Una entrevista a Ricardo Badani realizado por Gonzalo Pajares Cruzado para el diario Perú21.
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“El problema del hombre de hoy es que ha sido castrado por el feminismo y el cristianismo”, nos dice Ricardo Badani, un experto en informática que ganó fama por tener seis esposas. Después de pasar por la radio y la TV, hoy publica la revista Badani. Sexualidad de bolsillo.

Dicen que camino con seis tontitas que son puro ji, ji, ji. Pero no es así. Cuando recién llegamos a Lima, una ‘psicóloga’ me envió un correo incendiario diciéndome que cómo era posible que yo abusara de esas ‘seis pobres borreguitas sojuzgadas’. Gaby –una de las seis esposas de Badani– casi se la come cruda y le respondió: ‘Antes de llamarme ‘borrega’, primero conóceme’. Otra de mis seis señoras contestó en términos menos suaves. Las seis tienen el genio bastante fuerte. ‘¿No son sumisas?’, me preguntaron una vez. ‘¿Has visto a los perros doberman? Son muy sumisos al amo, pero no intentes meterte en su territorio porque te van a comer vivo’, le respondí. Mis mujeres no son tontas, lo invito a conversar con ellas”, nos dice Ricardo Badani, el polémico personaje especializado en temas de sexualidad.

Sus expresiones suenan machistas…

El problema es que nos hemos apartado de lo natural. Todo el mundo le habla de ecología pero no se practica la ‘ecología humana’: el hombre es el macho de la especie y la mujer es la hembra, pero al hombre no se le permite ser macho porque ‘eso es machismo’ y prefieren el ‘orgullo gay’ –y afemina la voz–. La mujer debe ‘respetar’ al hombre; el hombre, no; lo que debe hacer este es ‘considerar’ a la mujer.

¿Cuál es la diferencia?

Me remito al ‘mataburros’ de la Real Academia. “Respeto: reconocimiento de autoridad o de superioridad”. Hombre y mujer no pueden ser la autoridad, no pueden respetarse mutuamente. Yo puedo respetarlo como periodista porque en ese terreno sabe más que yo, y usted me respeta como sexólogo porque allí tengo más cancha, pero no somos iguales, cada uno destaca en su campo. En el hogar, si la mujer es la que guía, estamos yendo hacia una forma antinatural y antiecológica. Recordemos que somos mamíferos y no insectos: el macho guía a las hembras que puede proteger, pero la hembra solo guía machos cuando estos son sus cachorros; cuando estos crecen, uno se vuelve macho alfa y toma el control de la manada.

Desde su perspectiva, vivimos en una sociedad en problemas…

Claro. Hemos invertido los roles bajo un pretexto de igualdad que no existe. Nos mienten con la igualdad, y los hombres estúpidamente –de estupor, ceguera autoproducida– se tragan el cuento de la igualdad porque nos sentimos culpable de haber castigado a las pobres mujercitas –afemina la voz–. Todo es una exageración, una mentira de las feministas.

¿Qué nos diferencia de los animales?

El arte. El animal también razona, tiene lenguaje, estructura social y hasta convenciones sociales. El lobo, para saludar al lobo alfa, pone las dos patas adelante; para saludar a un lobo mayor, solo una. Pero ningún animal puede crear arte. ¿Qué es el arte? La expresión del instinto erótico. Eros es el impulso de vida y Tánatos, el de la muerte. Si uno reprime el erotismo potencia la violencia. Lo biológico es más importante que la inteligencia. Yo me considero inteligente –tengo 198 de IQ–, y desde allí le digo que quien se siente más inteligente que la naturaleza es un pobre imbécil.

¿Estaría con alguna mujer más inteligente que usted?

Ya no porque tengo el cupo completo, pero no tendría ningún problema porque sería una buena consejera. ¿Alguna se me ha rebelado? No, yo sigo un proverbio árabe: “La mujer es como el caballo: primero se la doma, luego se la monta”.

Pero el ser humano es rebelde e inconformista…

Yo no creo en eso. El ser humano de hoy es estúpido, ha perdido su capacidad de razonar, se ciega, es tarado –que lleva taras, peso extra que le han metido en la cabeza los cristianos y las feministas–, es imbécil –que habla sin base–.

¿Hubo una época donde las cosas sí seguían el orden natural?

Sí, en Grecia, donde cada ciudad-Estado respetaba a las otras y solo se unían en caso de guerra. Y lo mejor, todos sus ciudadanos disfrutaban libremente el erotismo.

Ha usado varias veces las palabras ‘marica’ y ‘machona’ en términos despectivos. ¿Tiene algo contra los homosexuales?

Tengo bastante contra todos lo que reducen todo a, ay, la homofobia –y afemina la voz–. Un marica es aquel que tiene una conducta afeminada, y machona, la que tiene una conducta viril. Diferenciemos entre la incultura popular –que acá llaman conocimiento– y el conocimiento psicológico –basado en estudios científicos, en estadísticas–: el que dos niños vean a su primita y se exciten y se metan mano no los hace homosexuales, solo tienen un impulso sexual que no pueden saciar y utilizan el objeto sexual que tienen a mano. Si un hombre o mujer deciden acostarse con alguien de su propio sexo no es ninguna enfermedad ni ningún problema, el problema está en la ‘neurosis de angustia’, que sí es una enfermedad, que sí es un problema. Si yo digo: “Ay, la naturaleza ha cometido un error conmigo, soy una mujer atrapada en un cuerpo de hombre” y viceversa, estoy generando un conflicto que no puedo resolver porque no voy a cambiar de genes. Si, por ejemplo, yo dijese: “Yo no soy un humano, soy un dinosaurio”, estaría igual de loco.

Es decir, en términos naturales, la homosexualidad es normal…

En la naturaleza pasa que cuando un perro macho no tiene hembra monta a otro macho. No es el objeto sexual ideal, pero ocurre. No es mi opción porque ¿qué me puede dar un hombre?: mano, boca y un culo peludo. Una mujer, en cambio, me ofrece mano, boca, un cuerpo más suave y torneado, el ano, los senos y la vagina, que está expresamente hecha para el placer del pene. Entonces, ¿por qué voy a comer tres platos de segunda cuando puedo comer seis de primera?

Fuente: Perú21

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