Publicado el : 9 Enero 2011 – 12:00 de la mañana | Por Heleen Sittig (Foto: Divorce-Online)

Los matrimonios se deterioran. Esto ocurría antes y sigue ocurriendo ahora. Pero hay una diferencia: antes los padres solían seguir juntos “por los niños”. Y eso en Holanda ya ha pasado, quizás equivocadamente ya que los niños de padres separados parecen correr un mayor riesgo de caer en la delincuencia.

Las cifras: niños de padres divorciados tienen tres veces más posibilidades de tener un comportamiento criminal que otros jóvenes de su edad de familias unidas. Esto fue constatado por la socióloga Marieke van de Rakt durante una investigación sobre lo hereditario del comportamiento criminal.

De una investigación extranjera ya se sabía que existe un nexo entre el divorcio de los padres y la carrera criminal de los niños. Van de Rakt ha conseguido establecer esa relación en estadísticas concretas.

“Cada año, cada niño tiene el riesgo de aproximadamente un 1 por ciento de cometer un delito. Si los padres se divorcian ese riesgo es tres veces mayor. Es decir, tiene un 3 por ciento de posibilidades de delinquir.”

Se produce una combinación de factores: un divorcio afecta a toda la familia. Los niños pueden volverse más inestables a raíz del estrés. También da la impresión que después de la separación se presta menos atención al control del niño. Y debido a que muchas veces los ingresos descienden, también suele faltar el dinero para una gran cantidad de cosas agradables. También la salud del niño y su rendimiento en la escuela sufren a raíz de un divorcio.

El psicólogo de desarrollo Steven Pont, está de acuerdo con que un divorcio conlleva una variedad de riesgos. Anteriormente, el profesional trabajó con niños con problemas de comportamiento que habían sido entregados a familias adoptivas o internados en un hogar. Prácticamente todos esos jóvenes provenían de familias de padres separados.

Todas las tardes
En Holanda el divorcio es cada vez más frecuente. Actualmente se calcula que uno de cada tres matrimonios fracasa. Hace medio siglo divorciarse era un baldón, ahora es lo normal. El terapeuta Pont se ve confrontado a menudo con la situación.

“Todas las tardes, es decir esta tarde también, entre 200 y 250 niños en Holanda escucharán que sus padres se van a divorciar. Es decir se les dirá: ‘Ven, cariño, siéntate aquí que tenemos que contarte algo.’ Eso ocurrirá hoy, como ocurrió ayer y como ocurrirá mañana.”

Pero las consecuencias emocionales de un divorcio son todavía más graves, dice Pont. ¿Cuál es la receta? Debemos, como las generaciones pasadas, mantenernos juntos a pesar de las diferencias y el estrés, “por los niños”?

Desde luego no siempre, dice Pont. En una relación donde hay violencia o donde uno de los cónyuges es constantemente humillado, lo mejor es separarse. Pero sigue siendo un trauma para los niños. Ellos quieren que sus padres sigan juntos.

Perseverar
Pont recomienda a las parejas con hijos pequeños perseverar, incluso cuando la relación sea difícil, y no separarse antes de que el hijo menor cumpla los cuatro años.

A este respecto, la socióloga Van de Rakt agrega que un eventual perjuicio puede limitarse mediante una detenida observación de los niños y, de ser necesario, solicitando ayuda. En consecuencia, en esa época en que las personas involucradas necesitan tiempo para solucionar su problema personal, es de gran importancia dedicar atención adicional a los hijos.

Fuente: Radio Nederland

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