La indignación popular nuevamente hizo eco, esta vez, en el parlamento peruano; el congresista ayacuchano Humberto Morales Ramírez de las filas de Tierra y Libertad afirmó con mucha contundencia que las mujeres son mentirosas y chismosas, en clara alusión a su colega de bancada Marisa Clave.

Similares situaciones, incluso muchos más graves y de grueso calibre, se han escuchado en varios hogares peruanos, escuelas, universidades; pero terminaron en el anonimato y olvido; es decir, nadie los recuerda ni los observa.

Sin embargo, venidas de un congresista, de un “padre de la patria”, son cuestionables e indignantes. Un ser que tuvo la suerte de convertirse en “otorongo” gracias a que una mujer, su madre, la trajo a este mundo; hoy insulta y falta el respeto.

Más allá del color político, las cosas se deben decir de frente. No es posible que sujetos con pensamiento cavernario sigan en el congreso; aunque eso de pedir que lo boten, es un asunto bastante difícil. Ya no estamos en tiempos donde la mujer estaba condenada a criar los hijos, lavar la ropa, cocinar, planchar, pastar los animales, etc.

En estos tiempos, donde es aun difícil conjugar el verbo equidad, las cosas han venido avanzando, lento pero de manera interesante y eso se reconoce, no porque sean chismosas, lloronas o mentirosas.

DATOS:

Con cierta alegría durante el 2015, INEI corroboró que el 44% de la Población Económicamente Activa (PEA) peruano estaba conformado por mujeres, cifra que aumenta a diario, no por políticas de gobierno ni de estado lamentablemente; sino por voluntad propia, con el punche de la mujer peruana como Evangelina Chamorro que se pone ante la adversidad de la naturaleza como los huaycos, o como Amalia Suaña, profesora de gran corazón que hizo de sus clases en Los Uros –Puno un laboratorio de conocimientos, pasión y alegría para con sus estudiantes.

Como estos ejemplos hay miles de líderes anónimos como nuestras madres, que se levantan a las 4 de la madrugada para cocinar, viajar a la provincia vecina llevando mercadería para venderla, o como muchas otras que viven de su esfuerzo propio sembrando desde octubre, aporcando en enero y cosechando en abril y mayo. La mujer del ande, aquella que vive con el pelo amarrado para que no se lo enrede el viento helado y alimenta a sus hijos para enviarlos después a la escuela soñando con un mundo mejor de la que ella tuvo en su infancia.

Señor Morales, aunque estamos siendo demasiado respetuosos, la mujer de estos tiempos ejerce funciones, además de las mencionadas, como trabajadora en una entidad, en una empresa, en el gobierno y demás espacios ganados a punta de sacrificio y nadie les ha regalado ningún centavo; incluso el derecho al voto ha sido conquista de jornadas intensas de lucha.

Llamar chismosa y mentirosa a una mujer, es desafortunada y misógina, casi medieval, propio de un ignorante y anti-demócrata; pues el género femenino es inacabable en todo el país, viven con poco y albergan mucha esperanza. Sí me fastidia que usted señor Morales tome la licencia del habla, y emane soberbia y odio.

MADRE, AMIGA, MUJER

Si bien esta denominación pertenece a un espacio radial de Ritmo Romántica, donde se dan consejos para lucir bien, abordar temas sobre maltrato a la mujer; también existen instituciones que tienen activismo feminista, incluso en la región Puno; pero no se les escuchó hasta el momento, expresar por lo menos su indignación ante tanta ofensa junta contra las mujeres. Hay que defender lo avanzado y sobre todo la democracia.

CIFRAS QUE HIEREN

“Hay golpes en la vida, tan fuertes, ellas si lo saben”…Según cifras del Ministerio de la Mujer, entre enero y marzo del 2017, 29 mujeres han sido asesinadas y 58 tentativas. Las regiones como Lima, Arequipa, Ayacucho, Cusco, Piura, Puno y la Libertad, han sido las zonas donde más casos de violencia contra la mujer se han registrado. Esta cruda y dolorosa realidad se ventila a diario por los periódicos y la televisión; pero sólo quedan lamentos y muy poca acción preventiva.

Reza el dicho: “A la mujer no se la toca, ni con el pétalo de una rosa”; pero en la región Puno y el Perú, se la ha torturado (caso Susana Higuchi), masacrado, acuchillado, insultado y maltratado. La violencia inicia con un insulto, dicen los psicólogos, pues paremos esto que viene desde un partido político (Tierra y Libertad), donde las cosas se deciden con demasiada testosterona y nada de diálogo, con ofensa y nada de credo que tanto profesó su mandamás en el pasado.

Además de la indignación, es momento de generar espacios de consenso, diálogo a favor de la equidad e igualdad de género; pues todos somos fruto de una mujer y tenemos o podríamos tener una hija a quien defender de varones que pretenden pisotearlas y vilipendiarlas. Que la fuerza transformadora no se apague.

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