Utopía en los andes

A 20 años de la muerte de Alberto Flores Galindo

Heredera de Mariátegui y sobre todo de Arguedas, la obra de Alberto Flores Galindo (1949-1990) fue el último gran intento por repensar la historia peruana desde el lado menos visible: desde ese mundo andino, lugar de agravios y de exclusiones, pero también espacio de mitos y de utopías. ¿Tiene hoy vigencia eso que llamó utopía andina?

Una pregunta persiguió a Alberto Flores Galindo hasta sus últimos días: ¿Qué hacer con el Perú? Una interrogante desesperada que aún hoy veinte años después de su desaparición física es imposible responder. Tal vez porque la pregunta nos conduce irremediablemente a muchas otras conjeturas e interrogantes, a las cuales el propio historiador trató de dar respuesta a lo largo de una obra que no fue tan vasta, pero sí de una originalidad y profundidad pocas veces vistas en las ciencias sociales peruanas.

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Como la mayoría de intelectuales surgidos entre las décadas del sesenta y setenta, marcados por el mayo del 68 francés, la lucha antiimperialista, la guerra de Vietnam, la revolución cubana y el régimen velasquista, Flores Galindo se sintió obligado a dar una respuesta a la crisis secular que agobiaba a la población peruana, a propugnar un cambio radical. Sentía el deber del héroe convocado a realizar grandes hazañas, dice Gonzalo Portocarrero, uno de sus grandes amigos de los últimos años. Pero a pesar de que se decía marxista, no era el típico militante dogmático. Era, más bien, alguien que trataba de responder con originalidad a los problemas del país, seducido por la lectura de los 7 ensayos de Mariátegui, y cercano al drama particular de Arguedas y su visión de una sociedad escindida entre los Andes atávicos y la modernidad de la costa criolla.

Por eso su formación académica se inició con un estudio profundo y detenido de la sociedad colonial. Producto de esas pesquisas intelectuales nacerá uno de sus libros más importantes, «Aristocracia y plebe» (1984), que es una visión desencantada de la sociedad anterior y posterior a la Independencia. Ese mundo colonial y criollo totalmente jerarquizado, donde la separación por castas, posición económica y color de piel había creado un archipiélago de grupos humanos incapaces de actuar como colectividad y menos aún como nación, en síntesis una sociedad sin alternativas.

Según Gonzalo Portocarrero, después de la ejecución de este libro, que presentaba una visión trágica y pesimista del Perú, Flores Galindo se impuso la tarea de descubrir un elemento integrador en la historia peruana que contrarrestara ese mundo negado de la Independencia, donde todos desconfiaban de todos. Es así como nace su obra cumbre, «Buscando un inca. Identidad y utopía en los andes», cuya primera versión apareció en 1986 y culminó en 1988. Estos ensayos que conforman el libro, los cuales se pueden leer de manera independiente o como conjunto, son a la vez un compromiso y un llamado para construir una memoria colectiva capaz de amalgamar un país fragmentado, dividido, profundamente desigual, de identidades múltiples, y hasta marcado por el odio y el resentimiento, como era el Perú de los ochenta -pero como también había sido el Perú de inicios de la Independencia y más atrás el Perú posterior a la Conquista: una república sin ciudadanos-.

Entonces se propuso mirar el pasado desde el presente -desde ese Perú en crisis y en plena guerra senderista en Ayacucho- para rastrear a lo largo de nuestra historia ese elemento común. Así nace la tesis de la utopía andina.

In Memorian

Alberto Flores Galindo nació en el Callao, en 1949. Murió en Lima el 26 de marzo de 1990, cuando apenas tenia 41 años de edad. Fue historiador y fundador de SUR Casa de Estudios del Socialismo.

Estudio historia en la PUCP y becado en ‘Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales de Paris. Entre sus principales obras dejo Buscando un Inca (Premio Casa de Las Américas, 1986), La tradición autoritaria, Aristocracia y plebe.

Extracto del artículo «Alberto Flores Galindo, Utopía en los andes» de ©JORGE PAREDES, publicado en el suplemento Dominical, El Comercio. Lima, 05/06/05.

Datos: La República, 26/03/2010

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