Reducir la desigualdad, alentar la igualdad
Cuando le pidieron a Jimmy Carter (ex-presidente de USA), dar una exposición ante la Fundación Nobel en 1999, sobre el mayor problema del mundo. Él no habló sobre el cambio climático, la globalización, la tensión nuclear, el VIH o el SIDA, sino sobre “el creciente abismo entre las personas más ricas y más pobres en la tierra”.
Jeffrey D. Sachs, en 1820 refiere que la diferencia per cápita entre la región más rica del mundo y la más pobre era 4 a 1. En el 2002, Carter refiere que es 75 a 1.
Se requiere un llamado a la solidaridad e igualdad. Esa disparidad causa hambre, analfabetismo, degradación medio ambiental, conflictos violentos y enfermedades innecesarias. Al día mueren 26,500 niños por causas evitables producidas por la pobreza (ello equivale a 100 aviones que se estrellan diariamente).
¿Porqué el haber nacido en un determinado lugar en el mundo condicione grandemente su calidad y aún supervivencia?, en palabras de Bono:
“Podemos ser la generación que ya no acepte que un accidente de latitud determine si un niño vive o muere”.
En evangelio, nos anima a propover igualdad y austeridad:
“Porque no digo esto para que haya para otros holgura y para vosotros escasez, sino para que en este tiempo, con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que también la abundancia de ellos supla la necesidad vuestra, para que haya igualdad, como está escrito: «El que recogió mucho, no tuvo más y el que poco, no tuvo menos.» 2 Corintios 8: 13-15
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