IN MEMORIAN RUBY (1981-2012)

Recién veo con sorpresa que no escribo en este blog desde febrero. La verdad es que la vida pasa muy rápido cuando los problemas lo agobian a uno. Y a pesar de que quise siempre mantener este blog como un blog académico y no personal, siento que no puedo escribir nada si no es que toco, siquiera brevemente, la reciente muerte de mi esposa, fallecida hace poco más de un mes.

Mi esposa no fue abogada ni, en realidad, le interesaba mucho el mundo del derecho, lo que para mí era algo bueno porque me permitía estar siempre abierto a otros temas y no ser monotemático. Recuerdo que solo una vez me preguntó porque no escribía sobre ella en este blog. Yo le respondí: “Lo siento, pero no eres una ley, un expediente o un objeto de estudio del derecho”. Ella, a su vez, me respondió: “Si, pero te aseguro que prefieres mil veces verme a mí que a un expediente”. Y tenía razón, toda la razón del mundo, porque ahora que no está a mi lado me doy cuenta que ella era mucho más importante que cualquier derecho, que ella le daba sentido a muchas cosas, a todo en realidad.

Tal vez por ello, escribir en este blog empezó a perder sentido cuando ella entró en tratamiento. Y aunque luego pareció que todo estaba saliendo bien, que la crisis estaba siendo superada, la muerte llegó de manera dura, inesperada. Hoy, su sonrisa ha dejado de acompañarme, y el calor de su cuerpo ya no me acurruca cada noche. Solo queda pensar que la muerte es una parte más de la vida, y que ella se encuentra en paz en algún lugar, lejos de esta realidad que a veces ella no entendía y que no la entendía a ella tampoco.

No sé porqué pero hoy me dio ganas, después de mucho tiempo, de volver a escribir. Y siento que a ella le hubiera gustado que siguiera escribiendo y pensando sobre aquello que me gusta, porque para eso estamos en esta vida. Una persona en estos días me dijo que lo mejor que podría hacer es prepararme para la vida, no para la muerte, porque para la muerte nunca vamos a estar preparados. Así que desde ahora este blog está dedicado a ella, no porque le hubiera gustado el derecho, sino como un homenaje a la vida que ella ya no podrá vivir.