Un caso real. Un padre y su hijo prematuro.

Tenía entonces cuarenta y siete años. El niño fue prematuro y no lo dudó, sacrificó su carrera profesional, forzó a la empresa a reducir su jornada al límite legal y asumió la responsabilidad en solitario de la lactancia artificial de su hijo. Por el día y por la noche. Y no por nada especial, sino porque la madre es una empresaria a la que su trabajo no se lo permitía. Normalmente son las madres las que se ocupan de todo y no es noticia. ¿Por qué tiene que ser noticia que lo haga un hombre?. Tienen toda la razón las mujeres cuando exigen la ayuda imprescindible de los padres.

Luego vinieron las enfermedades del niño a las que tuvo que hacer frente en solitario. Si había que ir al médico iba el padre, si había que ir a recogerle del colegio iba el padre y luego se hacía cargo de las actividades extraescolares. Todo lo que casi siempre hacen las madres, trabajen o no trabajen.

Luego llegó el divorcio y el juez se preguntó ¿a quién doy la custodia?.

El padre pidió la custodia y se ganó una denuncia de su esposa por maltrato sicológico que resultó falsa según testimonio pericial.

Después llegó la sentencia sobre la custodia del niño, pero no se le respetaron los turnos de visita, según se lee en autos judiciales y resultó probado. Además el niño se quejó al juez porque quería ver a su padre y no le dejaban, pero no sirvió de nada. Tiempo después el niño dijo al juez que el señor que vivía en la casa con mamá le pegaba muy fuerte. No sirvió de nada.

Un día la madre y el niño salieron en los periódicos, como tantos. La historia de este hombre salió en toda la prensa y se dijo que no todos los hombres son iguales. Y no sirvió de nada.

Enviado por: Raúl Martínez Chavarría

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