Publicado el : 1 Diciembre 2010 – 10:00 de la mañana
| Por Louise Dunne (Foto: Elles van Gelder )

Las abuelas se han tornado indispensables en Sudáfrica. Habrán pensado en pasar con tranquilidad el otoño de sus vidas, pero para muchas ancianas, la epidemia de SIDA ha puesto fin a tal ilusión.

En lugar de tomarse las cosas con calma, deben asumir por segunda vez el rol de madre, cuidando a los nietos cuyos padres han sido víctimas de la enfermedad.

A pesar del reuma, Thandiwe Matsinger, de 76 años de edad, se mueve con agilidad en la pequeña casa de acero corrugado que comparte con tres de sus nietos: unos mellizos de quince años, y una niña de siete, cuyos padres murieron víctimas del SIDA. Matzinga mantiene a la familia con subvenciones estatales de unos 300 euros al mes.

Sudáfrica se ha visto seriamente afectada por la epidemia de VIH-SIDA. Aproximadamente el 18% de la población, 5,5 millones de personas, es seropositiva. Según cifras de Naciones Unidas para el año 2007, en el país hay 1,4 millones de huérfanos por la epidemia, y 64% de ellos se crían con los abuelos, generalmente con abuelas viudas.

Perdiendo hijos
Matzinga tuvo en total nueve hijos, de los cuales tres murieron de SIDA, y es una de las muchas abuelas sudafricanas a cargo de sus nietos. En un centro comunitario cerca de su casa, en la municipalidad de Khashelitsha, en las afueras de Ciudad del Cabo, Matzinga se sienta en un círculo de rostros arrugados por los años. Hablando en la lengua Xhosa, comparten historias sobre lo que ha sido para ellas la pérdida de hijos. Las ancianas forman parte de la organización Abuelas Contra la Pobreza y el SIDA (GAPA por sus siglas en inglés) que consta de medio millar de miembros.

Todas estas señoras contaban con que sus hijos las cuidarían en la vejez, pero la realidad fue otra. “Algunas de estas abuelas tienen que alimentar de cinco a diez bocas de su jubilación”, explica Vivienne Budaza, directora de la organización. “Estos niños mueren como moscas”, dice exhalando un suspiro.

Estigma
Las abuelas se reúnen regularmente en las oficinas de GAPA para brindarse apoyo mutuo, discutir los problemas y la enfermedad que está destruyendo a sus familias. “Las abuelas saben que el VIH-SIDA se contrae por contactos sexuales”, explica Budaza, “pero aún existen muchos mitos y malentendidos. Muchas abuelas por ejemplo no comprenden que haya niños seropositivos. ¿Cómo pueden padecer la enfermedad si jamás han tenido sexo? Nosotros les explicamos que el niño contrajo el virus de la madre, durante la gestación.”

Las abuelas luchan por manejar la situación, una lucha no sólo financiera, sino también social, ya que los seropositivos siguen siendo estigmatizados. “Cuando los vecinos se enteraron que algunos de mis hijos habían muerto de SIDA, no se atrevían más a compartir conmigo el baño comunal”, explica Matzinga. Sin embargo, esto va lentamente cambiando. “Son cada vez más las familias afectadas por el VIH-SIDA. Cada vez más abuelas se encuentran en la misma situación que yo, y me piden ayuda.”

Problemas adolescentes
Otra abuela a cargo de una numerosa prole es Nothemba Mdaka, de 71 años. Sin embargo, su pequeño hogar está de momento tranquilo. Ha enviado a sus nietos y bisnietos a quedarse en otro lugar, porque una de sus hijas está muriendo de SIDA en la habitación trasera. No quiere que los niños vean tanto sufrimiento. Es la tercer hija que pierde a causa de esta enfermedad.

Mdaka crió a cinco nietos, y ahora está a cargo de cinco bisnietos, mientras los nietos buscan trabajo. Le ha costado mucho criar adolescentes. “La gente joven consume demasiado drogas y alcohol, y hay mucha criminalidad”, explica Budaza a GAPA. “Y el número de embarazos de adolescentes es tan alto…”. Una de las nietas de Mdaka fue madre a los quince. Hoy día tiene 20 años y tres hijos. “Dice que quiere tener hijos sanos antes de contraer el virus”, explica Mdaka.

Al principio, la abuela no se atrevía a hablar sobre el sexo con sus nietos, pero hoy día hasta reparte preservativos. “Debemos tener una actitud abierta. De lo contrario, esta letal enfermedad jamás parará.”

Fuente: radio Nederland

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