Archivo de la categoría: Poesía

La poesía que realizo

Dímelo quedito al oído

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Me dijo bajito: “Amor mío, mírame en los ojos.”
Le reñí, agria, y le dije: “Vete.” Pero no se fue.
Se vino a mí y me cogía las manos… Yo le dije: “Déjame.”
Pero no se fue.

Puso su mejilla en mi oído. Me aparté un poco,
me quedé mirándolo, y le dije: “¿No te da vergüenza?”
Y no se movió. Sus labios rozaron mi mejilla. Me estremecí,
y le dije: “¿Cómo te atreves, di?” Pero no le dio vergüenza.

Me prendió una flor en el pelo. Yo le dije: “¡Es en vano!”
Pero no cedía. Me quitó la guirnalda de mi cuello, y se fue.
Y lloro y lloro, y le pregunto a mi corazón:
“¿Por qué, por qué no vuelve?”

Rabindranath Tagore

«Cuando sonríes, tus ojos me salpican alegría por toda el alma…» «Dímelo quedito al oído»


La foto corresponde al preciso instante en que Catherine se disfraza de Thomas y se pinta el bigote en «Jules et Jim» de François Truffaut

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No mueras, te amo tanto…

Masa

Al fin de la batalla,

y muerto ya el combatiente, vino hacia él un hombre

y le dijo: “No mueras, te amo tanto!”

Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle:

“No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!”

Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,

clamando: “¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!”

Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Le rodearon millones de individuos,

con un ruego común: “¡Quédate, hermano!”

Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Entonces, todos los hombres de la tierra

le rodearon; les vió el cadáver triste, emocionado;

incorporóse lentamente,

abrazó al primer hombre; echóse a andar…

César Vallejo
España, aparta de mí este cáliz [1937]

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Pensando en la libertad, en el amor y en ti

Tujútta ámina dájum

Tuwiña jínua etsash

El sol se fue, se fue de aquí
Se fue de fuego, no lo sentí
Yo me quedé sobre el país,
para morir y revivir

¿minitnashitam mina egatkunmesh?

¿inkug katnashitam?

Canción de ayer, canción de hoy
Que va golpeando a mi población
Antigua y cruel como el dolor
Del hambre, frío de la nación

wika wakegajai ashí mina
anantainjai atak inkunkatminum tusan

Me hice flor de un color,
en el silencio de mi temor.
Y me junté y fuimos dos…
Y como piedra ya somos diez.
Porque en el fondo del corazón,
que nos abraza con su calor,
hay un futuro partido en dos
de libertad, de amor, de amor
Y amor de amor y amor de amor

wika wakegajame…

De andar y andar por el amor,
me fui adentrando en su corazón.
Y en el fragor de decir no,
de nuevo veo que sale el sol

Y gota a gota puede el sudor
armar de pronto la gran canción
que todo el pueblo como una voz
en la alameda ya lo entonó,
Liberación, liberación

wika wakegajame…

De Libertad y amor. Illapu Leer más »

Ven

Llévame al cielo así, quedito…
sin que yo me de cuenta.

Sorpréndeme.
Muéstrate inesperadamente,
en el preciso momento en el que no te busque…

Pero… he aquí que tu misión es muy difícil.
Compleja labor te encomiendo.
Porque siempre te busco y siempre andas
en mi pensamiento…

Llévame al cielo así, quedito…
suavemente, sin que repare que apareces si quiera.

Sutilmente, sin que sepa que eres tú…
Dime tu nombre, el color de tus ojos y
si ellos brillarán cuando te haga reir.

Dime de dónde sale el sol
y de qué te escondes en las noches….
Dime si los atardeceres te hipnotizan,
como lo hacen ellos conmigo.

Difícil labor te encomiendo…
maestro en contradicción.
¿serás el experto en romper lo prohibido?

Llévame al cielo así, quedito…
sin que yo me de cuenta.

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Telaraña

Siento que nuestros lazos de amor son como los finos tejidos de la telaraña:
son hermosos y dulcemente delicados.

En cierta forma parecen frágiles, y si lo piensas bien, lo son.

Entonces, ¿Qué protege a esos tejidos?

Probablemente el respeto que te inspira el trabajo de la araña.

Y… ¿qué protege a nuestro amor?

No lo sé amado mío, no lo sé…

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Probablement…

– Un jour, j’ai vu le soleil se coucher quarrante-trois fois! Tu sais… quand on est tellement triste on aime les couchers de soleil…

– Le jour des quarante-trois fois tu étais donc tellement triste?

Mais le petit prince ne répontit pas.

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Mi palabra del mudo

“Eres la palabra desde mi mutismo y mi inexpresividad. Ahora tú eres mi voz.”

* Inspiración de Claudia Carolina Orihuela

Entre la matriz de marco lógico…

¿Cuántas cartas más podré escribirte? ¿cuántos días más habrán como este, en que estás tan presente? Entre fotos, escritos y canciones, voy rememorando algunos momentos, los traigo acá conmigo, los veo, los giro por mi mente, los siento, los vivo nuevamente. Una y otra vez, ahí están, listos, esperando para salir a la luz del presente y es que es lo único que me dejaste…

Aún no comprendo mucho qué pasó, cómo pasó, aún no encuentro un hilo entre las palabras, cómo llegaron a unirse unas con otras, formando ese diálogo tan cruel. ¿Qué pasó para que te fueras de mi lado? Aún no lo sé.

Aún y a pesar de todo tengo esa esperanza, esa imagen… ¡esa imagen! Yo entrando, asustándome; tú mirándome, sonriendo; yo pasmada, tu abrazándome; yo a tus brazos en un grato descanso. Vivo esa imagen de la reconciliación una y otra vez, muchas veces en el día, más veces por las noches y si son madrugadas casi casi las siento como ciertas y a veces llego a creérmelas hasta que amanece.

Hoy podría…

Hoy podría publicar un diario completo pero de nada serviría… Para tantas y tantas cosas que deseo decirte pero ni las notas de mi música ni las letras de mis cartas logran alcanzarte.

Ahí donde estás y por con quien estás, no hay nada que pueda darte o crear que logre tocarte si quiera.

“Desde la silenciosa respuesta a mis clamores, llega tu voz como caricia dulce a consolarme. A sembrar la esperanza. No, no me duele que yo pueda morir, si el mensaje vive, si tu palabra nace. Eres mi palabra, ahora tú eres mi voz.” Leer más »