definitiva que le da la victoria. Al fin y al cabo, ese día no ha ocurrido nada importante para él. Solamente se ha cumplido su pronóstico. Su gran día, el de la grave responsabilidad, fue aquel día lejano y muchas veces olvidado, en que luego de escuchar un relato humano, decidió aceptar el caso. Ese día tenía libertad para decir que sí o decir que no”.

Texto del artículo «Los mandamientos del Abogado», escrito por la Dra. ©HILDA LAMADRID PONCE, publicado el 04/06/2007 en Ciberjure, Portal Jurídico Peruano.

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