Propuestas educativas para el Perú (2)

Lo más interesante de la propuesta de PPK es construir un canal de educación técnica que empiece en tercer grado de secundaria. Este es un tema de larga data en el debate educativo que vale la pena discutir.

La propuesta para la educación básica es más de lo mismo. Respecto de la Universidad no queda claro el diagnóstico respecto de los efectos negativos de la participación estudiantil, a mi modo de ver el problema principal está en la renovación docente, la colocación de fondos de investigación por concurso, y la vinculación de la universidad con las empresas y organizaciones públicas y privadas.

El sistema de becas es un incentivo, pero insuficiente para cambiar algo, se necesita desarrollar y fortalecer los centros de investigación y desarrollo de tecnología, para que los científicos tengan oportunidades para hacer ciencia.

Para más detalle aquí la propuesta de PPK Perú ahora o nunca en lo que refiere a la educación:

Mejorar la calidad de la educación primaria y secundaria pública, sobre todo en las zonas más pobres del país. La última reforma educacional se inició con Alejandro Toledo y se aceleró con Alan García. Pero para que la educación escolar pública aumente de calidad, necesitamos varias acciones: a. un plan de mejora importante aunque gradual de la remuneración de los profesores; b. rehabilitación y reconstrucción de la infraestructura (por ejemplo, muchos colegios en la sierra y en la Amazonía no tienen baños); c. creación de un programa de libros y e-libros que facilite el acceso a estos en sus casas; d. construcción de nuevos colegios para evitar el actual sistema de dos turnos en muchos colegios, lo cual crea horarios difíciles para los alumnos. En la misma dirección, trabajan varios programas privados exitosos (como el de IPAE y el de Empresarios para la Educación) que se podrían extender a muchos más colegios públicos; la ayuda estatal a colegios apoyados por la Iglesia Católica debe expandirse, así como el nuevo programa de Colegios Maestros.

Tenemos que darle mucho más apoyo a la educación técnica. Debemos iniciar una revolución cultural que reconozca el mérito del técnico diplomado, aunque no tenga un grado universitario. Así como existe un sistema de “obras por impuestos”, deberíamos reconocer tributariamente a las empresas que apoyan a la educación técnica. Para empezar, propongo que el gobierno, junto con empresas líderes, creen entre 15 y 20 escuelas superiores técnicas agro-industriales-mineras en las principales regiones del Perú; los jóvenes entrarían por un examen al culminar tercero de media, irían como internos a estos institutos técnicos en los que, por cinco años, se especializarían en los conocimientos técnicos propios de una de tres grandes líneas: agricultura, industria o minería.

Reforma universitaria. El Perú tiene casi 100 universidades, más numerosas sucursales de las mismas. Hay gran entusiasmo entre la mayoría de estudiantes, pero ninguna de las universidades peruanas está entre las primeras 300 del mundo. El porcentaje de recursos dedicados a la investigación, con muy pocas excepciones (como la Universidad Agraria, la Universidad Nacional de Ingeniería y la Universidad Cayetano Heredia de ciencias médicas), es casi nulo. Las leyes que rigen la vida universitaria alientan la politización del alumnado en vez de la calidad de la enseñanza. La verdadera reforma universitaria fomentará más investigación en las universidades, menos participación del alumnado en elecciones demasiado frecuentes (después de todo, los estudiantes están allí para aprender en vez de hacer política) y requisitos más exigentes para ser profesor.

Becas para estudios científicos superiores en el exterior. El gobierno y las grandes empresas deberían aprovechar el auge económico actual para establecer un sistema de becas de alto nivel para estudios científicos en universidades reconocidas del mundo. Chile lo ha hecho. Nosotros también debemos ir pensando en el futuro, para tener otras alternativas de desarrollo que vayan más allá de nuestra tradicional dependencia de actividades extractivas, agroindustriales y servicios.

Costo fiscal adicional por año: partiendo hoy de 4% del PBI en gasto e inversión en educación pública por año, llegar en 2015 a 6% del PBI.

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