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Una pared en las montañas

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(Rumbo al Campo I del Alpamayo (5947m) y Quitaraju (6023m))
Julio del 2004

” .. la vida es tan monótona a veces, parece que nada pasa y sin embargo suelen ocurrir cosas que nos dejan huellas, marcas, a veces marcas de bondad de las personas y otras veces marcas de dolor…..o una mezcla de los dos de tal manera que crees estar experimentando un dolor que con un solo gesto o acción cambia a algo sublime, como suele ser el amor …..”

Todos esos y más pensamientos estaban en mi cabeza mientras descansaba, casi congelado, a la mitad de una pared que tratábamos de escalar para llegar al campo avanzado, al famoso Campo I de la montaña a más de 5300m. Ya está cayendo la noche y entro en la cuenta que mis pensamientos me desconectan un rato de la realidad de ese frío intenso que llega a los pocos segundos en que el sol entra en el horizonte. Estamos cansados, ya es el cuarto día de ascenso a la montaña y, sin embargo, estamos tranquilos pues hasta ahora todo va saliendo según lo planeado excepto por algunos imprevistos y accidentes menores a veces muy comunes aquí arriba.

Por la mañana iniciamos el ascenso por el glaciar, ya estamos en la pared de acceso al Campo I, último escollo para poder descansar, llevamos unas 9 horas de ascenso y quizás falten un par de horas más, todo es tan lento aquí arriba. Estos son días de luna y podremos caminar de noche por el glaciar sin tener que depender mucho de la luz artificial, aparte que el reflejo sobre el hielo da la apariencia que un pequeño sol está con nosotros. Igual la luna demora en salir y dudamos si acampar en medio de la pared o seguir, acampar así es un poco complicado y elegimos seguir a pesar del cansancio.

Seguimos subiendo, Alberto abre la ruta (como siempre y como quizás lo sea siempre que vayamos con él a la montaña) y llega al final para hacer una reunión y fijar una cuerda para poder subir más rápido, con esto el ascenso se hace más llevadero. Igual me pongo a pensar que nunca antes había escalado una pared de nieve – hielo y menos con ese peso en la espalda (casi 30 kilos para varios días de actividad) y tenía temor, temor a no poder saber equilibrar el peso y terminar arrastrado por mi mochila hacia abajo como había pasado un día antes subiendo por la morrena (rocas antes de un glaciar). Mientras subimos el tiempo parece detenerse, todo es muy lento y cansado aquí arriba y cada descanso es tan reconfortante, me aseguro en la pared, tomo aire, volteo hacia mi espalda y veo el paisaje alrededor, trato de concentrarme en esa belleza, recupero el aire y me digo “todo esto vale la pena, paisajes increíbles sólo vistos por pocos….que locura!!….. “, respiro hondo de nuevo y suelto el seguro para seguir, el final de la pared se ve tan cerca y lejos a la vez…….y sin embargo el ascenso se complica pues cada paso se hunde en la nieve y es más el esfuerzo en sacar los pies que el esfuerzo propio de otro paso…..

Ya estamos al medio de la pared y las fuerzas se van, los ojos me torturan por el reflejo del hielo que vimos durante la tarde y el bloqueador que me entra a los ojos, aparte que los lentes de nieve (esta vez un google) no son suficientes para poder protegerme bien y la mochila siento que pesa cada vez más ¿qué carajos puedo arrojar para que no pese tanto?….

Seguimos subiendo y de pronto oigo un grito …… Fernando, mi compañero al final de mi cuerda, grita algo que no logro escuchar bien a pesar del silencio, quizás por el eco exagerado que se forma en esas quebradas, los gritos se confunden, me estremezco por el temor de que pueda ocurrir algo inesperado. Los reflejos son lentos y el cerebro funciona más lento por la menor cantidad de oxígeno aquí arriba y es extraño que de pronto “sienta” que algo esta detrás mío ….¿?, no puede ser aquí arriba a más de 5000 metros, aislados del mundo. ¿Qué puede haber atrás mío y flotando en el aire ¿? siento un escalofrío cuando volteo y veo rápidamente que hay un objeto rojo saliendo de entre dos montañas, tan rojo y tan grande que por un instante pensé que era otra dimensión, como si en verdad existieran lugares mágicos y llenos de energía que son las puertas hacia otra dimensión, locura!! …………. pero ese pensamiento me duró sólo un instante hasta que la lógica de científico frustrado que suele guiarme me hizo razonar, perdí el miedo y pensé debe ser un fenómeno lógico, volteo de nuevo y veo el objeto fijamente ………… es la luna!!!!, si, la luna, que aquí, en medio de las altas y blancas montañas, sale roja, tan roja que se parece al mismo sol en el atardecer. Mi mente se tranquilizó con eso pero mi corazón sintió algo más intenso entonces, una gran emoción ¿qué podía hacer ante eso, ante ese regalo del cielo?, clavé el piolet en el hielo y me aseguré con un nudo adicional para no resbalar, quise ver eso durante un buen rato, disfrutar, olvidarme del cansancio, del dolor, de todo y de todos, admirando ese espectáculo y de como poco a poco la luna se ponía blanca e iluminaba nuestro camino …… era incontenible la emoción y no pude evitar tener un nudo en la garganta por la emoción de ese regalo. Sin embargo eso no sería lo más impresionante que vería en esos días y luego en las demás montañas que pude visitar y escalr, venían más cosas, más paisajes y visiones que algunas rebasaban lo que alguna vez imagine, vendrían más emociones, más alegrías, algunas lágrimas y más miedo.. Sigue leyendo