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Ficción televisiva en el Perú

El Observatorio Íbero-americano de Ficción Televisiva (OBITEL) es una red internacional que reúne grupos de investigación de 12 países con el objetivo de observar la producción de ficción televisiva en dichos países. Recientemente, ha publicado su último anuario, OBITEL 2017, en la que se ha hecho una revisión de los 10 años del Observatorio. Nos enorgullece contarles que el Grupo Observatorio de Audiovisual Peruano (OAP-PUCP) ha participado en esta edición con un artículo titulado Perú: menos títulos, más reprises, que fue posible gracias al financiamiento que ganó el grupo en el Concurso Anual de Proyectos de Investigación (CAP) 2015.

El OAP-PUCP es un grupo de nuestra Universidad que estudia, en líneas generales, la producción televisiva peruana, las representaciones sociales y los productos transmediáticos. Se fundó en el 2012 y está conformada por tres profesores de nuestro Departamento –James Dettleff, Giuliana Cassano y Guillermo Vásquez–, dos pre docentes y 6 alumnas de pregrado.

¿Cuáles son las conclusiones más importantes de la investigación?

“Una de las conclusiones principales es que la televisión peruana es altamente cambiante. Los canales son muy propensos a sacar cualquier cosa que no les funcione como ellos esperan inmediatamente, como que les da miedo. No hay políticas muy claras, sino que más bien son muy reactivos a lo que va a suceder. En cuanto a la ficción, es que es el producto de mayor sintonía constante. Es decir, obviamente, el partido de Perú con Colombia ha hecho muchísimo más rating, pero es un día, es una sola vez. Si tú buscas productos que sean vistos todos los días, la ficción peruana ocupa en el Perú los lugares más importantes”, comenta el profesor James Dettleff.

“Otra idea es que la ficción es cara. Es decir, si tú pones a dos personas conversando un tema de actualidad en televisión, tienes el set de televisión, los camarógrafos son de planta, las luces están colocadas. Pero si vas a invertir en ficción y quieres que sea rentable, incluso tienes que competir con el mercado internacional porque llegan ficciones de otros países al Perú. Las novelas turcas, por ejemplo, con escenarios casi exóticos, de ensueño. Por lo tanto, el producto debe funcionar y debe funcionar rápidamente”, añade la profesora Giuliana Cassano.

“Ha habido muchos cambios en estos últimos años. América se ha convertido, con muy pocas excepciones, en el canal de las ficciones peruanas. Lo cual es un poco riesgoso porque es el único sitio donde la ficción está funcionando. Además, otro detalle importante es que los canales han dejado de ser quienes producen. Ahora, quienes producen son productoras independientes como Del Barrio, entre otras”, puntualiza JD.

¿Qué dice la ficción sobre nosotros? ¿Cómo la universidad o la academia aporta en relación a cómo se hace la ficción en el Perú?

“Antes de la llegada de la novela turca, existían una serie de representaciones. Primero, una serie de ficciones empezaron a poner como protagonistas a los peruanos que antes no eran parte de la televisión (o que se veían en papeles secundarios) y los representaban de diferente forma. De maneras mucho más positivas, creemos nosotros, en algunos casos. Hay de todo. Segundo, sobre todo al inicio de esta década, empieza a crearse todo un discurso del peruano emprendedor, que venía desde la década anterior, pero que aparece con mucha mayor fuerza. Es decir, el peruano que, a partir de saber cocinar, coser, cantar o saber algo que lo reconoce como peruano (no es que sepa cantar pop indie en inglés) sale adelante. Un esfuerzo totalmente personal. Ese discurso tuvo mucha fuerza y empezó a tener bastante constancia en diferentes producciones de diferentes canales.

La llegada de la telenovela turca trastoca eso porque es un tipo de relato muy clásico. Entonces, ante el éxito que tuvieron estas novelas, los otros relatos ya no están tan presentes como antes. Muchos, más bien, han regresado al relato o melodrama más clásico. Eso es algo que notamos. Creemos que han dado un paso para atrás, afortunadamente, sin haber desaparecido del todo”, afirma JD.

“Por otro lado, a nivel de género, las representaciones femeninas y masculinas (y no entro a otras representaciones porque son pocas como para hacer afirmaciones generales) en el discurso de lo melodramático empiezan a plantearse de manera más equitativa, donde el clásico personaje masculino violento, golpeador está más bien anclado con los sujetos negativos de los relatos: los villanos.

¿Cómo dialogamos con el mercado de afuera o hacia dónde vamos? La Academia peruana mira desde hace un tiempo las telenovelas. Pero se observan estos discursos melodramáticos con cierta reticencia porque se considera que es más importante estudiar la literatura o el cine. Felizmente, la Universidad nos ha dado el espacio para investigar y eso nos ha permitido generar vínculos. Hemos hecho presentaciones para IBOPE MEDIA, por ejemplo. Mantenemos un diálogo con algunas gerencias de producción de canales como Latina o con productoras como Del Barrio. No es algo que se queda con nosotros, sino que son material para los distintos cursos que enseñamos. Sale al mercado local y eso nos parece sumamente importante”, señala GC.

“Efectivamente, hay un discurso de desdén hacia la televisión y el problema es que se generaliza. No podemos decir que nuestra televisión es perfecta o ejemplar, pero no se pueden poner en un mismo paquete todos los contenidos televisivos. Hay algunas ideas o discursos que la televisión está trayendo de la mano. Por ejemplo, toda esta campaña de #NiUnaMenos que se estaba trabajando desde las ficciones de América. Esas promociones de los actores apoyando este tipo de campañas permite que haya algo más que la simple ficción. Creo que algunos de estos ejemplos valen la pena ponerlos sobre la mesa”, añade el profesor Guillermo Vásquez.

“Como dice Willy, no toda la televisión es buena, pero creo que hay cosas que sí; y, quizá, si empezamos a observarlas, de repente podemos contagiar otros espacios porque es una ficción que tiene mucho rating: o sea, 35 o 40 puntos de rating significa que un montón de gente está mirando eso”, agrega GC.

¿Qué proyectos tienen como grupo ahora?

“Finalizamos este año un proyecto de revisión de la televisión nacional. Es decir, qué es lo que ha pasado por la televisión en estos últimos 15 años en ficción y no ficción. Hemos estado levantando información sobre los tipos de programas que se han estado dando, cuáles son los contenidos, cómo ha ido variando. Se está terminando de procesar los últimos datos y hemos empezado la escritura del borrador del informe. En eso estamos abocados ahora. Es parte del proyecto que ganamos en el Concurso Anual de Proyectos de Investigación (CAP) 2015 y debe terminar en un libro”, señala JD.