Internet, control y libertad
Jorge Bossio Montes de Oca.
Docente de la Especialidad de Ciencias de la Información.
El 2 de setiembre se cumplieron 40 años desde que dos computadoras de Arpanet intercambiaron datos iniciando una etapa de circulación de información sin precedentes en la historia. Hoy las discusiones más importantes sobre Internet tienen que ver con el grado de libertad con la que esta circulación se puede producir. “Gestión” de la red o erradicación de restricciones, he ahí el dilema.
Un día cualquiera usted podría encender su computador y, al tratar de seguir un enlace de internet, recibir un mensaje de su operador de internet: “Sitio no disponible para el plan básico, solicite su servicio Premium llamando al 0-800-12345”. ¿Se imagina contar con dos redes internet, una abierta y pública y otra cerrada y exclusiva, como sucede con la televisión de señal abierta y la televisión por cable? ¿Se imagina que ciertas páginas o aplicaciones en línea sólo se puedan acceder contratando un servicio específico de acceso a internet? ¿Se imagina tener que pagarle a las empresas operadoras de internet para que la página web de su negocio o su weblog puedan ser vistos por sus clientes o lectores? ¿A quién se le ocurriría convertir a internet en algo tan parecido a la televisión? ¿De dónde proviene esta idea? ¿Cuáles serían sus razones y cuáles las consecuencias?
Existe un amplio debate entre quienes buscan una internet abierta y sin filtros (partidarios de la neutralidad) y aquellos que propugnan el uso de sistemas de gestión de red para un uso más eficiente de la misma (partidarios de la gestión de red). Para el primer grupo, son importantes aspectos como la concentración de mercado y la posibilidad de que una sola empresa concentre un gran poder en el mercado. Otras implicancias serían la posible constitución de un monopolio, así como el futuro de la libertad de expresión e impedimentos a la innovación, a la competencia y al acceso universal a la banda ancha. Para los partidarios de la gestión de red, en cambio, el énfasis está en procurar un mejor uso de las redes existentes, evitar la congestión, brindar a cada usuario el servicio y calidad que está contratando. Las implicancias también alcanzan la posibilidad de obtener recursos que permitan financiar la expansión de las redes y la actualización tecnológica para convertirse en redes de nueva generación que puedan soportar servicios de banda ancha.
Si bien el Perú cuenta con una regulación pionera que prohíbe a los proveedores de acceso a internet bloquear o limitar el uso de alguna de las aplicaciones, las empresas están incluyendo cláusulas que violan este principio en los contratos con sus usuarios. Tal es el caso del servicio de acceso a internet usando la tecnología 3G de Claro (operador de telefonía celular), en que “Claro se reserva el derecho de no dejar pasar o bloquear ciertos tipos de tráfico de internet como Voz sobre IP (por ejemplo, Skype, Google Talk, etc.), tráfico Peer to Peer (por ejemplo, Emule, Bit Torrent, etc.), spam y cualquier otro que considere necesario”.
En la actualidad, se discuten las modificaciones a las Condiciones de Uso de Servicios de Telecomunicaciones. Como parte de estas modificaciones, el regulador ha planteado retomar el control de la situación e impedir que las empresas establezcan de manera unilateral y discrecional qué es y qué no es un uso indebido. La decisión queda a cargo del OSIPTEL.