80 años de la invasión a Polonia. La segunda guerra mundial en perspectiva.

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El mundo, conmemora (no celebra) en estos días los 80 años del inicio del conflicto armado más terrible y destructivo de la historia. Conmemoración que tiene mucho de preocupación y con la sombra de malos presagios, puesto que fue tal el impacto y las consecuencias que este generó, que hoy, 8 décadas después, sus efectos se pueden percibir en multitud de conflictos a lo largo y ancho del globo, como herencia de las transformaciones y cambios que produjo el conflicto.

El 1 de setiembre de 1939 y luego de simular un ataque a la población alemana que vivía en la ciudad de Danzig, en Polonia a orillas del Báltico (hoy, Gdansk), la Alemania nazi inició la invasión de Polonia comenzando con la ocupación de ese importante puerto (es poco conocida la heroica defensa que realizó la guarnición polaca a cargo de proteger la península de Westerplatte, el primer enfrentamiento armado de la guerra). Tras 5 semanas de fiera, pero inútil resistencia, las fuerzas polacas capitularon ante la abrumadora superioridad bélica alemana, a la que a partir del 17 de setiembre, se había unido la Unión Soviética al invadir territorio polaco desde el este (primera consecuencia del infame y mentiroso pacto de “no agresión” entre Hitler y Stalin, firmado apenas un mes antes del inicio de las hostilidades).

Pero más allá del recuento de fechas y episodios, cabe preguntarse si realmente el gran conflicto comenzó el 1 de setiembre de 1939, o si sus causas venían generándose desde mucho tiempo atrás. Soy de la opinión que las principales circunstancias que desencadenaron esta tragedia de inimaginables proporciones, pueden advertirse incluso, desde el final de la primera guerra mundial, llamada también la Gran Guerra (1914- 1918). Esto es claro respecto a la situación en la que quedó Alemania como potencia vencida y Austria, que vio desaparecer su gran imperio. Los aliados vencedores impusieron a los derrotados tan duras condiciones luego de su rendición, que, en realidad, solo incubaron en estos un irrefrenable deseo de revancha; por ello se dice que la Paz de Versalles, fue en realidad una “paz armada”.

El auge de los movimientos reivindicativos del proletariado, tanto el urbano (obreros), como el campesino y la revolución bolchevique en Rusia más su poderoso efecto de contagio, que, atenuado en los 4 años de guerra, resurgió con inusitada fuerza a comienzo de los años 20, marca el inicio del camino hacia una nueva contienda. De otro lado, Lenin y sus camaradas demostraron que si era posible instaurar un gobierno proletario que acabara con la burguesía en Europa, incluso en un país tan atrasado como Rusia. Sin embargo, tras la gran guerra, los grupos y clases dominantes de las antiguas potencias occidentales, aterrados ante la posibilidad que se implantara en sus países el socialismo bolchevique; como respuesta y reacción, crearon las condiciones para la llegada de un populismo retórico, ultra nacionalista y anti socialista radical: el fascismo.

Hitler en Alemania, Mussolini en Italia, incluso Stalin en la, ya en esos momentos Unión Soviética, a pesar de detentar un régimen de signo ideológico completamente opuesto al de los dos primeros, consolidaron en los años 30, estados totalitarios, excluyentes y profundamente autoritarios. Primero, exterminaron de raíz a toda forma de oposición y luego buscaron expandir su ideología y programa más allá de sus fronteras. Por ello, la guerra civil española (1936- 1939), no solo fue un campo de pruebas y antecedente a lo que después se iba a vivir en el resto de Europa, fue principalmente la contienda entre dos sistemas político- sociales opuestos de raíz, la Unión Soviética apoyando a la República y los estados fascistas de Alemania e Italia al lado del bando nacional (los rebeldes golpistas).

No cabe duda que la ayuda de quienes más tarde conformarían el Eje, fue decisiva para el triunfo de Franco en la contienda española, triunfo que condenó a España vivir una dictadura regresiva por casi 40 años. Asimismo, pocas dudas subsisten que, en la derrota de la república, tuvo mucho que ver la débil respuesta de las grandes democracias de occidente, Inglaterra y Francia, ante el avance del fascismo. Mayor era su temor ante la posibilidad del triunfo de una república sostenida por las izquierdas, sin advertir, el peligro mayor que representaba la consolidación de los totalitarismos de derecha. Entre 1938 y 1939 se continuó cediendo, lo que le permitió a Hitler anexionar a su nuevo “Reich”, a Austria y Checoslovaquia. Por eso, estos episodios son considerados por muchos expertos e historiadores como “las primeras batallas de la segunda guerra mundial”.

De seguro, existieron otras situaciones y eventos que sirvieron de preámbulo para que, a partir del 1 de setiembre de 1939, comenzaran a sonar por 6 largos y terribles años, los cañones en Europa y Asia, los mencionados, sin embargo, pueden reconocerse fácilmente como causas inmediatas. Algunas, incluso como se ha visto, comenzaron a gestarse bastante antes de 1939. Distancia de tiempo, no obstante, en cualquier caso, menor a la vigencia de las consecuencias del conflicto, pues estas, a 74 años de su final, siguen impactando de muchas formas la marcha de la humanidad.

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