COMITÉ CÍVICO Y ACCIÓN COLECTIVA.

Pedro Alva Mariñas*

Cada cierto tiempo la sociedad organizada regional, denominada generalmente sociedad civil regional, toma un notorio y hasta expectante protagonismo para decir su palabra y demostrar su fuerza frente a situaciones de crisis que demandan su presencia y, ante las cuales, las instancias gubernamentales muestran, en general, su inacción, para no decir su involucramiento como gestores de tales crisis.

Las dos últimas apariciones de sociedad civil estuvieron relacionadas con el “Caso Beto Torres” y, más recientemente, con el problema de la “Emergencia por el Niño Costero” de los meses de febrero y marzo de este año. En ambos periodos sus actuaciones fueron intensas, coparon el escenario regional, agitaron el ambiente, generaron opiniones diversas y luego desaparecieron … por lo menos temporalmente. Y es que ésta es una de las características de la acción colectiva de la sociedad civil … su aparición y … desaparición.

Sería normal estas apariciones y desapariciones de la acción colectiva de la de sociedad civil, si es que los problemas que generan su reacción desaparecieran; pero en el caso de Lambayeque los problemas persisten bajo nuevos rostros y con otras intensidades que nos hacen ver que las acciones desarrolladas no han sido suficientes, se requiere persistir, se necesita una acción más prolongada y entonces aparece la necesidad de una agenda de mayor aliento, de objetivos que vayan más allá de una acción de protesta. El no hacerlo así puede llevar a sectores opositores a hablar de inconsistencia o de debilidad de la sociedad civil.

La última gran reacción de la sociedad civil regional – básicamente integrada por gremios empresariales, algunos colegios profesionales y organizaciones sociales – se ha expresado en la conformación del Comité Cívico de Lambayeque, la elección de una directiva colegiada integrada por 7 representantes institucionales, la redacción y entrega de tres memoriales y la Marcha Cívica del 15 de marzo. Hasta allí se ha cumplido con la ruta señalada y con el compromiso adquirido. Pero a partir de allí se va a producir un silencio del Comité Cívico de Lambayeque que pareced darles la razón a los más pesimistas o incrédulos que no son pocos. Explicaciones se tendrán que pedir, aclaraciones se tendrán que hacer.

Parte de las demandas de sociedad civil regional han sido plasmadas en los tres memoriales que han sido entregadas a sus respectivos titulares: Presidencia de la República, Gobierno Regional de Lambayeque y Municipalidad Provincial de Chiclayo. En estos documentos se solicitan a las autoridades – cada cual de acuerdo a sus competencias – soluciones para que se pueda contar con un sistema integral de agua potable y alcantarillado que debiera ser coordinado con la ejecución de un sistema de drenaje pluvial. Que se destraben los proyectos de saneamiento básico paralizados o no iniciados, incluyendo la reorganización integral de EPSEL. Que se mejore sustantivamente el apoyo estatal a las familias damnificadas por este tipo de eventos climáticos y una reunión descentralizada del Consejo de Ministros en Chiclayo o una reunión de trabajo en el lugar que decida el Presidente de la República.

Pero ese silencio ni ha sido total, ni ha sido un recluirse de todos los integrantes del Comité Cívico que han seguido actuando de manera institucional, como el caso del Colegio de Ingenieros que realizó un evento internacional sobre Drenaje Pluvial y cuyas conclusiones lo expuso en una sesión del Consejo Regional; por su parte ADOSCIL aprobó un pronunciamiento público y ha comprometido al Gobierno Regional a una reunión de trabajo; también se ha realizado una campaña de firmas pro drenaje pluvial que ya tiene 600 firmas; y se ha tenido una interesante participación en la ceremonia de presentación de la Autoridad Regional para la Reconstrucción, etc. Obviamente otros colectivos de sociedad civil han hecho un trabajo realmente encomiable que sería largo detallar y que demuestran el dinamismo de la sociedad civil, especialmente de sus jóvenes y de las organizaciones sociales.

Si bien la sociedad civil regional se puso de acuerdo en una plataforma para el periodo de emergencia y los plasmó en los memoriales, todavía necesita ampliar esa agenda, extender sus cronogramas, ampliar su propia base de unidad. En ese sentido los diversos actores de sociedad civil tienen que dar una mirada a nuestra cambiante realidad y verán que existen grandes temas que tienen que ser incorporados en la agenda para este tiempo. Veremos si los principales actores de sociedad civil y en especial los dirigentes colegiados del Comité Cívico tienen la capacidad para conducir el proceso y sentar las bases no sólo para una acción colectiva fugaz, sino más persistente.

El Comité Cívico de Lambayeque tiene que encarar varios problemas: los problemas generados por la propia diversidad de las instituciones integrantes, recuperar o consolidar la confianza de los sectores menos activos de la sociedad, promover espacios de participación para toma de acuerdos, tiene que hacer seguimiento más activo a los memoriales presentados e incorporar otros temas que la realidad y las aspiraciones a una vida digna de los lambayecanos los imponen. Si esto se llega a plasmar estaremos ante la continuidad de la acción colectiva que se inició en marzo de este año.

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