Lula está empeñadp seguir el modelo desarrollo que han aplicado los países desarrollados, es decir acabar con los indígenas. En los países desarrollados cuántas etnias existen?, acaso el desarrollo se puede concebir arrasando con todo’, por qué no entienden que esas etnias vivieron miles años tranquilos y ahora quieren imponer un modelo que atenta contra sus derechos.

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Publicado el : 23 de Abril 2010 – 1:31 de la tarde
| Por Marina Brouwer (http://www.flickr.com/photos/internationalrivers/)

“El hombre blanco lo quiere todo: nuestra tierra, nuestras aguas. Habrá guerra para evitar que el hombre blanco no pueda entrar de nuevo en nuestras tierras”.

Twitter ha mostrado que también puede ser una plataforma para los indígenas de la región amazónica, que amenazan con levantar un campamento en el lugar donde el Gobierno planea construir una enorme presa hidroeléctrica.

Brasil está pendiente de la presa de Belo Monte, un mega proyecto que cuenta con el decidido apoyo del presidente Inácio Lula da Silva. Esta semana se firmaron los contratos con un consorcio nacional que deberá entregar la obra en el 2015. La presa, en un río que desemboca en el Amazonas, será la segunda más grande del mundo y aportará gran parte de la electricidad que necesita el vaso país sudamericano.

Elecciones
La construcción de Belo Monte ha dividido a Brasil. Según una encuesta reciente del diario Folha de São Paulo, el 53 por ciento de los brasileños dice sí al proyecto, mientras que el 47 por ciento lo rechaza.

Esta división refleja la situación política nacional, de cara a las elecciones presidenciales y parlamentarias del próximo octubre. La oposición rechaza de plano el mega proyecto, para mostrar su diferencia con el presidente Lula y su Partido de los Trabajadores, para quienes Belo Monte es una apuesta en la que se juegan su prestigio.

Inundación
Los opositores señalan los daños que el proyecto causará a la población local y el medioambiente. Por su parte, un líder indígena se encuentra desde hace varios días en la capital, Brasilia, protestando junto a compañeros y parientes tribales:

“Han ocupado la Amazonía, han construido diques y lagos artificiales para su propio beneficio. A nadie le importa la tierra de los indígenas. Los habitantes del valle de Xingu están siendo expulsados de sus tierras y sus casas”. Según Greenpeace, la presa dejará bajo el agua unos 500 kilómetros cuadrados, lo que obligará a decenas de miles de familias a buscar otros rumbos.

Combativos
Hasta ahora, en los planes de construcción de Belo Monte los indígenas están completamente excluidos, a pesar de que la Constitución les garantiza el derecho a ser escuchados cuando los proyectos afectan su vida cotidiana. Así lo afirma Paul Wolters, un holandés que trabaja en Brasil para una ONG que defiende los intereses de la población originaria.

No obstante la exclusión, el jueves de esta semana los indígenas acordaron dialogar con el consorcio encargado del mega proyecto. Si estas conversaciones no dan ningún resultado, dijeron que están dispuestos a ocupar el lugar donde deberían comenzar las obras.

“En su mayoría son indígenas Juruna,” dice Paul Wolters. “Más tarde se les unirán indígenas Kayapo, un pueblo de guerreros. Los Kayapo no tienen miedo a luchar físicamente. Es difícil hacer previsiones, pero en el momento en que quieran iniciar la construcción tendrán que enviar al Ejército a sacar de allí a los indígenas”. Según Wolters, en una serie de cartas, los indígenas le han hecho saber al presidente Lula da Silva que no aceptarán la construcción de la presa de Belo Monte, y que de ser necesario, correrá sangre.

Eventos mundiales
Los indígenas cuentan con la opinión pública nacional e internacional, y lo cierto es que ya han tenido experiencias parecidas. En los años noventa se habló también de esta presa, pero los planes de construcción volvieron a los cajones a causa de las protestas masivas, a escala mundial.

Esta vez, sin embargo, los partidarios de Belo Monte cuentan con razones de mucho peso. El rápido crecimiento de la economía brasileña tiene mucho que ganar con la electricidad limpia y barata que producirá la central hidroeléctrica.

Además, el país tiene en marcha eventos de enorme importancia, que no pueden ponerse en peligro por falta de suministro eléctrico. En el 2014, Brasil organiza el Campeonato mundial de fútbol, y dos años más tarde los Juegos Olímpicos.

A fines del año pasado, un corte de suministro dejó sin luz a más de 60 millones de personas durante algunas horas. De inmediato surgieron preguntas sobre la capacidad de Brasil para organizar reuniones mundiales como el Mundial de fútbol y los Juegos Olímpicos. Hoy día, el presidente Lula da Silva quiere eliminar para siempre esas dudas, y la solución pasa por la central hidroeléctrica de Belo Monte.

Fuente: Radio Nederland

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