La sexóloga puertorriqueña llegó a Lima para la feria ‘Be Sexy’ y en esta entrevista habla de clítoris y poder. Combinación explosiva.

Rampolla asegura que todas las mujeres somos clitorianas. (Rafael Cornejo)

Por Esther Vargas

Le pregunto si el sexo con menos kilos es más rico y Alessandra Rampolla aclara que los kilos de antes, los menos que ahora tiene, los que parece haber recuperado y los que bajará no la hacen ni mejor ni peor en la cama. Su marido, dice, está igual de contento con ella (encima, abajo, de costado y varios etcéteras). Y es justamente a su marido al que el agente de seguridad del hotel donde la entrevisto envidia.

“Ella sí hace de todo”, murmura, fantasea. Y de sexo, y de ese todo hablamos con la sexóloga más famosa de habla hispana, una workaholic (adicta al trabajo) consumada, apasionada del Twitter, de los productos Apple y de la fidelidad.

El sexo sigue siendo un tabú para muchas mujeres. ¿Por qué?
Nosotras las mujeres tenemos una serie de trabas que los hombres, por lo general, no tienen. Si bien en América Latina, hombres y mujeres todavía sufren el pudor, para nosotras el asunto se multiplica por mil. A las mujeres no se les permite muchas cosas. Además, hay una falta de educación, infinitos mitos e ideas erradas. No hay una razón específica para explicar por qué ocurre esto, pero está claro que es consecuencia de una sociedad con líneas de creencia muy arraigadas y mala información.

Pero hay un cambio…
Hay una evolución, pero realmente muy lenta. En mi experiencia en América Latina –gracias a la televisión masiva– he notado la diferencia. Te hablo de casi una década escuchando y atendiendo parejas. Encuentro barreras muy grandes para gozar, una incomodidad muy alta… No obstante, parece que la mujer ya se enteró de que hay formas de gozar. Ahora necesita descubrir cómo rayos gozar.

¿Ya están encontrando su clítoris?

Algunas, la mayoría no. Y es muy triste, y frustrante. Un médico me dijo (aquí en Perú) que había dos tipos de mujeres, mujeres que son más clitorianas y mujeres que son más vaginales. Y yo le aclaré que no, que todas somos clitorianas. El orgasmo vaginal es secundario al del clítoris. Tenemos que entender que nuestra fuente de placer fisiológico es el clítoris.

¿Y por qué diablos muchos hombres no encuentran el clítoris? (Queja de la mitad de mis amigas del Facebook).
Porque las mujeres no le han dicho dónde rayos queda. Mientras ellas no agarren el espejito, se asomen, se lo miren, se lo encuentren y tengan una relación con su propio cuerpo va a ser muy difícil que ellos se enteren. Si ella no sabe dónde siente más, no tiene nada que comunicarle a su pareja. Hay demasiada expectativa puesta en el hombre. Y él no tiene por qué saberlo. Hay un componente importante de responsabilidad de la mujer, y lo digo pese a que yo soy muy pro mujer.

La penetración vaginal es una de las más frecuentes prácticas sexuales. Falta creatividad. ¿No crees?
Falta creatividad y, sobre todo, permanece una definición errada de lo que es el sexo. Cuando te dicen que alguien se acostó con otro al toque piensas que zutano se la metió a zutana. No se te ocurre pensar que ambos tuvieron un masaje lujurioso. Incluso, Clinton se zafó de la suya por esa definición que no tuvo sexo con la Lewinsky porque la penetró con un cigarro y no con el pene. El sexo no es solo vagina-pene. Hay mucho más.

Hablando de políticos. ¿Es el poder afrodisíaco?
Superafrodisíaco. Así como lo prohibido y lo desconocido.

¿Por qué será que algunos presidentes son infieles? Al acabar su gobierno o en medio de su gestión son descubiertos con amantes o hijos fuera del matrimonio. ¿El poder los vuelve más atractivos? ¿El apetito sexual se les desborda cuando dominan un país?
Primero porque pueden. No es condición de todos, pero evidentemente tenemos muchos ejemplos en la historia reciente y antigua que demuestran que sí se da. No podemos tapar el sol con un dedo. Yo no creo que el apetito sexual les aumente, pero creo que el poder hace especialmente atractivos a los políticos. El poder es algo al que muchas personas aspiran, sobre todo si lo asocian con el dinero. Algunas mujeres tratan de acercarse a estos políticos para sacarle ventaja. A ellas les parece seductor y atractivo tener una relación con alguien con estatus y poder. Tampoco es exclusivo de la política, pero pasa mucho.

Incluso así no lo hagan bien ellas lo sienten bien…
Exactamente. Porque está en sus cabezas. Es el erotismo. El gran poder de nuestro cerebro, el cual es parte de la actividad sexual, y del que no se habla mucho. Siempre se habla de sexo y se pregunta cómo pusiste la lengua y cómo la moviste, y no piensan en el cerebro. El ser humano es más complejo que meras técnicas.

¿Por qué será que estas mujeres de presidentes infieles terminan perdonando y hasta apareciendo al lado como si nada hubiera pasado?
No sé por qué perdonan.

¿Perdonarías?
No lo sé, porque no me ha pasado. Es difícil generalizar. Pero podría deducirse que hay mucho en juego: desde la estabilidad económica y social hasta la suerte de un partido político, de un país. La política es mucho montaje, mucha apariencia. Estos personajes buscan quedar bien, vender una imagen de unión familiar. Mira a Bill y Hillary Clinton. Hasta el último chico de la tribu más lejana de la tierra sabía que a Hillary le pusieron un cuerno, pero ella perdonó y apareció como si nada. Había muchos intereses en juego.

¿Es igual una infidelidad con sexo que sin sexo?
Si hay un vínculo afectivo ello significa infidelidad. Esa es mi opinión, pero no la de todos. Para mi esposo y para mí hay cuernos en cualquier caso. No hay medias tintas. Es importante que la pareja hable claro sobre sus expectativas y sobre sus circunstancias. El problema no está en la acción, sino en si esa acción va contra lo que una pareja considera bueno o malo.

Hay quienes creen que haces de todo y hasta envidian a tu esposo…
Obvio. Soy la que más hace, la que no dice jamás no y siempre está dispuesta. Eso dicen (risas). La verdad es que yo soy una mujer difícil y complicada. ‘Workaholic’, mandona, criticona y no necesariamente la que más hace en el mundo. Mi esposo me ama independientemente de todo ello. Soy una mujer normal.

Que a veces tampoco tiene ganas.
A veces no, por supuesto. Y a veces me sale la cosa mejor que otra. A veces estoy espléndida.

¿A veces finges el orgasmo?
Ya no. Hace años que ya no. Pero en algún momento lo he hecho.

¿Y cómo se finge?
Ya no sé, ya me olvidé. ¿Cómo lo finges tú? Cada una tiene su estrategia y técnica, como bien sabes.

¿Y las parejas se la creen?

Sí, fácilmente. De los mejores talentos que tienen las mujeres es saber fingir un orgasmo. Es muy fácil, pero no es efectivo. Lo he hecho en algún momento y aprendí que al final del día el resultado no es el que yo quiero. Yo no quiero fingir. Si un día sé que no voy a llegar, no hay problema, no pasa nada. El sexo –para mí– no es el orgasmo, sino el camino. No tengo que tener un orgasmo para sentirme bien.

¿Hasta cuándo se seguirá cuestionando la homosexualidad?
Es algo muy absurdo y preocupante. Los gays latinos sufren mucha discriminación, y enfrentan mucho dolor. Ojalá experiencias como las de Ricky Martin ayuden a cambiar esta terrible situación y sirva de ejemplo. Ojalá cese esto.

¿Has tenido alguna vez sexo con mujeres?
Todavía. No sé si el día de mañana me den ganas. La historia sexual de cada persona no se puede predecir. Yo estoy felizmente casada y me siento heterosexual, pero nadie quita que más adelante vea a una viejita y me guste la viejita. No lo veo mal. No sé cuál es el rollo.

¿Te incomoda que se te pregunte a cada rato sobre tu peso?
No me molesta porque es obvio, está a la vista.

¿Se tiene mejor sexo cuando se pesa menos?

Depende de cada quien, pero yo te aseguro que no noto la diferencia. Sería bueno que mi marido lo diga, y hasta donde sé no ha dicho nada, está igual de cómodo. Jamás he tenido problemas en la cama estando muy delgada, muy gorda, o en este peso intermedio.

¿Qué se necesita para ser un buen amante?
Atreverse, informarse, explorarse, comunicar y practicar.

Fuente: Perú21

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