Publicado el : 8 de Abril 2010 – 8:46 de la mañana |
Por Fernando Cabrera (http://informarn.nl)

Abandono Guatemala y continúo mi de viaje por El Salvador. El padre Pepe Morataya tiene toda la razón: no se puede combatir la violencia con más violencia pero tampoco con la Biblia. Morataya es un sacerdote salesiano de origen español que tiene su centro de trabajo en el Polígono Industrial Don Bosco, ubicado en la colonia Iberia, en la capital salvadoreña.

“Antes esto era un basural rodeado de algunas construcciones improvisadas donde vivía gente muy pobre, pero vea, todo lo hemos transformado. Hasta la calle de acceso esta pavimentada”.
El proyecto de prevención y reinserción social que dirige es un referente en la región y por lo que he podido observar hasta ahora, es el mejor, el más serio y efectivo en su clase.

El edificio es un verdadero fortín de color azul. Ventanas y puertas están protegidas por dentro y por fuera por sendas rejas de metal y para ingresar hay que intercambiar el “buen día” con un par de guardias bien armados. Nada nuevo en esta ciudad y no es para menos. Según el taxista que me trajo hasta aquí, nos encontramos en una de las zonas rojas, es decir de alto riesgo en esta capital. Ya dentro del recinto el padre José nos enseña las instalaciones. “Aquí nos hemos instalado hace algunos años. Los muchachos que vienen aprenden un oficio y se tecnifican en él”.

Me señala una máquina con cientos de botones en la parte frontal. “…Estamos haciendo moldes para envases de plástico. Botellas, cajas, etc. El cliente viene con su diseño, explica cómo lo quiere y los muchachos se ocupan de la parte técnica y de hacer el molde. Después eso se produce en otro lugar… multiplicado por miles”.

El proyecto marcha bien y en lo que va de tiempo ha crecido de tal modo que el espacio físico donde están las instalaciones ya resulta insuficiente. “Los muchachos quieren invertir 80.000 dólares en la ampliación para aumentar la producción”.

Le pregunto si puedo hablar con uno de ellos. “Mejor que no, me lo han pedido. Algunos de ellos tienen miedo a que sus enemigos sepan que están trabajando aquí y los molesten o los maten”.
¡Adiós testimonio de marero rehabilitado! Pero eso es lo de menos. Lo importante es que el método funciona, y bien.
Al ver esto, extraña que el Gobierno no imite la iniciativa. “Pues es que no quieren invertir en el aspecto social. No hay estímulo para la mediana empresa”.

El Salvador, y en ese sentido no es el único país en la región, presenta una característica en el aparato productivo. Aquí se han instalado grandes empresas -léase transnacionales- que operan con alta tecnología y por lo tanto absorben poca mano de obra. Esto ha creado una enorme masa de desempleados que, en su necesidad de sobrevivir, han invadido las calles con el comercio informal haciendo durante el día el tránsito de peatones y vehículos casi imposible. Muchos de ellos, con un poco de suerte, han podido crear incluso su pequeña microempresa que no alcanza a dar trabajo sino al dueño y a uno o dos miembros de la familia. Eso es todo. Algo intermedio, la mediana empresa, es prácticamente inexistente. De ahí ese enorme ejército de “buscapegas” que, ya al borde de su desesperación, emigran hacia el norte o – otra vez la misma cantaleta- pasan a integrar las maras o pandillas a las que ahora hay que reprimir.

Recientemente, el Fiscal General de Estados Unidos Alberto Gonzáles, llegó al país con un mensaje. En una concurrida conferencia de prensa dijo “Estados Unidos está con El Salvador en su lucha contra los pandilleros violentos. Reconocemos que esto no es un problema de uno o dos países sino que afecta a toda la región, por lo que debemos trabajar juntos a nivel regional”.

Para efectivizar este trabajo conjunto, con apoyo directo del Departamento de Estado y del FBI, la policía nacional de El Salvador (PNC) deberá crear una nueva Unidad Transnacional Anti Pandillas que se encargará de capturar a los mareros. El paquete es completo. Prevé además, el entrenamiento de policías salvadoreños por el FBI y se implementará un sistema moderno de control de huellas digitales en el ámbito regional. El proyecto se complementa con varias reuniones policiales al más alto nivel y se coronara con la Tercera Conferencia Internacional contra las Pandillas a realizarse el próximo mes de abril en El Salvador. ¡Bravo!

Pero… ¿Y el tema del empleo? ¿Y los esperados puestos de trabajo? ¿Y los medios económicos para desarrollar el plan social que muchas organizaciones especializadas en el tema han calificado de imprescindible, no sólo para disminuir el número de pandilleros y de muertos, sino para evitar que los salvadoreños (y otros centroamericanos) abandonen su país en busca de pan para ellos y sus familias?
Nada de eso se dijo.

Por eso, anoche, muchos salvadoreños se fueron a dormir frustrados, pues bien saben, al igual que el padre Morataya, que la violencia no se combate con mayor represión. Por muy moderna y digitalizada que esta sea.

Texto: Fernando Cabrera es periodista del Departamento Latinoamericano de Radio Nederland y escribe este diario durante su viaje por Guatemala y posteriormente por El Salvador

Fuente: radio Nederland

Puntuación: 0 / Votos: 0