Month: julio 2009

La rosa de Guadalupe: Una de mentiras y secuestros

Varios medios soltaron a la ligera que un par de “adolescentes fingen secuestro inspiradas en La rosa de Guadalupe”. Sin reflexionar sobre los derechos de los niños, ni sobre los principios éticos de la presunción de inocencia, a lo mucho se intentó criticar a las series televisiva por sus contenidos.

Por Jorge Tirzo*

 

En realidad todo quedó en un titular de los que ahora se llaman “virales”, efectivos para lograr muchos clics. Todo a costa de varios actos de periodismo chatarra.

-¿Y cómo se les ocurrió esta idea?
-Vi en una serie que habían hecho algo así y se me ocurrió que podría hacerlo.
-¿Qué serie televisiva vistes (sic) para agarrar y hacer una copia de eso?
-La rosa de Guadalupe

Ella es una menor de edad con la cabeza agachada. Frente a ella, un reportero vestido con chaleco beige y un micrófono de Televisa. El video capta su rostro y las notas registran su nombre aunque sea una niña. El reportero la enjuicia, le pregunta si se arrepiente, le pide que les mande un mensaje a sus padres. Ella, al borde del llanto, dice que se arrepiente. El micrófono de Televisa, la misma empresa que produce La rosa de Guadalupe, no se mueve ni un centímetro. 

Incluso TVyNovelas, editada por Grupo Televisa, consignó en su sitio web el caso: “Rosa de Guadalupe inspiró a jóvenes a fingir secuestro”. Inspiró. Como si fuera algo loable. El video como se puede ver pretende ser una crítica a las telenovelas. 

Para ver el video inkgrese ala siguinete link:

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Usar la tragedia con fines didácticos no es nuevo. Si Edipo se saca los ojos tras cometer incesto es en parte para dejar una lección moral al espectador. La famosa catársis griega es una forma de sufrir en cabeza ajena como una vía de autoliberación. La rosa de Guadalupe, claro que sin la profundidad de Sófocles, pretende ser una serie que haga más o menos lo mismo.

Todos sus capítulos siguen la misma estructura. Una persona común (un estudiante, un ama de casa, un empresario) comete actos moralmente cuestionables (una mentira, una infidelidad, un robo) hasta llegar al límite del tormento interno y externo (sentimiento de culpa, cárcel, demencia). Así transcurre la primera mitad del capítulo, hasta que alguien le pide ayuda a la virgen de Guadalupe.
Entonces aparece la imagen de la “morenita del Tepeyac” y una rosa materializada milagrosamente. Justo en el peor momento, alguno de los personajes experimenta un momento de éxtasis místico que visualmente se ve como un vientecillo que los despeina mientras suena una musiquilla melodramática. El personaje principal recibe una segunda oportunidad y encuentra la manera de solucionar el conflicto. El capítulo termina con una moraleja pronunciada de forma explícita.

Los medios no dijeron ni qué capítulo de La Rosa de Guadalupe había inspirado a las adolescentes mexicanas. Al parecer se trata de “La luz de la verdad”, transmitido en abril de 2013 por el Canal 2 de Televisa, la frecuencia especializada en telenovelas y con mayor alcance a nivel nacional.

Para ver el video inkgrese ala siguinete link:

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En ese episodio, una adolescente que suele mentir a sus padres para escapar a fiestas donde bebe a escondidas, finge su propio secuestro para evitar que descubran que había dormido en otra casa sin permiso. Su mentira ocasiona que los jóvenes que organizaron la fiesta en dicha casa terminen en la cárcel acusados por secuestrar a la protagonista. La madre de una de las afectadas le pide a la virgen de Guadalupe que todo se aclare, así que una noche la joven -atormentada por la culpa- decide confesar que todo fue una mentira. La joven acepta ante las autoridades que mintió, por lo que debe ir a un consejo tutelar para menores que la deja libre inmediatamente. Los acusados salen de la cárcel, los padres perdonan a la hija, la protagonista entiende la lección y todo se resuelve. La moraleja del episodio es: “Mentir nos encarcela y no nos liberaremos de sus sombras hasta que confesemos y vivamos siempre bajo la luz de la verdad”.

Según consignan las notas periodísticas, en la vida real la historia fue muy similar pero el final aún está por verse. Según El Diario de Juárez: “Pretendían obtener dinero para adquirir ropa y celulares, para lo cual planearon el plagio de una de ellas durante la hora del receso”. La adolescente que fingió su secuestro al parecer había peleado con su madre, por lo que “quería darle un susto”. Así que en complicidad con su amiga llamó a sus padres para pedirles un depósito bancario. Sin embargo, el novio de una de ellas las habría delatado ante la autoridad, por lo que fueron detenidas por la Fiscalía General del Estado de Chihuahua. O al menos eso dicen los medios.

Sería muy reduccionista decir que ver un suceso en televisión es suficiente para cometerlo en la vida real. Muchos hemos leído Edipo Rey y no somos incestuosos ni nos hemos sacado los ojos. Creo que hemos dejado bastante atrás la teoría de la “aguja hipodérmica” que planteaba que los receptores eran pasivos y fácilmente influenciables ante los medios. En tiempos de web 2.0, prosumidores y dispositivos móviles, la cosa no es exactamente igual que cuando La guerra de los mundos de Orson Welles hacía temer a los estadounidenses que una invasión extraterrestre estuviera ocurriendo realmente. Los medios que criticaron que La rosa de Guadalupe promueve acciones cuestionables, le restaron atención a otros vicios mediáticos.

Un medio argentino incluso tropezó al confundir el caso real con el ficticio. El Diario Noticias consignó la historia de La Rosa de Guadalupe como si fuera verídica. Al parecer los editores decidieron borrar esa nota, pero la URL y la caché de Google aún lo consignan: “La chica llego a casa mucho después de lo acordado afirmando que 6 de los asistentes a la fiesta la retenían y no la dejaban irse, no dudo en usar el término <<secuestro>> y sus padres creyeron conveniente ir a denunciar lo ocurrido a la policía”, cosa que ocurrió en la televisión, pero no en la realidad. 

¿Por qué aparece en los titulares La rosa de Guadalupe si en la mayoría de los cuerpos de las notas periodísticas ni siquiera se menciona dicho programa? ¿Cuántos se tomaron la molestia de ver el capítulo en cuestión? ¿Era necesario presentar los rostros de las niñas y exhibirlas como delincuentes? ¿Se investigó si realmente esa línea de investigación coincide con la verdad? ¿Por qué se acusa de ocasionar la conducta indebida a la televisión antes que a la falta de vigilancia por parte de los adultos responsables?

No es por defender a La rosa de Guadalupe, pues también tiene sus cosas cuestionables: La calidad histriónica de sus actores, la inverosimilitud de sus diálogos, la simplificación de problemas sociales serios, los contenidos extremadamente moralinos que a veces caen en los estereotipos discriminatorios, el enjuiciamiento a conductas que no necesariamente son punibles, las pocas bases científicas que tienen algunos de los episodios, etc. Ejemplo de ello es un episodio donde se acusa a una madre de ocasionar que su hija fume mariguana durante la adolescencia por el mero hecho de que ella consumió dicha droga durante el embarazo.

Lo que es totalmente cierto es que hacen falta muchos más contenidos de calidad que fomenten una cultura igualitaria y democrática. Televisa no ha contribuido mucho a ello ni en el periodismo ni en la ficción. Por ello termina protagonizando casos como este, donde uno de sus reporteros atestigua a una menor que dice inspirarse en uno de sus propios programas para mentir. Sin embargo, acusar al programa de televisión de ocasionar un falso secuestro es como culpar a los videojuegos de crear violencia, al uso de minifaldas de ocasionar violaciones, a los corridos de promover el narcotráfico, etc, etc, etc. Falacias post hoc o de “causa falsa”.

Terminar citando una moraleja de La rosa de Guadalupe probablemente no sea tan socialmente bien visto, pero quizás vale la pena reiterar las controvertidas palabras: “Mentir nos encarcela y no nos liberaremos de sus sombras hasta que confesemos y vivamos siempre bajo la luz de la verdad”. Lo mismo vale para los jóvenes que mienten (si es que realmente mintieron) que para los medios que mienten indiscriminadamente a través de falacias y conductas cuestionables.

**Jorge Tirzo es escritor y periodista. Director ejecutivo de la Fundación Manuel Buendía y subdirector de la Revista Mexicana de Comunicación. Colaborador de El Viajero de El País. Twitter: @ztirzo Web: tirzo.com.mx

Fuente: Radio nederland

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Nicaragua, la barrera contra el avance de las maras

Juan Carlos Pérez Salazar

BBC Mundo, Ciudad de México

Viernes, 31 de mayo de 2013

 

Maras. Foto Getty ImagesSe cree que los integrantes de las maras en América Central pueden llegar a cien mil.

En menos de dos décadas, las pandillas maras se convirtieron en una de las organizaciones criminales trasnacionales más exitosas de América Latina al saltar desde su base en Los Angeles, Estados Unidos, a varios países centroamericanos.

Debido a su crecimiento arrollador, hay quienes argumentan que el término mara viene de marabunta, las feroces hormigas migratorias que arrasan todo a su paso.

Sea o no ese el origen de la palabra -que en muchos lugares ya es sinónimo de pandilla-, las maras se extendieron como voraz marabunta por Guatemala, El Salvador y Honduras, donde se estima que tienen unos 100 mil pandilleros. También han llegado al sur de México.

Y acompañando su paso, en los países centroamericanos se dispararon los índices de criminalidad, encabezados por el asesinato. En 2012, los dos países con mayor tasa de homicidios a nivel mundial fueron Honduras y El Salvador. Y la ciudad hondureña de San Pedro Sula es considerada la más peligrosa del planeta.

Sin embargo, a medida que las maras seguían su irresistible marcha hacia el sur, un fenómeno interesante apareció: por el momento no han podido avanzar más allá de Honduras.

Y el motivo tiene nombre propio y ubicación geográfica: Nicaragua.

Un poco de historia

Esto se detectó hace ya varios años. En 2008, durante una reunión de directores de migración de Centroamérica, el de Costa Rica, Mario Zamora, dijo:

“Nicaragua se ha convertido en una especie de escudo inexpugnable para las maras. Hay que analizar qué es lo que está detrás de ese fenómeno, el que Nicaragua sea una barrera de las maras. Gracias a ellos no nos han llegado a Costa Rica”.

Pero, ¿cuál es la razón?

“Nicaragua se ha convertido en una especie de escudo inexpugnable para las maras”

Mario Zamora, director de Migración de Costa Rica

Para encontrarla hay que remontarse a la génesis de las maras en Centroamérica, a principios de los años ’90, cuando George Bush padre, entonces presidente de EE.UU., autorizó la deportación de cientos de jóvenes de origen centroamericano que se encontraban en las cárceles estadounidenes.

Muchos de ellos habían crecido en Estados Unidos y no entendían una palabra de español. Sin embargo, al ser hijos de indocumentados, fueron expulsados.

En su reportaje “Barrio 18, apogeo y caída de una pandilla” los periodistas José Luis Sanz y Carlos Martínez hacen un extraordinario recuento de la llegada de esos jóvenes a El Salvador.

“Esa fue la primera vez que vio a los bajados. (…) Ese modo de vestir, de llevar el cabello, esos tatuajes tan… tan de allá. Llevaban pantalones Dickies y Ben Davis, camisas holgadas, y se llamaban por nombres geniales como Whisper, Sniper, o Spanky. (…) ¿Cómo no acercarse?”.

Pronto los “bajados”, además de despertar admiración, se apoderaron de los territorios y los conflictos de los lugareños. Desde allí empezaron a construir su imperio y a extenderse.

Indocumentados, pero distintos

Y es aquí donde comienzan las diferencias con Nicaragua.

El periodista e investigador Steven Dudley, uno de los directores del sitio de internet InSight, que le hace seguimiento al crimen organizado en Latinoamérica y el Caribe, dice a BBC Mundo que uno de los factores fue el tratamiento que en Estados Unidos se dio a los inmigrantes nicaragüenses.

“Durante los años ’80 no se le dio una recepción similar a los refugiados que venían de diferentes países centroamericanos. A los nicaragüenses se les dio la bienvenida, mientras que de Costa Rica y Panamá no llegaron demasiados”.

A los salvadoreños -en especial-, pero también a hondueños y guatemaltecos, desde el principio se les consideró como “indeseables”.

“Eso hizo que muchos terminaran en la cárcel o involucrados con bandas”, agrega Dudley a BBC Mundo.

Y la razón por la que los inmigrantes de Nicaragua -así fueran indocumentados- eran bienvenidos fue puramente política:

Maras. Foto Getty ImagesEl fenómeno de las maras se originó en barrios hispanos de Estados Unidos.

Como el gobierno de su país (al igual que el de Cuba), era considerado enemigo de Estados Unidos -los sandinistas estaban en el poder y la administración del entonces presidente estadounidense Ronald Reagan apoyaba a los rebeldes antisandinistas conocidos como Contras-, los emigrantes nicaragüenses eran vistos como personas que escapaban del régimen y por eso recibían asilo político.

Aunque las deportaciones de centroamericanos empezaron en los 90′, continuaron con fuerza durante la década de 2000.

En su artículo Gangs, deportation and violence in Central America, Dudley revela que “entre 2001 y 2010 Estados Unidos deportó a 129.726 criminales convictos a Centroamérica, más del 90% al ‘Triángulo del Norte’. Sólo Honduras -un país con población similar a la de Haití- recibió 44.042 deportados en ese período”.

“Las cifras son apabullantes” dice Dudley a BBC Mundo. “Casi cualquier país habría hallado difícil lidiar con esas cantidades. Además, la información que debería pasarse entre gobiernos cuando ocurre una deportación de criminales, no se intercambió”.

Resultado: los gobiernos centroamericanos quedaron con un número enorme de criminales en sus manos y sin ninguna información sobre sus expedientes, ni siquiera a qué pandilla pertenecían.

La razón social

Francisco Bautista Lara -uno de los fundadores de la Policía en la Nicaragua postsomocista y exsubdirector y excomisionado de la misma- está de acuerdo en que el tratamiento diferente a sus compatriotas por parte de EE.UU. contribuyó a que las maras no encontraran terreno abonado en su país.

Pero cree que hay algo igual -o más- importante: los cambios sociales e institucionales generados en Nicaragua después de la revolución de 1979 que llevó al poder a los sandinistas.

“Si Nicaragua tiene niveles de desarrollo humano y de fragilidad institucional parecidos a los del norte de Centroamérica y también tuvo un conflicto armado, ¿por qué sus cifras delictivas se parecen más a las del sur?”.

La razón, repite a BBC Mundo, está en que “la revolución creó instituciones distintas a las que continuaron existiendo en los países vecinos”.

Agrega que también hay factores culturales: “Yo diría que Nicaragua y sus ciudades son grandes pueblos, donde todo mundo se conoce y la confianza interpersonal no se ha perdido, como sí sucedió en otros países de la región. Al contrario, la revolución del 79 fortaleció mecanismos de participación”.

Más deportados que en Centroamérica

A pesar de las enormes cifras de deportaciones de EE.UU. a Centroamérica que cita Steven Dudley, las que se han realizado hacia México son mucho mayores.

“Entre 2001 y 2010, Estados Unidos deportó 779.968 criminales a México”, afirma Dudley en su artículo Gangs, deportation and violence in Central America.

Steven Dudley también destaca cómo el gobierno de Nicaragua, a diferencia de otros en la región, trabaja más desde las bases hacia arriba.

Esto convirtió a la sociedad nicaragüense en una intrincada malla de relaciones y solidaridad que le fue imposible penetrar a las maras.

Y en medio del panorama desolador que se observa en los países del norte de América Central, Bautista Lara -quien ahora se desempeña como consejero regional de organismos como el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)- ve luces de esperanza: luego de un máximo de 18.000 casos en 2010, los homicidios han venido disminuyendo.

Además están las negociaciones con las maras en El Salvador y Honduras. Todo esto, piensa Bautista, muestra que las pandillas están pasando por una fase de agotamiento natural, “de un proceso de descomposición que ha llegado a los límites tolerables”. Por eso cree que si los gobiernos actúan con responsabilidad, puede lograrse la desintegración de las maras.

Ningún organismo social vive para siempre. Ni siquiera la temible marabunta.

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Fuente:BBC Mundo

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