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 Ayer, 5 de junio, se cumplieron 136 años de la célebre respuesta dada por el coronel Bolognesi en Arica, durante la Guerra del Pacífico, cuando fue requerido por el invasor a entregar sin resistencia aquella plaza fuerte y el morro que la corona. El 5 de junio de 1880,  estando sitiada y rodeada la plaza y el puerto de Arica por fuerzas chilenas de mar y tierra muy superiores en número y en medios a los defensores, el sargento mayor del ejército de Chile, Juan de la Cruz Salvo, se presentó como parlamentario ante las líneas peruanas solicitando conversar con el jefe de la guarnición, el coronel Francisco Bolognesi. Salvo traia instrucciones precisas del coronel Lagos, comandante de las fuerzas sitiadoras, a fin de conseguir la entrega de la plaza sin que hubiera necesidad de combatir; el interés chileno no obedecía, como se dijo después, a supuestas razones humanitarias, sino al exagerado temor que estos tenían ante la posibilidad que los accesos al morro legendario estuviesen minados, lo que ocasionaría una gran mortandad entre las fuerzas atacantes.

Es conocida de sobra la enérgica respuesta del jefe de la plaza ante la propuesta de rendir la misma, frase que aprendemos los peruanos prácticamente desde la cuna y que forma parte de nuestro más entrañable signo de identidad: “Tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho”. Vibrante respuesta que posteriomente fue consultada y entusiasticamente apoyada por el resto de jefes de la guarnición.

Años después de concluido el infausto conflicto, don Ricardo Palma, nuestro gran tradicionista, publicó, cuando nuevamente se encontraba al frente de la Biblioteca Nacional, su famosa tradición, “Francisco Bolognesi”, en la que narra los pormenores de la épica batalla y también, lo ocurrido cuando el héroe de Arica dio su célebre respuesta al parlamentario del invasor. Sin embargo, al poco tiempo, en Valparaiso y cuando ostentaba ya el grado de coronel del ejército de Chile (llegaría a ser general), De la Cruz Salvo publicó un artículo en el que negaba que la famosa expresión “hasta quemar el último cartucho” hubiera tenido lugar durante la conversación con Bolognesi, y que en todo caso, las expresiones de este en la misma fueron simplemente, “vulgares”.

El 18 de setiembre de 1885 (curiosamente, el día nacional de Chile), Palma. a su vez, le contesta al arrogante y desmemoriado militar con otro artículo en el que le demuestra la varacidad de la histórica frase. De parte peruana, los testigos sobrevivientes a la batalla, los oficiales Manuel De La Torre y Marcelino Varela, y el noble argentino don Roque Sáenz Peña, futuro presidente de su país, quien generosamente combatió por la causa peruana en dicha contienda, señalaron unanimemente, que la respuesta de Bolognesi fue tal cual la conocemos hoy en día. Es más, del lado chileno, el más prestigioso historiador del conflicto, Benjamín Vicuña Mackenna, hombre de conocida animadversión por todo lo peruano, señalaba en su obra , “Historia de la Guerra del Pacífico, III Volumen”, que el propio sargento mayor De la Cruz Salvo le contó la historia de la conversación sostenida con Bolognesi, mencionando claramente la expresión objeto del debate.

Así resulta que fue el principal testigo de la misma, el señalado sargento mayor, el encargado de hacer conocida y de difundir la inmortal frase. Por ello, y con la fina ironía que lo caracterizaba, don Ricardo Palma teminó la aludida aclaración de setiembre de 1885 con estas palabras textuales: “Si Bolognesi no pronunció la vulgaridad de quemar el último cartucho, en tal caso, atendiéndonos a Vicuña Mackenna y desdeñando otros informes y documentos oficiales, sería el mismo coronel Salvo y no yo, el inventor de esa, para mi y el sentimiento patriótico de los peruanos, bellísima y épica “vulgaridad”.

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