Publicado el : 11 de mayo 2011 – 1:52 de la tarde | Por Mario de Freitas (Foto: Marco Gomes)
El oxi es una mezcla mortífera de cocaína, cal, kerosén o gasolina y otros líquidos oxidantes, al costo de menos de un euro la “piedrita’. En San Pablo, Río de Janeiro y otras grandes ciudades brasileñas empieza a sustituir al crack, otro estupefaciente letal. La droga se puede comparar a la heroína, pero sus efectos son más rápidos y es cuatro veces más nociva.

Este martes fueron confiscados en un hotel en San Pablo más de mil preparados de esta droga. Este año la policía de Brasil ya incautó más de 60 kilos de oxi. La primera detención realizada por la policía de San Pablo no fue sino en marzo de este año. En la frontera de Brasil con Bolivia ya es consumida abiertamente en las calles, incluso por jóvenes de la clase media local.

La apariencia del oxi es semejante al crack, La policía de San Pablo descubrió que ya habían incautado partidas de esta droga, pero la habían confundido con crack. Una deja un residuo aceitoso y la otra no, pero tienen el mismo color y textura.

En las calles del centro de San Pablo, después que cierran los comercios, se puede ver grandes grupos que se reúnen para consumir la droga. Niños y adolescentes también la usan. Se ve gente yaciendo en la calle, algunos duermen en las calzadas, otros se mueven de un lado a otro, pero siempre con una actitud amenazadora hacia los transeúntes. No se dan cuenta de lo que pasa alrededor, muchos vomitan y defecan en público.

A pesar de estar prohibida, la droga se consume abiertamente, a la vista de todos y frente a la impotencia de la policía. Si los detienen, al otro día están sueltos. Son centenas, a veces casi mil personas en la calle usando latas o pipas para consumir el estupefaciente.

Origen
Las autoridades brasileñas buscan trazar la ruta de cómo llega la droga al país. Su origen es la pasta de coca, una manera más fácil de exportar las hojas de coca. Hay indicios de que llegó a Brasil de Bolivia y Perú, según denunció Álvaro Ramos, presidente de la ONG Reducción de Daños del Estado de Acre, quien dijo que el oxi es tan fuerte que quien lo usa diariamente “no vive más de un año”. Según él, las personas que usan oxi “pasan días enteros sin comer ni dormir y acaban en un estado degradante”.

Las personas terminan destruidas, vagando por las calles de noche, sin poder siquiera hablar. A quien la usa no le importa vivir o morir. Según los usuarios, menos de treinta segundos bastan para sentirse en éxtasis, y a los cinco minutos ya quieren volver a consumirla.

De acuerdo a la legislación de Brasil, solamente los traficantes pueden ser procesados, no los usuarios. Para los políticos, y también para las autoridades, es visto más como un problema social que policial. Ahora sin embargo se busca enfrentar la situación, pero la discusión se da primero de cómo hacerlo, ya que los políticos temen enfrentarse al tema.

Legalización de la marihuana
Paulo Teixeira, diputado federal y líder del Partido de los Trabajadores en la Cámara de Diputados, tiene un proyecto para formar cooperativas de usuarios de marihuana. Ellos plantarían la hierba, la cosecharían y la distribuirían a los socios. No habría traficantes y solamente los socios tendrían acceso a la droga. Se facilitaría también el uso medicinal de la marihuana, como en Estados Unidos y varios países europeos.
Como gran parte de sociedad no hace distinción entre drogas livianas y pesadas, esta propuesta no se está tomando en serio, y le ha costado numerosas críticas en la prensa. Aparentemente, la misma presidenta, Dilma Rousseff, se opone a esos planes.

El oxi no llegó a entrar en discusión en el Congreso en Brasilia, pero es un problema que los gobiernos provinciales locales y federales tendrán que enfrentar si esta droga continúa esparciéndose con tanta rapidez y facilidad en diferentes ciudades y Estados del país.

Fuente: radio nederland

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