1 – Son exclusivos, originales e irrepetibles, además de su espléndido aspecto, tienen muchas otras virtudes que ofrecer, sus cualidades le hacen único.
2 – Tienen una enorme capacidad de afecto y rebosan cariño.
3 – Suelen ser muy leales, fieles y nobles.
4 – Suelen ser muy inteligentes y fácilmente adiestrables.
5 – No sufren degeneraciones por consanguinidad y gracias a las “mezclas” de las que provienen disfrutan de graciosas peculiaridades que hacen de cada animal un ejemplar irrepetible, único, casi exclusivo.
6- Así mismo presentan una admirable resistencia física y una gran longevidad (se sabe de ejemplares que han llegado a los 20 años).
7 – A menudo son más tranquilos y equilibrados que sus parientes de pura raza; los cruces realizados por criadores poco profesionales pueden provocar alteraciones de comportamiento en algunos ejemplares de raza; sin embargo la selección natural de los mestizos evita casi en la totalidad dichas alteraciones.
8 – Desean ardientemente la segunda oportunidad que tanto merecen.
9 – Además, los perros de pura raza no son más que mestizos prolongados en el tiempo. Si elegimos una raza tan admirada como el San Bernardo y analizamos su genealogía, veremos que en él se mezclan sangres de dogos alemanes y perros de montaña de los Pirineos; los dogos provienen de la mezcla de mastines con lebreles irlandeses, mientras que el perro de montaña de los Pirineos desciende del Maremmano-Abrucés y del pastor húngaro Kuvasz, que a su vez proviene…
10 – Las familias que adoptan están plenamente satisfechas y felices con sus nuevos compañeros, independientemente de su origen, pues todos los perros, de raza y mestizos, poseen extraordinarias virtudes que hacen de ellos compañeros ideales.
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