Day: 8 julio, 2009

HORA DE PARTIR II Caravana Documental Ica Peru 2006

Es un documental sobre las condiones laborales de trabajadores(as) de las empresas de agrexportaciòn, claro el documental data de hace 3 años, pero serìa interesante ahora en el 2009 las condiciones laborales han mejorado algo. La agroexportaciòn tuvo y tiene èxito por el bajo salario que pa los empresarios a sus trabajadores(as). Pensar que en Estados Unidos y Europa no se den por enterado estas condiciones laborales.

“””””””””””””””””””

Autoras(es):
Participantes: Jose Surco, Maura Gastelú, Navale Quiroz, Pedro Acevedo, Leonardo Castilla, Rafael Calderón, Edson Mendoza, Mariaelena Cáceres.

(más…)

“A las prostitutas había que ir porque sí, como a la escuela”

jueves 15 de octubre de 2009
ARGENTINA Página 12 Luciana Peker
La Prostitución y yo

Por Pablo Cedron *

A las prostitutas había que ir, nunca se me explicó por qué ni conocí a nadie a quién se lo hubieran explicado. Pero no se trataba de una confirmación de la virilidad o de un desfogue de necesidades fisiológicas largamente reprimidas, no, había que ir porque sí, como a la escuela. Alguien, muy atrás en la historia, en la era de los dinosaurios lo había decidido y era inútil discutir. Explicaciones había muchas, principalmente de los alumnos más grandes “la leche del hombre entra y se empieza a remover adentro, se remueve, se remueve –decía Marinucci que tenía hermano mayor–, se remueve y después de un tiempo se empieza a endurecer”.

Yo me imaginaba una máquina parecida a la que hace los helados, con unas paletas que giran sin parar. “A los nueve meses termina de crearse la persona ¿no ves que somos del color de la leche?”, “pero y los negros?”. “Los negros tienen la leche negra ¿no sabías?”, y así terminaba la explicación. Había que ir a las prostitutas. Si había esclavitud, pobreza, extorsión, abuso, miseria o locura detrás de la prostitución eso no era cosa que a uno le incumbiese.

Teníamos entre once o doce años y el hermano de Marinucci nos daba cita en un terreno baldío. Detrás de la basura y la maleza donde zumbaban millones de moscas estaban las ruinas de una casa abandonada donde una señora traída por él, que para mí tenía sesenta o setenta años, se acostaba sobre un sofá cama quemado, que Marinucci arrastraba desde el basural ayudado por su hermano, y copulaba con todos los niños. Cada uno se presentaba muñido de un puñadito de moneda y en completo orden se organizaba una cola en la que solíamos ser veinte y a veces más. No había agua, inconveniente que se subsanaba mediante varios sifones de soda y una pila de diarios viejos que el mismo Marinucci traía. Entonces, entre uno y otro niño, la señora se echaba un chorro de soda y se pasaba un papel de diario.

De niño viví varios años en una casa de inquilinato de Olavarría al setecientos. En el piso de arriba vivía un hombre que andaba siempre en bicicleta y se peinaba usando limón como fijador, creo que fue el único tipo al que llegué a ver usando polainas. Con él vivían en una pieza dos hermanas que ejercían la prostitución. Cuando recibían visitas de familiares, por ejemplo, usaban un mate para ellas y otro para las visitas. Que fuesen putas era normal, nunca escuché a nadie murmurar acerca de ellos. Recibían muchos clientes. Como el agua corriente estaba abajo, las hermanas se higienizaban mediante una palangana con agua que subían a la mañana temprano. Los sábados preparaban en la misma palangana churros que ambas iban a vender a la plaza Once.

Las prostitutas nunca son lindas como en las películas, siempre tienen algo de desvencijado, un desgaste redondo y pulido por cientos de roces, como las cosas de la vía pública o como los juguetes usados que le regalan a uno cuando está internado en un hospital. Si hay lindas, yo nunca las vi, y si las hubiera, al fin de cuentas, la cosa no dejaría de ser como con las demás, una masturbación asistida. Creo que el sexo era para uno en aquel entonces una especie de acto de arrojo, de valor. “Yo creo que me atrevo con esa vieja” y una vez que pasaba el último sifonazo uno tomaba interiormente impulso y se arrojaba como en un oleaje o una carga de caballería o en un incendio.

¿Pero yo pago o no pago por sexo? No, no pago. ¿Cuánto placer necesitaría uno para aplacar el dolor y la desesperación, para mitigar parte de la soledad? ¿Cuánto valdría eso? No habría precio. Hace tiempo una prostituta no me cobró, después descubrí que fue debido a que me confundió con otro actor.

* Actor, escribió el guión de la película Felicidades, le gusta pintar y vivió en Santa Cruz, donde tiene caballos.

Permalink:
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/subnotas/5225-539-2009-10-15.html

Fuente:

Centro de Estudios de Género y Desarrollo CEGEDES …Espacio en construcción
(más…)

La creación de lo obsceno

Brasil

El antropólogo Jorge Leite Jr, de la Universidad de São Carlos (UFSCar/SP) ha dedicado su carrera académica al estúdio de géneros, cuerpos y sexualidades transgresoras. Su tesis de doctorado en Ciencias Sociales, defendida en 2008 en la Pontifica Universidad Católica de São Paulo, investiga la invención de las categorías “travesti” e “transexual” por el discurso científico. Leite también publicó el libro “Das maravillas e prodígios sexuais”, en el cual aborda la temática de la pornografía bizarra y prácticas consideradas perversas dentro de un amplio abanico de transgresiones sexuales. Su deseo por estudiar tales prácticas surgió justamente por la repulsión que el sexo bizarro causa cuando es debatido socialmente, “inclusive por personas que militan decididamente a favor de los derechos de las minorías sexuales”, dice, identificando ahí un juego incesante de represión/creación de nuevos patrones de conducta: “Cuanto más organizamos nuestros ideales de lo que ‘debería estar en escena’ en relación a los deseos y prácticas sexuales, más evocamos aquello que ‘no debería estar en escena’, o sea, más criamos lo obsceno, afirma.

Este es el tema de su artículo A pornografia ´bizarra’ em três variações: a escatologia, o sexo com cigarros e o ‘abuso facial’”, incluido en el libro “Prazeres Dissidentes” (CLAM/Editora Garamond), organizado por María Elvira Díaz-Benítez y Carlos Figari. La compilación, que incluye también trabajos que analizan temas como la pedofilia, el sexo bareback y el BDSM, entre otros, fue lanzado recientemente en Buenos Aires durante la VIII RAM – Reunión de Antropología del Mercosur. En el Brasil, la obra será lanzada en São Paulo el 21 de octubre y en Rio de Janeiro el 9 de noviembre. En la entrevista a seguir, Jorge Leite analiza algunas cuestiones discutidas en su artículo.

Qué es lo que localiza a la escatología y al abuso facial en el rol de prácticas sexuales extremas? Qué es lo que las torna tan peculiares?

Lo que las convierte en tan peculiares es, antes de todo, la capacidad que estas prácticas sexuales tienen de shockear los límites socialmente establecidos sobre lo que puede ser visto como una sexualidad “normal”, “saludable”, “bella” o “correcta”. Todavía no vemos a las personas desfilando su “orgullo escatológico”, no escuchamos las confesiones en voz alta en los encuentros sociales sobre el placer de ser penetrado en la garganta hasta vomitar y no existen muchos debates académicos sobre tales prácticas y placeres, a no ser para descalificarlas. La escatología y el llamado “abuso facial” parecen no tener lugar ni en el imaginario ni en los discursos sexuales legitimados socialmente, menos aún en la presentación de estas prácticas.

Como el erotismo y la transgresión aparecen en los enunciados sexuales creados por la pornografía “bizarra”?

Se puede afirmar que la pornografía autointitulada “bizarra” es la versión sexual de los freak shows (también conocidos como espectáculos de aberraciones) que tuvieron éxito en Europa y principalmente en los Estados Unidos a finales del siglo XIX y comienzos del XX, cuando las capacidades humanas y las formas físicas más increíbles eran presentadas para causar espanto en la platea. Mientras los circos y ferias presentaban “el hombre elefante”, la “mujer barbada” y “la familia que come trozos de vidrio”, la ciencia presentaba en congresos médicos al “perverso sexual”, “la familia degenerada”, y “la mujer histérica”. La pornografía no se quedó por fuera de esta fiebre de espectacularizar lo extraño y lo inusitado.

Durante el siglo XX, un ramo de la pornografía heredó la idea de mostrar extrañezas y maravillas que pueden causar tanto espanto, como miedo, risa, odio o curiosidad, pero que, principalmente, poseen el potencial de shockear. Así, surgen las películas porno mostrando la mujer que introduce pepinos en su canal de la uretra, el hombre que siente placer con heces, la señora con senos gigantes o el joven con dos penes. Sin contar, por supuesto, con personas enanas haciendo sexo, los cuales son personajes clásicos del universo del entretenimiento. La idea es transgredir todo aquello que puede ser considerado “convencional”, “tradicional” o, inclusive, “correcto” en el terreno de la sexualidad.

Si la ciencia rotula algo como “perversión” o “parafilia”, la pornografía invierte en este campo clasificándolo de “bizarro” y espectacularizando la tal “perversión”, justamente porque ella es considerada de esa manera. Si la pornografía muchas veces es vista como la versión “perversa” o “desviante” del erotismo, la pornografía bizarra es el exagero de esta lógica.

En 1967, Guy Debord escribió que “el espectáculo no es un conjunto de imágenes, sino una relación social entre personas, mediada por imágenes”. Desde esta perspectiva, cómo usted analiza la espectacularización de la pornografía como un todo y no apenas sus vertientes “bizarras”?

No podemos olvidar que la pornografía en el sentido moderno del término – un producto que presenta una representación obscena (sea en imágenes, sonidos, textos u objetos) dirigido al consumo masivo y teniendo como principal objetivo el placer sexual/erótico de sus consumidores y el lucro de sus productores – es indisociable de la cultura de masas. De hecho, ambas nacen juntas en la segunda mitad del siglo XIX. En una época en que todos estaban hablando de sexo, la cultura de masas también presentó su discurso sobre el sexo, y lo hizo no resaltando cuánto de pecado o divinidad puede tener esta vivencia, ni cuán refinadas pueden ser las prácticas sexuales, ni explicando si ellas son sanas o enfermas, “pervertidas” o “correctas”. Lo hizo relacionando el sexo a la diversión y al entretenimiento. La pornografía es el discurso sobre el sexo en la cultura del espectáculo.

Su artículo también analiza la práctica del sexo con cigarrillos. Usted dice que fumar viene siendo cada vez más asociado a una gramática sexual “desviada”. En qué medida? Podemos entender esta nueva erotización del cigarrillo como una respuesta al proceso de desfetichización del tabaco, emprendido especialmente por el discurso científico?

La pornografía, especialmente la “bizarra”, trabaja fundamentalmente con la idea de transgresión y para eso necesita de una “norma” que pueda transgredir. La idea de un sexo “bizarro” no existe sin su opuesto constitutivo, el llamado sexo “convencional”.

Si ahora la ciencia, pensada como la autoridad moral en lo referido a la “salud”, condena cada vez más el cigarrillo, la pornografía ya percibió el potencial de transgresión incluido en el acto de fumar, además, esta transgresión siempre estuvo presente históricamente en la idea de ser las mujeres las que fuman. Lo que tienen de novedad los websites y las películas que asocian sexo y tabaco, no es el cigarrillo como algo fálico o la capacidad de fumar por los genitales, sino la idea de fumar como algo políticamente incorrecto, “sucio”, “perverso”, pues se desvía de las normas saludables, algo transgresor en sí mismo, y por lo tanto, eróticamente intenso. Si fumar está siendo cada vez más deslegitimado del espacio público, en la pornografía está encontrando acogida en el espacio de la privacidad erótica espectacularizada; si el cigarrillo es expulsado del campo de los placeres permitidos, él encuentra abrigo en la basta región de los placeres prohibidos. Y es importante tener en cuenta que cuando escribí el artículo todavía ni existía la ley estadual de São Paulo contra el cigarrillo.

Fuente: Clam.org (más…)

Perú: Reflejos engañosos

Una serie de crímenes y hechos luctuosos ocurridos en el Perú en los últimos meses, que involucran a conocidos personajes del espectáculo y de altas esferas sociales, puso en primer plano de la noticia la relación de pareja entre personas del mismo sexo. En los relatos periodísticos se hizo evidente la carga de prejuicio y discriminación, reflejo de un contexto político y social adverso a los derechos humanos de la población LGBT.

El asesinato del conocido estilista y personaje mediático Marco Antonio Gallegos a manos de un joven que fue su compañero íntimo ocasional ocupó durante semanas las primeras planas de la prensa nacional. Lo mismo sucedió con el crimen de Alicia Delgado, famosa intérprete folklórica, que habría sido ordenado por su pareja, la también exitosa cantante Abencia Meza, hoy detenida. Posteriormente, la reapertura de la investigación del asesinato de una próspera empresaria de la colectividad judía dirigió los reflectores de la prensa hacia el lesbianismo de su hija, a cuya pareja se sindica como autora intelectual del crimen.

En la profusa información que circuló respecto de los mencionados casos, si bien se evidencia la naturalización de las uniones homosexuales, simultáneamente se advierte una carga peyorativa y estigmatizante en relación con la diversidad sexual. “Los reportajes sobre estos casos suelen presentar imágenes de sordidez y marginalidad en torno a las relaciones entre parejas del mismo sexo”, afirma Chrisstian Olivera, comunicador integrante del Movimiento Homosexual de Lima (MHOL), quien ha investigado sobre crímenes de odio con base en información aparecida en la prensa diaria.

“En gran parte de los relatos hay un tratamiento sesgado y prejuicioso. Hacen ver que las relaciones entre gays y lesbianas son terribles y perversas, cuando la violencia que puede haber en este tipo de relaciones no es diferente de la que sucede en parejas heterosexuales, cosa que se comprueba en las páginas policiales con los altos números de casos de feminicidios”, señaló el activista.

Según Olivera, la mayoría de los mensajes informativos no analizan el contexto adverso en que se desenvuelven las relaciones de pareja entre personas del mismo sexo, obligadas a ocultarse para evitar la condena social y siendo más vulnerables al chantaje o a situaciones de riesgo que usualmente no son denunciadas, ya sea por evitar el escándalo, o porque saben que no obtendrán el respaldo de las autoridades.

Ausencia de referentes

Para Verónica Ferrari, integrante de la Unidad de Lesbianas y Bisexuales del MHOL, a raíz de los crímenes mencionados se ha suscitado una mayor visibilidad de las lesbianas en la prensa, pero bajo un halo de violencia y escándalo que no aporta nada positivo a la promoción de una cultura inclusiva y de respeto a la diversidad sexual.

Durante su participación en el programa de televisión por internet Gay friendly, la activista consideró que a partir de la óptica prejuiciada de algunos medios de comunicación, se va construyendo un sujeto gay/lésbico con características vinculadas a la agresividad y la violencia. “Los medios de comunicación deberían visibilizar adecuadamente las relaciones lésbicas para crear referentes que contribuyan a la convivencia respetuosa entre las personas. Si cada vez más políticas, periodistas y deportistas exitosas se atreviesen a decir que son lesbianas y que viven una feliz relación de pareja, estaríamos comenzando a cambiar las cosas”, acotó.

Fernando Vivas, sociólogo y crítico de televisión resaltó algunas diferencias en la manera como fueron noticiados los hechos en cuestión. Recordó que en el caso del estilista Marco Antonio, un canal televisivo lo divulgó como portador de VIH, con lo que no solamente vulneró las normas de confidencialidad existentes, sino que propició un clima atenuante para el asesino, al presentar ese hallazgo como un móvil para el crimen.

Asimismo, enfatizó que en las historias relacionadas con las cantantes folklóricas, ambas mujeres de origen muy humilde, se vinculó el hecho de ser lesbianas con los episodios de violencia protagonizados por la inculpada contra la víctima durante su relación de pareja.

“En cambio, en el caso de las jóvenes involucradas en el asesinato de la empresaria, pertenecientes a los estratos sociales altos, se trató con naturalidad la preferencia sexual de los personajes, sin subrayarlos como parte de su perfil”, destacó.

Para Chrisstian Olivera, las imágenes generadas en los medios de comunicación sobre el sujeto gay/lésbico presentan aún muchas contradicciones y limitaciones. Esto sugiere la necesidad de que los colectivos defensores de los derechos humanos intensifiquen su incidencia en los espacios públicos, para así avanzar hacia un estado de convivencia respetuosa entre todas las personas.

Fuente. Clam.org (más…)