Varios medios soltaron a la ligera que un par de “adolescentes fingen secuestro inspiradas en La rosa de Guadalupe”. Sin reflexionar sobre los derechos de los niños, ni sobre los principios éticos de la presunción de inocencia, a lo mucho se intentó criticar a las series televisiva por sus contenidos.

Por Jorge Tirzo*

 

En realidad todo quedó en un titular de los que ahora se llaman “virales”, efectivos para lograr muchos clics. Todo a costa de varios actos de periodismo chatarra.

-¿Y cómo se les ocurrió esta idea?
-Vi en una serie que habían hecho algo así y se me ocurrió que podría hacerlo.
-¿Qué serie televisiva vistes (sic) para agarrar y hacer una copia de eso?
-La rosa de Guadalupe

Ella es una menor de edad con la cabeza agachada. Frente a ella, un reportero vestido con chaleco beige y un micrófono de Televisa. El video capta su rostro y las notas registran su nombre aunque sea una niña. El reportero la enjuicia, le pregunta si se arrepiente, le pide que les mande un mensaje a sus padres. Ella, al borde del llanto, dice que se arrepiente. El micrófono de Televisa, la misma empresa que produce La rosa de Guadalupe, no se mueve ni un centímetro. 

Incluso TVyNovelas, editada por Grupo Televisa, consignó en su sitio web el caso: “Rosa de Guadalupe inspiró a jóvenes a fingir secuestro”. Inspiró. Como si fuera algo loable. El video como se puede ver pretende ser una crítica a las telenovelas. 

Para ver el video inkgrese ala siguinete link:

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Usar la tragedia con fines didácticos no es nuevo. Si Edipo se saca los ojos tras cometer incesto es en parte para dejar una lección moral al espectador. La famosa catársis griega es una forma de sufrir en cabeza ajena como una vía de autoliberación. La rosa de Guadalupe, claro que sin la profundidad de Sófocles, pretende ser una serie que haga más o menos lo mismo.

Todos sus capítulos siguen la misma estructura. Una persona común (un estudiante, un ama de casa, un empresario) comete actos moralmente cuestionables (una mentira, una infidelidad, un robo) hasta llegar al límite del tormento interno y externo (sentimiento de culpa, cárcel, demencia). Así transcurre la primera mitad del capítulo, hasta que alguien le pide ayuda a la virgen de Guadalupe.
Entonces aparece la imagen de la “morenita del Tepeyac” y una rosa materializada milagrosamente. Justo en el peor momento, alguno de los personajes experimenta un momento de éxtasis místico que visualmente se ve como un vientecillo que los despeina mientras suena una musiquilla melodramática. El personaje principal recibe una segunda oportunidad y encuentra la manera de solucionar el conflicto. El capítulo termina con una moraleja pronunciada de forma explícita.

Los medios no dijeron ni qué capítulo de La Rosa de Guadalupe había inspirado a las adolescentes mexicanas. Al parecer se trata de “La luz de la verdad”, transmitido en abril de 2013 por el Canal 2 de Televisa, la frecuencia especializada en telenovelas y con mayor alcance a nivel nacional.

Para ver el video inkgrese ala siguinete link:

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En ese episodio, una adolescente que suele mentir a sus padres para escapar a fiestas donde bebe a escondidas, finge su propio secuestro para evitar que descubran que había dormido en otra casa sin permiso. Su mentira ocasiona que los jóvenes que organizaron la fiesta en dicha casa terminen en la cárcel acusados por secuestrar a la protagonista. La madre de una de las afectadas le pide a la virgen de Guadalupe que todo se aclare, así que una noche la joven -atormentada por la culpa- decide confesar que todo fue una mentira. La joven acepta ante las autoridades que mintió, por lo que debe ir a un consejo tutelar para menores que la deja libre inmediatamente. Los acusados salen de la cárcel, los padres perdonan a la hija, la protagonista entiende la lección y todo se resuelve. La moraleja del episodio es: “Mentir nos encarcela y no nos liberaremos de sus sombras hasta que confesemos y vivamos siempre bajo la luz de la verdad”.

Según consignan las notas periodísticas, en la vida real la historia fue muy similar pero el final aún está por verse. Según El Diario de Juárez: “Pretendían obtener dinero para adquirir ropa y celulares, para lo cual planearon el plagio de una de ellas durante la hora del receso”. La adolescente que fingió su secuestro al parecer había peleado con su madre, por lo que “quería darle un susto”. Así que en complicidad con su amiga llamó a sus padres para pedirles un depósito bancario. Sin embargo, el novio de una de ellas las habría delatado ante la autoridad, por lo que fueron detenidas por la Fiscalía General del Estado de Chihuahua. O al menos eso dicen los medios.

Sería muy reduccionista decir que ver un suceso en televisión es suficiente para cometerlo en la vida real. Muchos hemos leído Edipo Rey y no somos incestuosos ni nos hemos sacado los ojos. Creo que hemos dejado bastante atrás la teoría de la “aguja hipodérmica” que planteaba que los receptores eran pasivos y fácilmente influenciables ante los medios. En tiempos de web 2.0, prosumidores y dispositivos móviles, la cosa no es exactamente igual que cuando La guerra de los mundos de Orson Welles hacía temer a los estadounidenses que una invasión extraterrestre estuviera ocurriendo realmente. Los medios que criticaron que La rosa de Guadalupe promueve acciones cuestionables, le restaron atención a otros vicios mediáticos.

Un medio argentino incluso tropezó al confundir el caso real con el ficticio. El Diario Noticias consignó la historia de La Rosa de Guadalupe como si fuera verídica. Al parecer los editores decidieron borrar esa nota, pero la URL y la caché de Google aún lo consignan: “La chica llego a casa mucho después de lo acordado afirmando que 6 de los asistentes a la fiesta la retenían y no la dejaban irse, no dudo en usar el término <<secuestro>> y sus padres creyeron conveniente ir a denunciar lo ocurrido a la policía”, cosa que ocurrió en la televisión, pero no en la realidad. 

¿Por qué aparece en los titulares La rosa de Guadalupe si en la mayoría de los cuerpos de las notas periodísticas ni siquiera se menciona dicho programa? ¿Cuántos se tomaron la molestia de ver el capítulo en cuestión? ¿Era necesario presentar los rostros de las niñas y exhibirlas como delincuentes? ¿Se investigó si realmente esa línea de investigación coincide con la verdad? ¿Por qué se acusa de ocasionar la conducta indebida a la televisión antes que a la falta de vigilancia por parte de los adultos responsables?

No es por defender a La rosa de Guadalupe, pues también tiene sus cosas cuestionables: La calidad histriónica de sus actores, la inverosimilitud de sus diálogos, la simplificación de problemas sociales serios, los contenidos extremadamente moralinos que a veces caen en los estereotipos discriminatorios, el enjuiciamiento a conductas que no necesariamente son punibles, las pocas bases científicas que tienen algunos de los episodios, etc. Ejemplo de ello es un episodio donde se acusa a una madre de ocasionar que su hija fume mariguana durante la adolescencia por el mero hecho de que ella consumió dicha droga durante el embarazo.

Lo que es totalmente cierto es que hacen falta muchos más contenidos de calidad que fomenten una cultura igualitaria y democrática. Televisa no ha contribuido mucho a ello ni en el periodismo ni en la ficción. Por ello termina protagonizando casos como este, donde uno de sus reporteros atestigua a una menor que dice inspirarse en uno de sus propios programas para mentir. Sin embargo, acusar al programa de televisión de ocasionar un falso secuestro es como culpar a los videojuegos de crear violencia, al uso de minifaldas de ocasionar violaciones, a los corridos de promover el narcotráfico, etc, etc, etc. Falacias post hoc o de “causa falsa”.

Terminar citando una moraleja de La rosa de Guadalupe probablemente no sea tan socialmente bien visto, pero quizás vale la pena reiterar las controvertidas palabras: “Mentir nos encarcela y no nos liberaremos de sus sombras hasta que confesemos y vivamos siempre bajo la luz de la verdad”. Lo mismo vale para los jóvenes que mienten (si es que realmente mintieron) que para los medios que mienten indiscriminadamente a través de falacias y conductas cuestionables.

**Jorge Tirzo es escritor y periodista. Director ejecutivo de la Fundación Manuel Buendía y subdirector de la Revista Mexicana de Comunicación. Colaborador de El Viajero de El País. Twitter: @ztirzo Web: tirzo.com.mx

Fuente: Radio nederland

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