Vie, 14/05/2010 – 20:14
No hay nada más imaginativo que los argumentos de un caballero a la hora de justificar una infidelidad. Que “ella me obligó”, que “así somos los hombres”, que “tú me tenías abandonado”, son solo unas muestras de la asombrosa creatividad del macho para minimizar sus deslices.
Sin embargo, unos especialistas de la Universidad Autónoma de México han investigado sobre los verdaderos motivos de la infidelidad –y no solo la masculina–y han hecho algunos descubrimientos interesantes.
Según el estudio, hecho por especialistas del Instituto de Investigación en Psicología Clínica y Social y de la Facultad de Psicología de la UNAM, los hombres perpetran la infidelidad, en primer lugar, por las características físicas de la otra mujer. Es decir, pesa mucho si la “otra” está apetecible o no.
Pero, también, los hombres estudiados señalaron motivos menos frívolos: problemas de comunicación, insatisfacción sexual, falta de amor, falta de higiene de su pareja, problemas económicos y, por último, “el desquite” o la revancha, en caso de haber sufrido el engaño de sus parejas.
¿Y las mujeres? Ellas tienen seis motivos básicos para lanzarse a la piscina de la infidelidad: problemas de comunicación con la pareja, insatisfacción sexual, falta de amor, dinero y, al igual que ellos, “el desquite ante una infidelidad de la pareja”.
¿Y acaso el físico del “otro” no pesa entre las mujeres? Por supuesto que sí, pero, al parecer, no es tan determinante como en el caso de los hombres.
Carlos Caudillo, líder del estudio, explica que las razones por las cuales hombres y mujeres son infieles son de distinta índole: “Los hombres son adúlteros para refrendar su hombría, ellos buscan el placer que otorga una relación sexual. Además, por cuestión filogenética, el hombre busca reproducirse y cuantas más veces sea, mejor. Claro que esto es a nivel inconsciente. En cambio, la mujer busca más el cariño que a lo mejor no encuentra en la relación conyugal, aunque tampoco se puede descartar la venganza tras haber sido engañada: en síntesis, el hombre busca placer y la mujer afecto”.
En cuanto a cuál de los dos géneros tiende más a la infidelidad, no cabe duda: el masculino (aunque las mujeres ahora les pisan los talones). “Las razones son genéticas y culturales, porque esta conducta se vio favorecida a través de los siglos, donde el hecho de poseer a varias mujeres era sinónimo de poder y masculinidad. En cambio, la mujer infiel era condenada de muchas maneras.
No obstante, ahora que la situación de género se ha equilibrado, podemos ver que la infidelidad en las mujeres ha tenido un incremento notable”, explica el investigador.
Dónde, cómo y quién
Pero una condición que propicia la infidelidad es, sin duda, el ambiente en el que se origina y, en ese sentido, el escenario más frecuente es el centro de trabajo. “Los lugares más propicios para la infidelidad son los centros de trabajo, donde es ‘tolerado el adulterio’. También ha habido un notable incremento en los clubes o gimnasios, y por supuesto, en los centros de diversión”, explica Caudillo al respecto.
Pero la verificación más importante del estudio es que, por lo menos en México (país tan latino como el nuestro), los porcentajes de la infidelidad femenina se han disparado y se piensa que el 15 por ciento de las esposas y 25 por ciento de los esposos tienen o han tenido relaciones extramaritales alguna vez en su vida.
Sin embargo, cuando se trata de “aventuras emocionales”, es decir sin sexo de por medio, las cifras se incrementan: 35% de las mujeres y 45% en los hombres.
Datos
15% de esposas y 25% de esposos han tenido relaciones extramaritales, pero cuando se trata de aventuras emocionales, sin sexo, las cifras suben a 35% y 45%.
Fuente: La república