Recientemente tuvimos oportunidad de visitar las áreas de contrataciones de diversas Entidades Públicas, para conocer la gestión diaria que realizan, los aspectos más frecuentes en la toma de sus decisiones así como los puntos más sensibles en la cadena de abastecimiento. Advertimos que existen aspectos que se traducen en denominadores comunes en todas las Entidades y que trascienden la aplicación automática de la normativa llevándola a un plano de soluciones basadas en la eficiencia.
Ante ello podemos establecer que dentro del sistema de Contrataciones del Estado existen temas que por la reiterancia en la práctica o por el impacto en las decisiones que se adopten generan una expectativa de uniformidad en los destinatarios (proveedores). El impacto directo de cada gestión se medirá en la participación de los privados en el mercado de las compras públicas.
Podemos advertir que la noción de uniformidad y predictibilidad en las decisiones tiene un efecto inmediato en la percepción de los proveedores y de su interés de participar en las contrataciones del Estado.
De ese modo, aquella Entidad que varíe constantemente sus criterios o decisiones ante supuestos similares estará creando un desincentivo en el mercado, cuyo efecto será una menor competencia. Asimismo, al no mantener una posición uniforme el costo y riesgo de la transacción se incrementa, pues el interesado debe proyectarse a todos los escenarios posibles.
Es importante que las Entidades, en particular las áreas de logística, no sólo velen por el cumplimiento estricto de la norma sino que en aquellos casos en los que la norma brinda rangos de interpretación se desarrollen fórmulas razonables y uniformes que permitan responder ante circunstancias futuras y similares.
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