Archivo por meses: enero 2009

RELIGIONES DEL PERU Y EL MUNDO

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Es evidente que la llegada de los españoles estuvo teñida de su lucha, allá en la península ibérica, contra la religión de los moros (el Islam) y contra el judaísmo. Al venir a América sintieron que debían continuar con la propagación de su propia fe, sin reparar que las religiones con la que se encontraron aquí eran de una naturaleza bastante diferente. No creo que sea una exageración que las religiones de América tienen más similitudes con las religiones de Asia en la medida en que el monoteísmo de las religiones del Mediterráneo no resultaba coherente para sociedades que respetan tanto al Dios del Cielo como a la Diosa de la Tierra. A todo esto se puede sumar todos los fenómenos naturales que nos problematizan por el hecho simple de usar la palabra dios tanto en singular como en plural. Entonces, tenemos dioses de la lluvia, del mar, del viento, del rayo, etc.

Lo que más llama la atención es la extensión de las creencias religiosas previas a la llegada de los invasores. Destaca la crónica de Cristóbal de Albornoz por las similitudes en lo que se refiere a wakas por todo el norte del Perú, tanto en la costa, incluso islas, como en la sierra, incluyendo Tarma, Huánuco, Conchucos, Chachapoyas, Cajamarca, Cañaris y Quito y al repasar esa lista de centro de adoración, encontramos que todos tienen características similares. O son grandes peñones o son cerros. Con esto podemos concluir que había una religión uniforme a lo largo y ancho del Tawantinsuyu y esto nos permite hablar de un territorio sagrado y ya no solamente de una ciudad sagrada: Cusco. Ni siquiera los romanos pudieron imponer su religión durante 600 de imperio (y al contrario, absorbieron la egipcia, la asiria y la persa) y les tomaría 700 años introducir el cristianismo en Europa entre los pueblos llamados bárbaros luego de la caída del imperio de occidente (año 476 DC). Sigue leyendo

MITOS Y RITOS DEL CUSCO

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Ante todo debemos aclarar que la palabra mito ha sido desvirtuada porque el apóstol Pablo quiso distinguir la historia según la cual Dios había tenido un hijo (muerto y resucitado) de los mitos griegos en los que era común creer que el dios Zeus había descendido varias veces al mundo para tener hijos con mujeres humanas. El caso de Dionisios es solo uno de ellos. Entonces, Pablo insistió en que entre las concepciones religiosas Jesús era histórico y las demás eran mitos. Pero los mitos de todas las religiones son historia pero historias para ser contadas en forma poética y si no son historia temporal (crónica), eso no importa porque lo importante es que haya mucha gente que la crea. Basta con que sea una realidad indiscutible para que sea un mito, así no sea comprobable por medios físicos o científicos. Si Alá, Dios para el Islam, dictó el Corán, libro sagrado de los musulmanes es comprobable o no, deja de ser importante ante el hecho que 900 millones de musulmanes lo creen y se inclinan 5 veces al día con dirección a la Meca para rezar. Lo mismo se puede decir de Miguel Grau a quien no hace falta haberlo conocido para que sea un ejemplar mito de caballero y justo servidor de su patria.

Lo mismo aplica al mundo andino. Los mitos importados por los españoles proceden de aquellas historias por las cuales el primer hombre es castigado por Dios al haber desobedecido comiendo el fruto del árbol del conocimiento de bien y del mal. Ese castigo consiste en ganarse el pan con el sudor de su frente. Es interesante que semejante mito haya producido un rechazo al trabajo físico por parte de quienes lo creen (unos 800 millones pero de judíos y cristianos, en este caso) y es común creer que el trabajo del campesino es arduo y el del oficinista no tanto. Esto es curioso en el caso del Perú, puesto que el mito que crea al hombre y a la mujer en el lago Titiqaqa ordena al hombre a trabajar la tierra y a la mujer a tejer. Compréndase el choque entre culturas y hace 500 años y el hecho de que siga sin mayores alteraciones hasta la fecha. Por lo cual aprovecho para mencionar que el rey de España decretó en 1782 que no se perdería hidalguía si se descubría a un noble trabajando con sus manos. Es decir, que durante toda la colonia, era una infamia que los españoles se ensuciaran las manos. Eso lo vemos hasta ahora con el afán de la mayoría de ser universitarios en vez de ser técnicos, mecánicos, carpinteros o albañiles o, de ser parte de nuestra honorable herencia inca: los campesinos. Sigue leyendo

CUSCO, CIUDAD SAGRADA

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Lo que pasamos por alto, cuando vemos al Cusco como capital de un imperio o, peor aún, sede de un poderoso ejército, es el carácter sagrado de la ciudad. Partiendo de que contenía 328 wakas (aunque en otra parte dice que eran más de 400) que figuran en la relación de Polo de Ondegardo, podemos recordar que Martín de Murúa, menciona que hubo más de 340 y José de Arriaga escribe que eran 360. Este último número nos importa porque se puede referir a los días del año. De manera que es muy posible que cada día del año hubiera sido necesario visitar a una u otra waka. Es evidente que el año tiene 365 ¼ de días y que los incas lo sabían, pero es posible que hubieran hecho lo mismo que los babilonios y dedicar 5 días del año a lo que hasta hoy constituye los días de carnaval (aunque ahora solo de 3 días) durante los cuales el tiempo no transcurre y el hombre se puede disfrazar y hacer disparates. Que haya sido así entre los Incas, tiene relación con el reconocimiento del tiempo como sagrado. Estos 300 y pico santuarios estaban alineados a lo largo de 42 ceqes. Esas líneas no eran rectas pero si se encontraban en direcciones definidas. Ya sea hacia el Chinchaysuyu (norte) (9), Antisuyu (este) (9), Qollasuyu (sur)(9) y hacia el Contisuyu (oeste) (14). He aquí un primer misterio: ¿por qué no había solo 9 ceqes en la dirección hacia el Contisuyu sino 14. Sospecho que hay razones cosmológicas y religiosas por investigar. Sigue leyendo

CUSCO, CENTRO DEL MUNDO

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La afirmación de Garcilaso de la Vega en sus Comentarios Reales acerca del Cusco como Ombligo me lleva a recordar que Garcilaso hablaba quechua y castellano, pero también aprendió latín y griego, como era propio de cierta clase social europea de finales del siglo XVI. Es a través del griego que conocerá la palabra omphalos (ombligo) para significar “centro del mundo” pues cabe anotar que el historiador griego Pausanidas nos dice “Lo que los habitantes de Delfos llaman OMPHALOS es de piedra blanca y se considera que está en el centro de la tierra”.( En griego, la grafía ph, suena cercana a la letra efe, igual que en quechua en que la palabra saphi (raíz) tiene un sonido cercano a safi.) Tenemos, entonces, ómfalos, palabra que Garcilaso usó, ya influenciado por las corrientes del pensamiento clásico en Europa, para decirnos que el Cusco era el centro del mundo. ¿Cuál mundo? Pues, del Tawantinsuyu, claro. Sigue leyendo