Jorge Eduardo Eielson

Campidoglio     

Usted no sabe cuánto pesa
un corazón solitario
hay noches en que la lana oscura
la lana tibia que me protege
llega hasta el cielo
y mientras duermo mientras respiro
mientras sollozo
se me derrama la leche hirviendo
sobre la cara
y entonces una máscara magnífica
con la sonrisa del rey de espadas
cubre mi llanto
y todo eso no es nada todavía
usted no me creerá
pero luchar luchar luchar
todas las noches con un tigre
hasta convertirlo en una magnolia
y despertarse
despertarse todavía y no sentirse
aún cansado y rehacer aún
raya por raya el mismo tigre odiado
sin olvidar los ojos los intestinos
ni la respiración hedionda
todo eso para mí
es mucho más fácil mucho más suave
créame usted
que arrastrar todos los días
el peso de un corazón desolado


Albergo del sole II

Un día tú un día
abrirás esa puerta y me verás dormido
con una chispa azul en el perfil
y verás también mi corazón
y mi camisa de alas blancas
pidiendo auxilio en el balcón
y verás además
verás un catre de hierro
junto a una silla de paja
y a una mesa de madera
pero sobre todo
verás un trapo inmundo
en lugar de mi alegría
comprenderás entonces
cuánto te amaba
y por qué durante siglos
miraba sólo esa puerta y dibujaba
dibujaba y miraba esa puerta
y dibujaba nuevamente
con gran cuidado
comprenderás además
por qué todas las noches
sobre mi piel cansada
entre mil signos de oro
y tatuajes y arrugas majestuosas
me hacía llorar sobre todo
una cicatriz que decía
yo te adoro yo te adoro yo te adoro

 


Librería enterrada

¿Qué libros son éstos, Señor, en nuestro abismo, cuyas hojas
Estrelladas pasan por el cielo y nos alumbran?
Verdes, inmemorables, en el humus se han abierto, quizás
Han acercado una oración a nuestros labios,
O han callado tan sólo en sus sombras, cual desconocidos.
Naturaleza que ora aún en ellos, a sus signos
De hierro se arrodilla, con flores en el vientre,
Por el humano que al pasar no los vio en el polvo,
No los vio en el cielo, en la humedad de sus grutas,
Y se vinieron abajo cual un bloque de los dioses.
Desde entonces sólo queda en ellos un verde velo
De armaduras, de brazos enjoyados y corceles que volvieron
A su nobleza de esqueleto entre sus hojas.
Y olmos abatidos, tunas de la guerra, gloria y rosa
Duermen también en ellos, cubiertos de invernal herrumbre.
Y sólo hasta sus viejas letras muy calladamente,
La sutil retama o el lirio de la orina acuden,
Y una mano azul que vuelve sus páginas de sodio
Entre las rocas, y avienta sus escamas a la Muerte.
¿Me permitiréis, Señor, morir entre estos libros, de cuyo seno,
Cubiertos de aroma, mana el negro aceite de la sabiduría?


Esposa sepultada

Encerrado en tu sombra, en tu santa sombra,
Con el agua en las rodillas, te pregunto
¿Es el peso del manzano, claveteado de estrellas,
Sobre mi corazón oscuro, o eres tú, cabeza
Fugitiva de las horas, novia mía enterrada,
La que arrastras tu cabellera incesante
Como una botella rota, por entre mi sangre?
Yo no sé, señora mía, luto de mi amor,
Si eres tú la que reinas sobre tanta ceniza,
O si es sólo tu sombra, tu velo de novia en el aire,
—Poblado de perlas, naves y calaveras—
El que inunda mi alcoba, igual que un océano.


Doble diamante

¿Conoces tu cuerpo          esfera de la noche
esfera de la noche
Huracán solar        conoces tu cuerpo
Conoces tu cuerpo      conoces
Tu admirable cabeza tus piernas moviendo
El centro miserable
De mis ojos de oro
Mis ojos de oro de mirarte
De oro de soñarte
De llorarte?
¿Conoces tu cuerpo
Fuerza de los años
Calor de los planetas?
¡Ah criatura! Tu desnudez me ahoga
Tus zapatos me queman
Días imantados son mis noches
Vacío       colmo encontrado     asilo frío. Contigo
Los astros me aburren
Las especies lloran
Muero     me levanto     clamo     vuelvo a morir
Clamando grito    entre ramas orino y fumo     caigo
Como un rayo fácilmente en tu garganta. Contigo
Sólo silencio     placa de horrores    sedimentos
Cascada inmóvil    piedra cerrada
Abismos de oro nos persiguen
Rabiosos amigos
A través de rayos    cantos    blasfemias
Soles y serpientes mundos de vidrio
Pomos perdidos
Amaneceres con lluvia       lluvia de sangre
Temperatura y tristeza.
¡Ah misteriosa! Odio tu cabeza pura
Imbécil terciopelo tigre de las alturas
Odio el círculo salado
En que te pienso oculta
Odio el peso de los días
Los pulpos que me beben gota a gota
Bebiéndote a la vez ¡somos rocío!
Los pulpos luminosos que gobiernas
Los cedros empapados por tu aliento
Los siglos de hermosura en que agonizo
La luna y mis deseos de matar
La imagen de tus labios frescos     los ríos y los montes
Los pasos encantados de mi mano
En tu garganta.
¡Ah mis 30 000 flores vivas
Suave ejército vespertino batallón perfumado!
Rotación de mi cuerpo
Hazme volver a mi cuerpo
Destrúyeme los ojos en el acto
Las uñas y los dientes sobre el fruto
Conviérteme en silencio.
Deja rodar mis lágrimas en cambio
Sobre el espejo que adoro
Sobre la viva  atroz  remota  clara
Desnudez que me disuelve
Sobre el diamante igual que me aniquila
sobre tantísimo cielo y tanta perfección enemiga
Sobre tanta inútil hermosura
Tanto fuego planetario
Tanto deseo mío.


Poesía en A mayor

estupendo Amor AmAr el mAr
y vivir sólo de Amor
y mAr
y mirAr siempre el mAr
con Amor
mAgnifico morir
Al pie del mAr de Amor
Al pie del mAr de Amor morir
pero mirAndo siempre el mAr
con Amor
como si morir
fuerA sólo no mirAr
el mAr
o dejAr de AmAr


Cuerpo en exilio

Tropezando con mis brazos
Mi nariz y mis orejas sigo adelante
Caminando con el páncreas y a veces
Hasta con los pies. Me sale luz de las solapas
Me duele la bragueta y el mundo entero
En una esfera de plomo que me aplasta el corazón
No tengo patria ni corbata
Vivo de espaldas a los astros
Las personas y las cosas me dan miedo
Tan sólo escucho el sonido
De un saxofón hundido entre mis huesos
Los tambores silenciosos de mi sexo
Y mi cabeza. Siempre rodeado de espuma
Siempre luchando
Con mis intestinos y mi tristeza
Mi pantalón y mi camisa.


Cuerpo enamorado

Miro mi sexo con ternura
Toco la punta de mi cuerpo enamorado
Y no soy yo que veo sino el otro
El mismo mono milenario
Que se refleja en el remanso y ríe
Amo el espejo en que contemplo
Mi espesa barba y mi tristeza
Mis pantalones grises y la lluvia
Miro mi sexo con ternura
Mi glande puro y mis testículos
Repletos de amargura
Y no soy yo que sufre sino el otro
El mismo mono milenario
Que se refleja en el espejo y llora


Cuerpo transparente

Completamente azul y despeinado
El corazón y la cabeza entre las nubes
Heme sin mejilla y sin mirada
Con un rayo de luna en el bolsillo
Para vivir
Uso una máscara de carne y hueso
Un cigarrillo y luego una sonrisa
O primero una sonrisa y luego un cigarrillo
Posiblemente encendido
Visto saco y pantalón planchado
Frecuento hoteles amarillos
Nadie me espera ni me conoce ni me mira
Mi cuerpo es humo materia indiferente
Que brilla brilla brilla
Y nunca es nada.

Noche oscura del cuerpo, Roma, 1955


Cuerpo de tierra

Todo lo que veo sobre la tierra
Me convence que jamás seré un hombre
Ni una mujer ni una hormiga
Y ni siquiera una persona educada
No me corto el pelo ni la barba
Sino cuando el cielo me lo pide
El cocodrilo es mi hermano querido
Las cucarachas mi única familia
Comparto con la yerba y con el sapo
El amor a la lluvia con la araña el arte
De levantar castillos de saliva
Así avanzo avanzo todavía
Generalmente en cuatro patas
Encima de dos zapatos
O debajo de un sombrero

Noche oscura del cuerpo, Roma, 1955


Cuerpo Dividido

Si la mitad de mi cuerpo sonríe
La otra mitad se llena de tristeza
Y misteriosas escamas de pescado
Suceden a mis cabellos. Sonrío y lloro
Sin saber si son mis brazos
O mis piernas las que lloran o sonríen
Sin saber si es mi cabeza
Mi corazón o mi glande
El que decide mi sonrisa
O mi tristeza. Azul como los peces
Me muevo en aguas turbias o brillantes
Sin preguntarme por qué
Simplemente sollozo
Mientras sonrío y sonrío
Mientras sollozo


Ceremonia Solitaria En Compañía De Tu Cuerpo

Penetro tu cuerpo tu cuerpo
De carne penetro me hundo
Entre tu lengua y tu mirada pura
Primero con mis ojos
Con mi corazón con mis labios
Luego con mi soledad
Con mis huesos con mi glande
Entro y salgo de tu cuerpo
Como si fuera un espejo
Atravieso pelos y quejidos
No sé cuál es tu piel y cuál la mía
Cuál mi esqueleto y cuál el tuyo
Tu sangre brilla en mis arterias
Semejante a un lucero
Mis brazos y tus brazos son los brazos
De una estrella que se multiplica
Y que nos llena de ternura
Somos un animal que se enamora
Mitad ceniza mitad latido
Un puñado de tierra que respira
De incandescentes materias
Que jadean y que gozan
Y que jamás reposan

De “Ceremonia solitaria” Roma, 1964


SER ARTISTA

Es convertir un objeto cualquiera
En un objeto mágico
Es convertir la desventura
La imbecilidad y la basura
En un manto luminoso
Es padecer día y noche
De una enfermedad deslumbrante
Es saborear el futuro
Oler la inmensidad
Palpar la soledad
Es mirar mirar mirar mirar
Es escuchar el canto de Giotto
El sollozo de Van Gogh
El grito de Picasso
El silencio de Duchamp
Es desafiar a la razón
A la época
A la muerte
Es acariciar mujer e hijos
Como si fueran telas y pinceles
Es acariciar telas y pinceles
Como si fueran armas de combate
Es acariciar armas de combate
Como si fueran tubos de colores
Es acariciar tubos de colores
Como si fueran pájaros vivos
Es pintar el cielo estrellado
Como si fuera un basural
Es pintar un basural
Como si fuera el cielo estrellado
Es vivir como un príncipe
Siendo solamente un hombre cualquiera
Es vivir como un hombre cualquiera
Siendo solamente un príncipe
Es jugar jugar jugar jugar
Es cubrirse la cabeza de azul ultramar
Es cubrirse el corazón de rojo escarlata
Es jugarse la vida por una pincelada
Es despertar todos los días
Ante una tela vacía
Es no pintar nada


ARTE POÉTICA I

He decidido escribir un poema
De cien versos nada más
Y así sin darme cuenta
Tengo ya cuatro líneas negras
Sobre esta página blanca
Que espero sume las necesarias
Antes que se me pasen las ganas
De seguir escribiendo versos
Y comience a mirar la televisión
O a observarme en el espejo
Como lo hago diariamente
Yo que me afeito lentamente
Y cuento mis arrugas con esmero
Esperando vivir largamente
Para de vez en cuando escribir
Algún poema inocente
Posiblemente
Sin mar ni muerte
Y así tengo ya justo veinte
Versos escritos con rima en ente
Que ahora son veintidós
Que es justo la edad en que gané
(Así se dice vulgarmente)
Un premio de poesía
En mi patria el Perú
(Así se dice oficialmente)
Y justo la edad también
En que me enamoré
De una muchacha vestida
En pantalones solamente
Con los cabellos rubios
Y la rima en ones
Como nuestros corazones
Tan jóvenes y tan llorones
Que nos pasábamos las noches
Amándonos en los malecones
Haciendo mil comparaciones
Entre el amor y el mar
El mar y la muerte
El amor el mar y la muerte
Con todas las variaciones
E implicaciones
Hasta volvernos cabezones
Y cerrar la rima en ones
A tropezones
Con cuarenta y seis pálidos versos
Y la tristeza pegada
A la palabra nada
Aunque nada de ello se adivine
En esta rima helada
Mientras se desliza la belleza
En bicicleta de vocales
Bajo la cascada
De consonantes para nada
Sino para completar la ansiada
Suma final de esta composición preñada
De versos tintineantes y vacíos
Que ya nada dicen de la amada
Que ya nada dicen de nada
Porque han perdido la alegría
Para decir te amo te amo te amo
Te amo te amo te amo te amo
De la primavera y de las cosas bañadas
Por la humedad celeste
Cuando una telaraña de oro se extendía
Entre nuestra juventud
Y nuestros primeros versos
Bajo las palmeras o los saxofones
Zapateando en el firmamento
Como Fred Astaire y Ginger Rogers
Mientras a nuestra espalda
En el lugar de la amada
Morían nuestros hermanos sin decir nada
Levantaban una mano cerrada
Y con la otra apretaban el gatillo
Que anunciaba la llegada de la aurora
Y el comienzo triunfal
De la rima en al
Como si escribir fuera tan sólo
Ser fundamental
Tomar un aire doctoral
Colocar la rima al final
De cada verso y pretender
De cada uno de ellos el total
De sonoridad y contenido genial
Sin darse cuenta que la poesía
Huye de los poetas
Como la llama del hollín
Y que al revés de lo que piensa fulano
En la poesía como en la vida
Lo principal (hay que ser inteligente)
No es lo que se queda
Sino lo que se va
Como amablemente enseña el oriental
Y como felizmente he llegado al final
De esta composición magistral
(A causa de la rima en al)
Que ahora consta de noventa y nueve líneas negras
Sobre papel Bond Especial


CEREMONIA SOLITARIA ALREDEDOR DE UN TINTERO

Todo el mundo huye de mi corazón
Porque parece un cocodrilo. Todo el mundo dice
Que no soy un hombre sino un árbol derribado. Nadie sabe
Que entre mis ojos de niño y mi pecho cansado
Hay solamente musgo, llanto, flores indecibles,
Versos que parecen de oro puro
Y no son sino fragmentos de una estrella de papel.
No es culpa mía si estoy hecho de cristales amargos,
De irremediable ceniza y líquidos ardientes
Que se disputan mi ternura y sin cesar empujan
Dolorosas poleas, émbolos y ruedas escarlata.
Soy solamente un puñado de tierra que tropieza,
Un insolente juguete de cabellos negros
Y dientes amarillos. No es culpa mía
Si no parezco de carne y hueso, si bajo mi sombrero
Y mi pantalón gastado palpita un cielo puro,
Si todo el mundo dice que no amo a la gente
Porque me pongo una corbata y observo el firmamento,
O porque estoy hecho de sustancias aciagas,
De sonrientes materias que sollozan y sollozan
Y sollozantes materias que sonríen y sonríen.
Soy solamente un animal que escribe y se enamora,
Un laberinto de células y ácidos azules,
Una torre de palabras que nunca llega al cielo
Porque no toca ni se apoya en los luceros,
Sino en mi pobre corazón siempre en tinieblas,
Siempre en el fondo de un tintero,
Como si fuera un cocodrilo


LO QUE QUIERO DECIR

Lo que quiero decir
Es que no tengo nada que decir
Que todo lo que digo
Lo digo solamente
Solamente lo digo
Sin decir nada
Que mis palabras son fragmentos
Balbuceos de una frase oscura
Migajas de una vieja historia
Repleta de personajes
De señores y señoras que pasean
Bajo grandes cielos mudos
Sin saber que su sonrisa
Sus vestidos y sus huesos
Paseaban tranquilamente
Hace millares de años
Y seguirán paseando todavía
Millares de años mas. Fragmentos
De una catástrofe celeste
De un insondable estornudo
Tan parecido al amor
Y hasta a la misma muerte
Que no distingue la arcilla
De la nada y nos sorprende cada día
Amarrados a una cama o una silla
Bajo la misma luz miserable
El mismo desolado torbellino
Como el balbuceo de una frase oscura
Y sin embargo centelleante
Que todo lo dice claramente
Sin decir nunca nada.


LA SONRISA DE LEONARDO ES UNA ROSA CANSADA

Soportando el peso de una sola columna y sin embargo
Aplastado por el cielo gris e imperceptible de Florencia
Observando una paloma una gota de luz en la espesura
La sombra de Brunelleschi sobre la mesa vacía
Pero encerrado para siempre en un huevo de agua y tierra
Como el pincel de Piero como la espuma
Como la suavidad el rumor de la sangre entre los pliegues de la Madonna
Pero buscando una apertura un intersticio celeste entre las nubes
Imaginando un objeto imposible
Una máscara de papel quemado al voltear una esquina
Como si el huracán viajara sobre rieles de diamante
Diciendo por ejemplo hoy está cerrado
El cafetín de al lado y la mantequilla
Apenas basta para seguir viviendo y alcanzar la salida
Girando que estoy triste que estoy triste
Insultando el mapa mundo la cúpula sublime
Cuando la verdad no deseo nada no me importa nada
Sino fumar tranquilamente al borde de la cama
Como cuando era niño y tomaba el desayuno mirando hacia delante
Mientras mi corazón que tal imbécil mi corazón
Crece y crece como un tumor de terciopelo
Pensando qué jodido el cielo qué mierda la vida
Las nubes grises los excrementos la basura
Y llorando amargamente al pie del Arno hasta caer rendido
Como Petrarca o como Dante sin volver a ver tu ombligo
Perro arrastrando entre la gente una túnica encendida
Escribiendo inútilmente que te adoro en la pared de enfrente
Dibujando el mundo entero en el espejo del barbero
Delante de tus ojos abiertos y sin embargo cubiertos
Por filamentos de algodón vespertino
Que mis manos ni mis lágrimas logran disipar
Pero sin una taza de café caliente
Ni un cigarrillo ni una estrella en el bolsillo
Y ningunas ganas de seguir mirando hacia adelante
Entrando y saliendo del mismo cine tibio como vientre de elefante
Derramando rabia y silencio sobre una esfera amarilla
Encima de cualquier objeto rosado y palpitante
Domando la perspectiva el torrente de la vida con un sola mirada
Pidiendo auxilio balbuceando implorando
Como caballo que naufraga bajo la cama revuelta
Como si tu cuerpo fuera sólo una palabra
En un poema que no comienza y no acaba
Como si no bastaran un biberón y un esqueleto
Para seguir viviendo entre líneas y entre líneas
Decirte nuevamente que te adoro que te adoro que te adoro
Que tu corazón y tu sexo son la misma cosa con sabor a paraíso
Viendo crecer la cebolla la desesperación la lujuria
El círculo de Minos en la muchedumbre y en la mano
La confusión que reina entre los hombres como un encaje ensangrentado
El mito del progreso más infame y más antiguo que la muerte
Siguiendo un hilo de saliva hasta el final del laberinto
Un saxofón de carne y hueso cuyo sonido envejece
Mientras el sol declina y la electrónica comienza
Su danza miserable alrededor de mi cabeza
Mirando finalmente el mismo cielo azul deshabitado
Y pensando que estoy loco que jamás podré alcanzarte
Que después de tanto esfuerzo tanta batalla perdida
No sería extraño que en lugar de tu Belleza
Encontrara sobre la almohada un soldado que agoniza
Intestinos y flores vivas bajo los blue-jeans raídos
Los cabellos en el suelo la pupila entre las nubes
Pero sin esperanza alguna acariciando la inmundicia
Un último canto a la materia a la divina Energía
Antes de convertirlos nuevamente en una máquina inservible
La cabeza reclinada contra un muro de ceniza
Pensando desgraciados mi cerebro es de oro puro
Mi corazón de terciopelo mi sexo de cristal
Dispuesto a morir por una rosa pero en un campo minado
Con ametralladoras y cañones de verdad
Contra la estupidez contra la tristeza
Pero sin esperanza alguna casi sin pestañear
Ni abrir la puerta del baño para no ver mi futuro
La tapa de water-closet el cepillo de dientes la pomada
Y recordar que hoy es lunes y que el amor no es nada.


FORO ROMANO

todas las mañanas cuando me despierto
el sol arde fijo en el cielo
el café con leche humea en la cocina
yo le pregunto a quien me acompaña
¿cuántas horas he dormido?
pero nadie me responde
abro los ojos y los brazos buscando un apoyo
toco mi mesa de madera y la noche cae con violencia
un relámpago apaga la luz del sol
como la luz de una vela
vuelvo a preguntar
¿el café con leche de hace siglos humea aún en el polvo?
pero nadie me responde
en la oscuridad me levanto y lo bebo
pero compruebo que la leche está helada
y el café encendido yace como el petróleo
a varios kilómetros bajo tierra:
una silenciosa columna se desploma entre mis brazos
convertida en cenizas
bruscamente el sol vuelve a elevarse
y a declinar rápidamente
en una tempestad de hojas y pájaros rojizos
dentro de mi habitación el crepúsculo brilla un instante
con sus cuatro sillas de oro en las esquinas
trato de recordar mi infancia con las manos
dibujo árboles y pájaros en el aire como un idiota
silbo canciones de hace mil años
pero otra columna de cenizas se desploma entre mis brazos
y mis manos caen cubiertas de repentinas arrugas
claramente ahora el agua del lavabo
me recuerda mis primeros baños en el río
vagos rumores desnudez perfumes viento
cerdos empapados bajo la sombra de los naranjos
¿mi memoria es quizás tan inmortal como tu cuerpo
cuando te desnudas ante mí
tú que no eres sino un pedazo de mármol
montaña de polvo
columna
reloj de ceniza
hueso sobre hueso que el tiempo avienta en mis ojos?
¿no recuerdo acaso las últimas horas de la noche
cuando te besaba enfurecido sobre mi catre de hierro
como si besara un cadáver?
yo le pregunto a quien me acompaña
amor mío velocísimo
¿cuánto tiempo ha pasado desde entonces
cuántas horas
cuántos siglos he dormido sin contemplarte?
pero nadie me responde


HE AQUÍ EL AMOR

He aquí el amor.
Repito:
He aquí el amor.
Pero mejor hablaremos de esta puerta.
Una puerta es una puerta
a la que yo golpeo día y noche,
a la que yo golpeo día y noche,
a la que yo golpeo día y noche.
Y aunque nadie responda,
y aunque nadie responda,
y aunque nadie responda,
el aire es el aire de todos los dias,
las plantas son verdes como siempre,
y el mismo cielo esférico me envuelve
lunes, martes, miércoles,jueves, viernes, sábado y domingo.
¿Pero, qué puedo yo decir del amor?
¿Qué puedo yo decir del amor?
¿Qué puedo yo decir del amor?
En cambio, esta puerta es indudable;
por ella entro y salgo día y noche
hacia los verdes campos que me esperan,
hacia el mismo cielo esférico y perenne.
¿Pero qué puedo yo decir del amor?
¿Qué puedo yo decir del amor?
¿qué puedo yo decir del amor?
Mejor sigo hablando de esta puerta.

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