La educación, los planes de gobierno y el código samurai.

Con el afán de no olvidar as viejas promesas y a cuenta de futuras ilusiones. Aquí la huella de lo que los partidos prometieron en las elecciones nacionales del 2006. Y por si o olvidaron, ganó el APRA.

“Cuando un samurai dice que hará algo, es como si ya estuviera hecho. Nada en esta tierra lo detendrá en la realización de lo que ha dicho que hará”.
Makoto, sinceridad absoluta. Código Bushido (400 D.C)

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Este artículo pretende aliviar la tarea del agobiado ciudadano que debe navegar en las aguas farragosas de las propuestas de plan de gobierno de los 23 partidos políticos que se presentan a estas elecciones del 2006.

En primer lugar recomendamos no preocuparse por todos aquellos partidos que no han presentado plan de gobierno, buscar frases coherentes de sus candidatos sobre cualquiera de los temas importantes puede ser divertido pero es una tarea esforzada. Le advertimos además que el que no pone por escrito sus propuestas está siempre sujeto a la tentación de decir que piensa como usted, que lo a usted le parece es exactamente lo que él va hacer, y así espera conquistar votantes con promesas no documentadas que jamás cumplirá o que no reconocería como promesas si lo hiciera por casualidad.

Actualmente (2006) existen 41 organizaciones políticas inscritas, cinco de ellas son alianzas electorales y reúnen más de un partido, es el caso de los fujimoristas de Alianza para el Futuro que creen que solo basta decir que su plan de gobierno es el mismo del 2000, como si no hubiera pasado nada desde entonces. De manera semejante la alianza Fuerza Democrática que lidera Alberto Borea no presenta plan alguno, tal vez siguiendo la frase del poeta que dice que se hace camino al andar, lo que es buena literatura pero mala política.

Entre los partidos la cosa no está mejor. De los 36 inscritos 24, dos terceras partes, no han creído necesario contarle al país los planes que tienen, siete porque pertenecen a alguna alianza, y 17 porque no lo han creído conveniente. Si quiere conocer a los cumplidos, vea la tabla 1

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Comenzaremos nuestro análisis desde una perspectiva general. A un lector desprevenido puede llamarle la atención esta especie de complejo fundacional de los planes de gobierno que hablan de establecer una nueva república. Esta forma de ver el pasado y tirarlo a la basura porque no ha producido lo que nos gustaría es una forma de evadir nuestra propia responsabilidad sobre los hechos, y por tanto evitar la reflexión sobre lo que realmente debemos hacer. Aunque este no es el espacio para discutir ampliamente el asunto diremos que, a pesar de todo, en nuestro país hay hoy día mucho más libertad, igualdad y fraternidad que la que teníamos hace cincuenta años o cien años, y que echar por la borda el esfuerzo y la vida de generaciones enteras es cuando menos una tontería. En cuanto a educación los conceptos comunes a todos los planes presentados son los de calidad y equidad. La demanda por calidad parte de reconocer que se ha culminado la tarea de asegurar el acceso a la educación, de modo que hoy la discriminación resulta de la falta de calidad y no de la imposibilidad de ir a la escuela; la idea de calidad también se relaciona fuertemente con el proceso de globalización que hace inevitable que nos comparemos con otros países del mundo usando estándares comunes. Por otro lado, el concepto de equidad está profundamente atado al de calidad: generar condiciones de igualdad de oportunidades requiere atender más y mejor a los más pobres.

Frente las propuestas en materia educativa, tomadas de planes y de declaraciones en la prensa, nos preguntamos lo siguiente: ¿Cuáles son las medidas consensuales, las que se caen de maduras y todos comparten? ¿Cuáles son las medidas que se formulan en solitario, o solo son compartidas por algunos, y por tanto más difíciles de realizar? ¿Cuáles son las novedades que vale la pena analizar?

Palabra de partido.
La medida más famosa, y común, es la del aumento de la inversión en educación. Nadie duda que haya que hacerlo. Sin embargo las discrepancias están en torno a la magnitud y a la fuente de donde provendrán estos recursos. Solo el partido socialista (PS), la UPP, el Frente de Centro (FC) y Concertación Descentralista (CD) proponen coherentemente aumentar la presión tributaria hasta 18% para conseguirlo, y sólo el CD sostiene la necesidad de que esta inversión permita un incremento del gasto per cápita entre los más pobres, idea que debe tomarse en cuenta si queremos cerrar las brechas de equidad. El APRA no menciona este incremento de la presión tributaria pero en cambio propone reducir los sueldos de los altos funcionarios, lo que mágicamente permitiría atender ésta y muchas otras necesidades. Pero, si todos dicen que hay que gastar o invertir más, pocos señalan cómo hacerlo. El CD propone política de financiamiento descentralizado basado en la demanda según necesidades especiales, tamaño, etc.; el FC propone pacto fiscal de redistribución del Presupuesto de la República que suena bien pero habrá que ver de qué se trata. En otra línea que se orienta por criterios de demanda o discriminación positiva, está UN que propone becas y bonos educativos, y UPP que ofrece becas integrales en todos los niveles para estudiantes de buen rendimiento y escasos recursos. Finalmente el APRA y el FC añaden la idea de canje de deuda por inversión en educación.

La segunda medida en la que estarían de acuerdo los partidos es la de evaluación de aprendizajes y acreditación institucional. A todos parece quedarles claro que en lugar de seguir renegando frente a los resultados de las pruebas nacionales e internacionales, que muestran la ínfima calidad de nuestra educación, deben tomarse medidas para que, en los siguientes cinco años, por lo menos el 50% de los alumnos de segundo grado alcancen el estándar internacional de lectura (UPP), y que se coloquen metas de mejora en los resultados de las mediciones para los demás grados, en particular para sexto de primaria y quinto de media; el APRA propone una prueba nacional obligatoria al final de la primaria y la secundaria y UN propone pruebas que generarían un escalafón de todos los colegios del país. Sobre los niveles de logro, o los estándares, algunos son optimistas y proponen alcanzar los internacionales definidos por la UNESCO-PISA (MNI), otros se conformarían con el promedio latinoamericano (FC). Para organizar este proceso sólo el FC propone crear una institución con alta autonomía y más recientemente los voceros de UN mencionan la necesidad de crear una superintendencia educativa.

La autonomía de centros educativos sigue en la agenda política, la idea de otorgar mayores responsabilidades a este nivel es sin embargo algo difusa. Autonomía para qué, y responsabilidad para quiénes, habría que preguntarse. Para CD es necesaria la constitución de Juntas Educativas con participación de PPFF y representantes de la comunidad con capacidad de contratación de directores y docentes; para el PS, lo mismo que para UN; se trata de reforzar a los CONEIS dándoles la responsabilidad de evaluar profesores; el APRA abre la posibilidad de que manejen fondos públicos para proyectos educativos; y RN va más allá señalando que los centros educativos deben elaborar, aprobar y ejecutar su presupuesto de acuerdo con los recursos fiscales disponibles. El MNI señala que la autonomía es solo administrativa, quizá queriendo remarcar que los padres de familia no deben estorbar a los profesores en la educación de sus hijos, y añade crípticamente que debe adaptarse a las culturas y realidades locales. UPP es el único que relaciona autonomía con responsabilidad de las instituciones educativas sobre el aprendizaje. Y según el FC la autonomía de los centros educativos será para adquisiciones de textos y materiales es descentralización.

Directamente relacionado con el tema anterior están los temas de descentralización y organización de la administración educativa. El asunto de construir un país sin centro es un tema recurrente en el que la claridad está ausente; qué relación debe haber entre las regiones, las instancias locales (provincias, distritos, centros poblados) y el quehacer educativo es un misterio. El FC propone crear 2000 redes de calidad educativa con centros de servicios e incluso de reinventar las instituciones educativas, pero allí se queda. Avanza País propone crear los Consejos Regionales de Educación que aseguraran la implementación de un Proyecto Educativo Nacional por hacer. El PS plantea la reestructuración del Consejo Nacional de la Educación con participación gremial, profesional y de usuarios en sustitución del actual en base a personas individuales. UPP propone concentrar el MED en normatividad, planificación y monitoreo, y apoyo pedagógico

Presente también de manera importante, pero como tratando de esquivar el tema aparece el asunto docente. Es un lugar común hablar de aumentar los salarios, realizar capacitaciones, e incluso la idea de impulsar una nueva carrera docente basada en méritos o en el desempeño docente. Quizás el tema más frágil es el de la relación entre capacitación y nueva carrera docente. ¿Cuáles son los límites de la capacitación? ¿Puede ésta reemplazar la formación que no se tiene? El único que atisba el asunto es Avanza País que habla de reconversión docente en función de la demanda específica de todos los pueblos. Y el único que no teme anunciar que la implementación de la nueva carrera tendrá consecuencias es CD que propone una política de evaluación docente que identifique y premie el buen desempeño y dé de baja a los maestros de bajo rendimiento. El APRA, el PS y CD anuncian bonos que premien la excelencia profesional, pero el asunto está en el cómo. Para el PS primero hay que establecer un piso de 1,200 y por encima bonos por merito, hasta llegar a un promedio salarial de 2000. Los de CD, señalan que el 30% de la remuneración debe vincularse con los resultados de aprendizaje de los alumnos. UPP plantea iniciar la remuneración al logro de aprendizajes y elevar la remuneración hasta alcanzar el promedio andino. Para el MNI, en cambio, la cosa es más sencilla: el tema salarial se arregla con un aumento del 50%. En general, nadie habla de la formación del docente radicalmente distinta de la actual, el FC es el único que menciona el tema y anuncia una reconstrucción, o de la posibilidad de incorporar otros profesionales a la carrera magisterial.

Medidas solitarias, ausencias y novedades

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Lo que parece faltar en estos discursos son los alumnos. Ellos son los actores centrales, la justificación de la existencia del proceso educativo, y no hay mención al principal de sus derechos: que el Estado garantice los aprendizajes que requieren. Nadie parece tomar en serio la frase de que si no cambia lo que ocurre en el aula y la lógica de la enseñanza es sustituida por hacerse responsable por los aprendizajes, no ha cambiado nada.

Queremos terminar mencionando algunas ideas poco frecuentes o nuevas que sugieren rumbos de acción interesantes, o que muestran cierto oportunismo o una ignorancia sobre el tema. Entre las novedosas están la de reubicar centros educativos para acercarlos a la población además de crear un servicio de voluntariado para mejorar la calidad educativa (JN) porque hay razones para pensar que los patrones de poblamiento se han transformado radicalmente en las últimas décadas dejando muchas escuelas con maestros y sin alumnos. También nos ha sorprendido positivamente que en el plan de AP liderado por el otro Humala (Ulises) se presente (en el mejor estilo francés) una ponencia científica sobre el tema de oralidad, escribalidad y electronidad cuyas fuentes son las discusiones sobre cómo conocemos, el futuro de las culturas indígenas y la posmodernidad.

Las menciones a la liquidación del analfabetismo, la expansión de la cobertura de educación inicial y secundaria se cumplirán independientemente de quien gane, forman parte de las inercias de incremento de la cobertura y de recomposión del rol de la familia en la que los padres deben incorporarse al mundo del trabajo.
En cambio forman parte del anecdotario las propuestas de educación inicial obligatoria a los cero años (APRA), la formación técnica desde la inicial (JN), y la de alcanzar el 6% o 12%, del presupuesto nacional para educación.

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Finalmente, debemos decirle que si, a pesar del tiempo y trabajo que toma, quiere tomarse el asunto en serio debe no solo leer los planes de gobierno, sino observar si los candidatos comparten lo que allí está escrito, ya que a veces los menos informados son los líderes. Si ése es el caso, tenga cuidado; los samurai son escasos en estos tiempos y usted acabará votando a ciegas.

Por, Flavio Figallo y Juan Fernando Vega (2006)

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