Day: 8 julio, 2009

China quiere más hijos en las ciudades

Publicado el : 11 de agosto 2009 – 1:01 de la tarde | Por Redacción InformaRN

Se reparten panfletos y los funcionarios del departamento de Planificación Familiar visitan los hogares. Todo para estimular a los padres a tener un segundo hijo.

Marije Vlaskamp

Grandes ciudades como Pekín o Shangai están haciendo enormes esfuerzos para aumentar las cifras de nacimientos.

Esto no significa que China vaya a abandonar su tradicional política del hijo único. Esta campaña de promoción tiene por objeto una planeada ola de nacimientos para combatir el envejecimiento de la población en las grandes ciudades.

En 2050, un 25 por ciento de los chinos será anciano y esto augura problemas, por el cuidado que requieren los mayores y la falta de jóvenes en fábricas y servicios. Cuando a fines de los años setenta China implementó la política de natalidad más estricta del mundo, los demógrafos previeron de inmediato una “ola de canas” para el siglo XXI, que ahora se está cumpliendo.

Se puede pero no se quiere
En el curso de los años se han introducido categorías de excepción. Las personas separadas que se casan de nuevo pueden tener un hijo sin importar si ya tuvieron otro en su matrimonio anterior. Y aquellos que crecieron como hijos únicos y forman una nueva familia, pueden igualmente tener un segundo hijo.

La teoría está clara, pero las autoridades enfrentan un problema no previsto: un 59 por ciento de los padres con derecho a un segundo hijo, prefieren no traerlo al mundo. En una encuesta publicada esta semana por el diario Dongfang Daily, en Shanghai, la mayoría de los consultados dice que prefiere no ampliar su familia por motivos económicos. Otros simplemente declaran que no tienen ganas de tener otro hijo.

Individualismo
Por ejemplo el matrimonio formado por Wang Yin y Zhao Yong. Ambos se sienten casi sobrepasados con la crianza de su pequeño de cinco años. “Mi hijo es incansable y bastante revoltoso. Ni siquiera me puedo imaginar lo que sería tener otro”, dice Wang. Ella es dueña de casa, él trabaja en planificación matrimonial. Ambos son hijos únicos y en términos financieros podrían enfrentar sin problemas la crianza de un segundo hijo, pero no quieren hacerlo. Wang y Zhao son representantes de una clase media urbana, joven e individualista. “Hemos elegido por una familia pequeña para tener tiempo para la vida personal y familiar. Cuando mi hijo me pregunta si alguna vez tendrá un hermano o hermana, le respondo que será cuando se porte bien y tenga edad para cuidar al que nazca”, dice la madre riendo.

La ciudad no es el campo
El envejecimiento de la población no es el único problema en China. Las autoridades están también preocupadas por el contraste entre los chinos con más educación, que tienen muy pocos hijos, y las familias numerosas de los campesinos sin mayor formación. Los inmigrantes que llegan del campo buscan seguridad en una familia numerosa en la que ojalá todos los hijos sean hombres para que se mantenga el nombre original.

Estas familias de inmigrantes viven a menudo lejos de su residencia oficial, donde se realizan los controles periódicos de menstruación y el test anual de embarazo, y la distancia facilita que las mujeres den a luz de manera clandestina. Según el diario China Daily, el 65 por ciento de los embarazos ilegales se produce en mujeres originarias del campo.

Un hijo a cualquier precio
El señor Liu, padre de cinco hijas y un hijo, dice que un niño en la familia es algo que no tiene precio. “Pagué hasta lo que no tenía en multas por violar la norma del hijo único, pero no acepté nunca quedarme sin un hijo hombre”. Liu es gerente de una fábrica de muebles, originario de un distrito campesino donde se permite un segundo hijo en caso que el primero sea de sexo femenino, pero cinco niñas excede toda regla. Las multas – un porcentaje del ingreso medio anual – no impiden a hombres de origen campesino como Liu tener familias más grandes de lo permitido.

En las ciudades la situación es distinta, con un control de las familias mucho más estricto. Hasta los años noventa era el Estado el que decidía quién y cuándo se podía tener hijos. La señora Li, del Departamento de Planificación Familiar de Pekín, explica que en esos años “era nuestra responsabilidad personal controlar la natalidad para asegurar el progreso del país”. Además, su trabajo era mucho más sencillo, dado que todos los chinos trabajaban en fábricas o instancias estatales, donde era muy difícil escapar a los regulares exámenes.

Soledad
La señora Li ha visto la transformación de su país a partir de las reformas económicas. Ahora los ciudadanos no obedecen de manera automática los llamados de los planificadores familiares. Li teme que el individualismo de la primera generación de adultos provenientes de las familias de un solo hijo sea demasiado grande como para que se produzca una ola de nacimientos. No obstante, sigue adelante difundiendo el mismo consejo: “¡Tengan un segundo hijo, ahora que todavía pueden!”. En los años cincuenta, cuando no existía la política demográfica del hijo único, los padres de Li eligieron libremente tener un solo hijo, hija en este caso. Se trataba de padres intelectuales, que consideraban que la baja natalidad beneficiaría la economía china. “Pero la verdad es que me sentía muy sola”, suspira la señora Li.

Fuente: radio nederland (más…)

La maternidad de alquiler en India puede convertirse en una pesadilla

Publicado el : 10 Enero 2011 – 3:32 de la tarde | Por Aletta André (Foro: Aletta André)

Desde

2002 en India es legal que una mujer preste servicios como madre de alquiler. Dado que los precios son más bajos que en Estados Unidos, muchas parejas extranjeras buscan la solución a su esterilidad en India. En Holanda hay también parejas interesadas, pero la advertencia estadounidense es clara: “fue la peor pesadilla de nuestras vidas”.

En Holanda la ley prohíbe que una mujer cobre por prestar su útero para la gestación de un bebé ajeno. Un vocero del ministerio de Relaciones Exteriores señaló que por lo mismo, las parejas holandesas enfrentan problemas jurídicos tanto en India como en su propio país. A pesar de ello un cierto número de padres lo han intentado, pero el ministerio no puede ampliar la información por motivos de privacidad.

Según la abogada Wilma Eusman, del estudio Binnenstad, especializado en paternidad lésbica y homosexual, el procedimiento es el siguiente: en la partida de nacimiento del bebé aparece el nombre de la madre de alquiler. En caso que la mujer esté casada, su marido – cuando la ley del país lo considera automáticamente padre legal – deberá desconocer al recién nacido ante un juez. A partir de ese momento el padre holandés podrá reconocer oficialmente al bebé como suyo y darle la nacionalidad y el pasaporte. Un año más tarde la madre holandesa podrá adoptar a su hijo o hija.

Desconocer y reconocer
El proceso de desconocer y reconocer a un recién nacido en India no es tan sencillo como parece. ‘El juez indio puede decir: este es el padre legal, por lo tanto según la ley el pequeño debe ser reconocido en India. Esto es un problema. Según mi experiencia en casos de madres de alquiler estadounidenses se acepta que el marido desconozca al hijo. Pero, todavía no lo he visto en las decisiones de jueces indios’

La abogada Eusman no quiso referirse al éxito o fracaso jurídico de los casos que conoce. En su opinión el problema es que el Parlamento indio todavía no ha legislado sobre las normas de reconocimiento de los hijos.

Cautela en aumento
Las clínicas indias se muestran cada vez más cautelosas a la hora de atender a padres de países como Holanda, donde la legislación es distinta. Así lo manifiesta la doctora Manika Khanna, de la clínica Gaudium, en Delhi.

‘Lo que hacemos es asegurarnos de que en el país de los padres adoptivos la maternidad de alquiler sea legal. Hace poco recibimos la solicitud de una pareja de Holanda. Nuestra intención era ayudarlos, pero no fue posible a causa de la legislación holandesa. No queremos correr el riesgo de que nazca un niño y enfrentemos problemas legales para entregarlo a sus padres adoptivos’.

Incluso padres provenientes de Estados Unidos, donde la maternidad de alquiler es legal, pueden verse en problemas. Myleen y Jan Sjodin, por ejemplo, tuvieron desacuerdos con su doctora en Delhi, Shivani Sanchdev-Gour, sobre el precio a pagar.

Cerrar la boca y pagar
‘Tres semanas antes de que viajáramos a India, la doctora dijo: no, este no es el precio que habíamos acordado. Por supuesto que algo así intimida, viniendo de una persona que tiene tanto poder e influencia sobre tu futuro hijo. Ella sabe que la mayoría de la gente, en nuestra situación, simplemente cierra la boca y paga’, dice Myleen.

Dado que según la doctora Shivani el caso no estaba resuelto en términos económicos, las autoridades indias no aprobaron la visa de la recién nacida Almari. Después de seis semanas de negociaciones con la doctora y las autoridades, la pareja decidió pagar 10 mil dólares extra para volver a Estados Unidos con la niña.

‘Fue la peor pesadilla de nuestras vidas’ dice Myleen. ‘La avaricia, la corrupción, los sobornos… mucho peor que en cualquier serie de televisión o película’.

Myleen no es la única que ha criticado el sistema de la maternidad de alquiler en India. Organizaciones femeninas han mencionado más una vez la explotación de mujeres pobres. Las madres de alquiler de las doctoras Shivani y Khanna son, en efecto, mujeres de escasa educación y bajos ingresos, que prestan sus úteros exclusivamente por dinero. Asha, por ejemplo, tiene 35 años y dos hijas de 10 y 12 años, y su propósito es darles una educación a sus niñas. No es una manera fácil de ganar dinero, dice Asha.

‘Lo único que me gustaría es ver alguna vez al bebé después del nacimiento, saber dónde está, cómo está. La verdad es que me siento un poco unida a él o ella’, agrega la madre india.

Cesárea
El abogado Sunil Agrawal, que representa a padres adoptivos en Delhi, señala que casi siempre las madres de alquiler dan a luz por cesárea, aun cuando los médicos lo nieguen. La idea es que así se puede planear el parto y controlar mejor la intervención y la atención posterior a la madre y el niño.

A pesar de las dificultades que conlleva, Asha está dispuesta a ser nuevamente madre de alquiler. Y Myleen, por muy mala que haya sido la experiencia, no se arrepiente: ‘miro a mi hija y siento que vale cada dólar que invertimos en ella’.

Fuente: radio Nederland (más…)