Publicado el : 22 de septiembre 2011 – 4:05 de la tarde
| Por Michel Walraven (Foto: clipart)

De ahora en más, está bien ser sexualmente “diferente” en las fuerzas armadas estadounidenses. Gays, lesbianas, bisexuales y transexuales tienen los mismos derechos legales que sus colegas heterosexuales.

El 20 de septiembre, el presidente Barack Obama puso fin a la política de “No pregunte, no diga” implantada en 1993 por el entonces mandatario Bill Clinton.

Con ella se prohibía la discriminación del personal homosexual en el cuerpo militar estadounidense, pero a la vez se impedía a los militares homosexuales hablar abiertamente de su naturaleza.

La Fundación holandesa para la Homosexualidad y las Fuerzas Armadas (SHK), ha estado asesorando al Pentágono sobre la implementación de esta nueva política. Evidentemente, los norteamericanos saben de la experiencia holandesa: los Países bajos abandonaron ya en 1974 la restricción a homosexuales para ingresar a las Fuerzas Armadas.

Apertura holandesa
El comandante Peter Kees Hamstra de la SHK manifiesta su satisfacción por la nueva política en Estados Unidos. Afirma que los homosexuales, al menos en los Países Bajos, no descartan la posibilidad de unirse al ejército. Hamstra considera que uno de los aspectos más importantes es que la dirección muestre su pleno apoyo a esta apertura.

“Una apertura en cuanto a preferencias sexuales no facilitará de inmediato las cosas, pero a largo plazo hará mucho más plausible que se termine aceptando. Y sí, al comienzo se van a registrar incidentes, pero a la larga todo el mundo se acostumbrará a que la gente hable abiertamente de su sexualidad.”

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Revolución sexual
En 1974, siguiendo la revolución sexual iniciada en los 60, el Ministerio de Defensa holandés decidió levantar la prohibición de homosexuales en el ejército. Las fuerzas armadas holandesas se transformaron así en las primeras en el mundo en aceptar abiertamente miembros homosexuales. Según el comandante Hamstra, la proporción de gays manifiestos y aquellos aún “en el armario” es más o menos la misma entre militares como en la población civil.

“Por lo general, los homosexuales gozan de buena protección dentro del ejército. Prácticamente no se registra ninguna discriminación abierta. Aquellos que lo hagan, pueden ser fácilmente despedidos.”

Sin embargo, la situación no está exenta de problemas, comenta Hamstra:

“Las unidades de combate consisten por lo general de jóvenes blancos y heterosexuales. Estudios indican que en este grupo, la aceptación de la homosexualidad sigue siendo un problema. Y al hablar de transexuales, la historia es muy diferente. A este grupo le resulta mucho más difícil ser aceptado en cualquier estrato social.”

“Mucha gente no sabe que un 0,5% de la población tiene tendencias transexuales”, continúa Hamstra. “Estamos redactando una serie de directrices para el personal militar transexual. No sólo directrices sociales, sino también médicas y administrativas.”

Orgullo de servir
Aunque es mucho lo que se ha logrado en las fuerzas armadas holandesas, aún se siguen registrando casos de hostigamiento a militares sexualmente “diferentes”. Sin embargo, este verano, se alcanzó otro hito histórico: el Ministerio de Defensa tuvo su propio barco en el desfile anual del orgullo gay por los canales de Ámsterdam. El lema de los hombres y mujeres militares a bordo era “Orgullo de servir”.

Fuente: radio nederland

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