Publicado el : 16 Febrero 2011 – 2:25 de la tarde | Por Emanuele Valenti (Foto: vas vas) Categorías:

El proceso a Silvio Berlusconi por prostitución de menores y cohecho, nos obliga, otra vez, a explicar las anomalías de Italia, uno de los principales países de la Unión Europea.

Para quien vive en este país y para nosotros los italianos, la palabra régimen, tiene un tono muy fuerte. Y quizás, también para quienes entienden la peligrosidad de un primer ministro como Silvio Berlusconi, demasiado fuerte.

Anomalías
Y esto representa un aspecto muy importante, también en la historia de este país, que tuvo un pasado fascista, bajo Mussolini, porque significa que los italianos estamos de una forma acostumbrados a las anomalías, los déficit democráticos, etc., y ya no nos preocupan.

De todas formas, la palabra régimen es correcta. Claramente es un régimen de nuestros tiempos, estamos en el 2011 y, sobre todo, estamos en la Unión Europea, de modo que el control sobre el país y su opinión pública pasa por instrumentos más delicados. Por ejemplo, el control de los medios de comunicación y, particularmente, de la televisión, que es el medio que genera opinión pública.

En Italia tenemos seis grandes canales de televisión. Los tres privados son del grupo Mediaset, con el que Berlusconi forjó su fortuna. Los tres públicos, consisten en un sistema que nuestro Primer Ministro ha heredado del pasado, y están controlados de forma bastante estricta por el Gobierno. Por tanto, la ecuación es sencilla.

Artículos relacionados
“Rubygate”: Berlusconi se niega a dimitir y se declara “sereno”
Se trata entonces de un conflicto de intereses. En cualquier otro país europeo, también en EEUU, sería imposible estar a la cabeza del Gobierno y controlar un grande grupo editorial. Pero en Italia es posible. También por errores muy graves de la oposición, de la izquierda, que cuando gobernaba no tuvo el coraje de hacer una ley al respecto, o quizás tuvo la ilusión de poder pactarla, negociarla, con el mismo Berlusconi. Una oposición muy débil es otra explicación de la situación anómala italiana.

¿Y la Unión Europea?
Los Gobiernos de Berlusconi no han tenido nunca una buena relación con Bruselas. Pero, a pesar de esto, y a pesar de muchas críticas, Europa no ha tenido nunca mucha influencia sobre lo que pasa en Italia. Los líderes europeos han manifestado muchas veces sus problemas en su relación con un personaje como Berlusconi, pero la Unión Europea, por su competencias, no puede entrar en los procesos políticos de los diferentes países. Pero, posiblemente, con respecto a Italia, haya una postura, vamos a decir, más suave, casi de temor.

Para citar un ejemplo, hace muy poco la comisión europea criticó oficialmente la ley sobre medios de comunicación de Hungría. Esto no pasa con Italia. Además, el partido que forma la coalición gubernamental con el de Berlusconi, la Liga Norte, es muy anti-europeo. Pero Italia es un integrante muy importante para Europa, basta con tomar en consideración la zona del Mediterráneo. También por eso, Bruselas no puede, o no quiere, criticar demasiado al Gobierno italiano.

Berlusconi, ¿otro dictador más?
Como decía antes, tenemos una forma de control más delicada, más suave que las de otros países del mundo. Italia se define todavía una democracia.
Pero, hay similitudes. Ya nos hemos referido a los medios de comunicación, concretamente a la televisión.

A Berlusconi no le gusta la oposición, de ningún tipo. Cuando discrepa con un partido, un personaje político u otra institución estatal, él denuncia una conspiración, un golpe de Estado. Tal fue el caso con los jueces que lo han llevado a juicio por prostitución de menores y cohecho, y en otras ocasiones con otros magistrados, con la Corte Constitucional, cuando declaró que una ley promulgada para su caso personal no era constitucional. Y lo hace también con el Presidente de la República, el jefe del Estado, es decir el garante de nuestro sistema democrático. Por último, cuando tiene problemas en el Parlamento, Berlusconi gobierna por decreto.

Mujeres y oposición
Me he referido a la debilidad, a la falta de carácter de la oposición política.
Esto significa que un cambio fuerte tendría que pasar por fuerzas, organizaciones, que están fuera de la política tradicional. El pasado fin de semana, un millón de personas, sobre todos mujeres, se manifestaron en las plazas de todo el país p decir: Ya Basta, estamos cansadas de un Gobierno, de una clase política que está promoviendo una cultura peligrosa, sin valores.
¿Esto será suficiente para construir una verdadera oposición? Aún es prematuro para decirlo.

Italia tiene también una tradición sindical muy fuerte, y cuenta con algunos de los sindicatos más organizados del mundo. No obstante, en el 2011, con un mundo nuevo, con un control nuevo de la opinión pública, esto ya no es suficiente. Igualmente prehistórico es el peso de uno de los más fuertes partido comunistas del mundo, hasta los ochenta.

Y, quien observa los acontecimientos en Oriente Próximo y el norte de África, difícilmente puede aceptar que los italianos ya no tengan fuerzas para protestar y pedir un cambio de “régimen”.

Fuente: Radio Nederland

Puntuación: 0 / Votos: 0