¿Matemos a la democracia? (*)

En nuestra larga historia de dictaduras, los militares siempre tuvieron una excusa para quebrar el orden constitucional: el fracaso de los gobernantes civiles. De esta manera, el quiebre constitucional se presentaba como una cuestión necesaria frente a la incompetencia de los políticos, manifestada en las crisis ministeriales o parlamentarias. El fracaso de los gobernantes, pues, ha sido la premisa que por mucho tiempo justificó el militarismo.

Los recientes incidentes en el escenario político (los dimes y diretes, las intrigas, la incapacidad de tomar decisiones, los malos manejos, etc.), que terminaron con el nombramiento de Carlos Ferrero como nuevo presidente del Consejo de Ministros, llevaron a algunos miembros de la clase política a declarar que la crisis del gobierno era terminal, que el gobierno no daba para más, que no podría llegar al 2006. A partir de estas premisas demandaron, y lo siguen haciendo, el adelanto de las elecciones. Y parece no faltarles razón: un vicepresidente moralmente cuestionado y que seguramente será desaforado, otro vicepresidente en el que muy pocos confían, una presidenta del Consejo de Ministros acusada de inconductas funcionales y malamente “renunciada”, un Presidente incapaz de poner orden en sus propias filas ponen en evidencia que el gobierno está en graves problemas.
Sin embargo, dicho pedido de adelanto de elecciones parte de la misma premisa militarista: el fracaso o la incompetencia del gobierno. Dado que el actual contexto mundial no admite fácilmente los golpes de Estado o las dictaduras abiertas, se propone entonces, ya no un golpe de Estado militar, sino que se recorte el mandato presidencial vía adelanto de las elecciones. Es decir, una nueva interrupción de la continuidad del estado de derecho.

Un elemento peculiar en esta nueva ola de pedidos de interrupción del orden constitucional es confundirlo con el pedido de una Asamblea Constituyente. Debe aclararse que, en principio, se trata de dos asuntos distintos. Una cosa es pedir que debido a que el gobierno está en crisis y “ha fracasado” deban adelantarse las elecciones; otra es pedir, como una alternativa a la necesaria reforma constitucional, una Asamblea Constituyente.

De admitirse la idea de que una Asamblea Constituyente y el adelanto de elecciones son la solución a una crisis ministerial o parlamentaria, entonces legítimamente debemos preguntarnos: ¿Cada vez que ocurra una crisis tendremos que convocar a una Asamblea Constituyente y adelantar elecciones? o ¿tendremos que tocar la puerta de los cuarteles?

Por más que el gobierno atraviese por una severa crisis, el régimen democrático no ha fracasado. Está débil y le falta consolidarse, pero no ha fracasado. Por el contrario, son precisamente esos pedidos de adelanto de elecciones que ocurren ante cada crisis del gobierno los que, en caso de tener éxito, terminarían haciendo fracasar al régimen democrático.

El gobierno está en problemas, es cierto, pero no por eso vamos a matar a la democracia. La consolidación de la democracia necesita de la lealtad de los actores políticos y sociales para con sus reglas de juego, más allá del nivel de aprecio que se tenga por los gobernantes de turno y más allá de sus debilidades y falencias.

(*) Publicado en diario LA REPÚBLICA, Lima, miércoles 24 de diciembre de 2003.

Y para matizar, algo del fino humor político del genial Heduardo:

Fuente: http://www.peru21.com.pe/galeria/macro/heduardicidiosperu21.asp
Perú 21, 28 de abril de 2004

http://www.peru21.com.pe/galeria/macro/heduardicidiosperu21.asp
Perú 21, 10 de febrero de 2005

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Comentarios

  1. fernando escribió:

    Los que pedian vacar a Toledo eran los apristas. Qué dirán ahora los apristas cuando Alan viene bajando dramaticamente en las encuestas debido a los yerros más que evidentes de su gobierno. ¿También pensarán en la vacancia?

  2. Enzo escribió:

    Los errores cometidos por Toledo no son nada comparados con los que está cometiendo García y el apra; solo basta ver la cantidad de muertos que tiene en su haber desde su primer gobierno el sr. García. Si Alan y los apristas tuvieran sangre en la cara deberían renunciar.

  3. Jose Carlos Machicao escribió:

    Muy buen articulo. Hay que hacer una labor muy cuidadosa para difundir bien el OBJETIVO que tiene la democracia y el Estado. El objetivo de la democracia no es castigar politicamente a quienes se equivocan (aunque luego se apliquen sanciones) sino evitar que esto reduzca la calidad de vida de los ciudadanos, tampoco es objetivo de la democracia lograr mayores niveles de inversión financiera (aunque se tomen ciertas medidas para alentarla si es necesaria), sino hacer que la inversión existente contribuya al incremento de la calidad de vida de la población. Estas confusiones son muy comunes en los ciudadanos, en la mente de ciertos empresarios y en los documentos formales de muchas entidades publicas.

  4. cmsalcedo Autor escribió:

    Estimado Jose Carlos,

    Gracias por el comentario. Ciertamente, como tú lo señalas, muchas veces se le exige a la democracia, que es fundamentalmente, un régimen político, otro tipo de cuestiones que, más bien, derivan de la política económica. El problema de estas confusiones es que, cuando fracasa la política económica, lo que termina perdiendo legitimidad es el régimen político democrático. No se entiende que la democracia es un valor en sí mismo, que debemos defender.

  5. Elvis Mori escribió:

    Carlos, me gustan tus reflexiones, porque normalmente puntualiza bien los temas.
    Sobre el tema a colación: es antidemocrático presentar la moción de vacancia presidencial? Es curioso, porque el mecanismo usado es propiamente la " moción" dentro del congreso, dentro de la democracia institucionalizada ( otro es el debate sobre el tipo de democracia).
    Se mata la democracia ejerciendo derechos y mecanismos democraticos? Es militarista usar los mecanismos democráticos?

  6. Alan Salinas escribió:

    Carlo magno, creo y lo sostengo desde que he tomado más atención a lo que se dice llamar régimenes (sea esta: democrática, autoritaria o dictatorial), que en el caso peruano: el régimen democrático al no estar institucionalizado, al no tener actores políticos estables y creíbles, al tener un "montón" de operadores políticos pululando por el país, y al jugar políticamente desde la informalidad, casi siempre, no van a derrumbar ningún gobierno (en este contexto) ni por la vía civil-militar ni por la militar. Esto se debe a que tenemos regímenes de baja intensidad donde los actos represivos de agentes del gobierno, actitudes inmorales (desde el gobierno de toledo hasta García) no han marcado la pauta, como en otros países. Lo único que hacen es establecer canales y lobbyes dentro del sistema democrático, generando un feed back entre la formalidad y la informalidad política. Los ciudadanos solo ven pullas entre actores políticos y sociales por repartirse la torta, y nada más.De esa manera, le doy otra lectura a la crisis coyuntural del gobierno aprista.

    Buen punto, el suyo.

    Saludos, …

    Alan

  7. David Pizarro escribió:

    En el Perú, se debe defender la democracia y sus instituciones, entre las cuales esta la permanencia de la gobernanza y la gobernabilidad. Luchemos por ello, por cuando fortalece la libertad y la dignidad de los peruanos.
    dapisa
    ciudadano del mundo

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