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Publicado el : 18 de noviembre 2010 – 5:04 de la tarde | Por Luisa Fernanda López (http://www.splcenter.org/)

Las mujeres inmigrantes que trabajan en la industria alimenticia estadounidense están siendo blanco de un acoso despiadado, maltrato y violaciones por parte de sus empleadores.

Jazmín con tan solo 16 años, caminó cuatro días y cuatro noches a través de las montañas de Tijuana, con el fin de llegar a Estados Unidos en un viaje que le costó 1.600 dólares en honorarios pagados a los coyotes.

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La lucha de esta adolescente por escapar de la vida miserable que llevaba en México, la llevó a enfrentarse rápidamente a la triste realidad de las mujeres inmigrantes indocumentadas. Jazmín comenzó un doloroso itinerario de abusos, humillaciones, maltrato laboral, acoso sexual y que llegó a su punto más bajo con un intento de violación por parte de un supervisor en la cabina de un camión.

La historia de Jazmín es como la de miles de trabajadoras inmigrantes en los campos estadounidenses que soportan un acoso despiadado y que por miedo a ser deportadas, no denuncian nada. Así lo pudieron constatar las investigadores del Southern Poverty Law Center (SPLC) de Washington en un estudio que acaban de presentar y en el cual se reflejan los testimonios de 150 mujeres inmigrantes, víctimas de todo tipo de atropellos.

El abuso sexual, la regla, no la excepción
Según Mónica Ramírez, directora del proyecto Esperanza, una iniciativa legal para mujeres inmigrantes del SPLC unos tres millones de inmigrantes trabajan en la agricultura en Estados Unidos y de ese total el 22 por ciento son mujeres. Esto quiere decir que unas 630 mil campesinas se dedican a cultivar, cosechar, recoger y empacar los alimentos que consumen diariamente los estadounidenses.

Ramírez advierte que ellas y sus hijos, son el sector más vulnerable en la población inmigrante : “ Yo represento a las mujeres que son víctimas de agresión sexual y por los casos que yo llevo, las mujeres siempre me hablan que sus empleadores las amenazan, diciéndoles que si quieren dar de comer a sus familias y que si quieren sacar adelanta a sus niños, tienen que tener relaciones sexuales con ellos. Sino lo hacen, entonces no hay trabajo en los Estados Unidos para ellas y eso es algo que enfrentan las mujeres indocumentas todos los días”.

Fuentes citadas por el reporte Southern Poverty Law Center dan cuenta que el 80 por ciento de un grupo de 150 trabajadoras agrícolas del valle central de California, experimentaron algún tipo de abuso sexual. Una práctica común en el campo estadounidense si miramos un estudio realizado a mediados de los 90 por la Comisión Estatal de Igualdad de Oportunidades en el Empleo, que concluye que cientos, sino miles, de trabajadoras de los campos californianos, tuvieron que mantener relaciones sexuales o permitir abusos para poder mantener sus puestos de trabajo.

Una vez más, las organizaciones legales y los centros de estudios de la población inmigrante hacen un llamado para que los políticos asuman una posición responsable y actúen frente a lo que está pasando con los millones de inmigrantes sin papeles que viven en los Estados Unidos. Esta vez, para proteger y hacer justicia con aquellas que hacen posible que diariamente la sociedad estadounidense se siente a la mesa.