Las calles inundadas de Juliaca.

Las calles inundadas de Juliaca.

A pocos días de celebrar el 90 aniversario de la Provincia de San Román, la ciudad de Juliaca luce inundada, abandonada por sus habitantes y autoridades; es una especie de hijo sin padres: en el completo olvido.

Este aniversario no es uno cualquiera, es una fecha especial; sin embargo tal parece que la suerte está echada. Una crisis que se alarga desde la pasada gestión de Mamani Paricahua, hoy tras las rejas. Una autoridad que ha hipotecado el destino de la gestión a un grupo de expertos en hundir gobiernos. A esto se suma cuestionamientos casi probados de cobros irregulares a trabajadores de construcción civil, descuentos a serenos y pérdida de bienes en el programa de vaso de leche; en palabras sencillas, un gobierno cómplice con la corrupción.

No es ajena la fiesta del silencio de la que participan los regidores de “oposición”, ajenos por interés a la realidad que se vive en el municipio; a no ser que se hayan enfermado de faringitis.

No parece exagerado hablar de un tercer gobierno de Mamani Paricahua ante in-numerables actos negativos denunciados. Un claro ejemplo es la actuación del municipio y la actual autoridad en el caso Drenaje Pluvial; a tal punto de permitir que sea la empresa quien disuelva el contrato antes que el ente ejecutor; sumado al desinterés en la reformulación del expediente; un actual negligente desde todo punto de vista.

Sin embargo, en la otra orilla está la obligación moral de los ciudadanos, juliaqueños y juliaqueñistas de contribuir en el desarrollo de esta ciudad, participando en los espacios de concertación, ejerciendo el rol de ciudadanía efectiva; lamentablemente las cosas tampoco funcionan en esta orilla. La dirigencia y su legitimidad están en cuestión y tela de juicio; hecho que pone aún más difícil la situación de esta ciudad.

Cansa tanto que mencionen que Juliaca tiene la autoridad que tiene porque se la merece, no creo que sea así de absolutista, sino más bien relativa; pues no estamos lecturando la real dimensión de sus habitantes y su composición multicultural e idiosincrasia producto de la explosión demográfica que también influye en todo proceso electoral. Hoy Juliaca es una ciudad de todas las sangres, de todas las razas y también dueño de todos sus problemas. La autoridad así sea doctor, licenciado o simple señor tiene la obligación de co-gobernar con la población; el diálogo y la concertación deben primar, antes que los intereses ajenos; y los que “dicen ser eruditos” deben apoyar el proceso; pues si eso no ocurre seguiremos teniendo gobierno corruptos y delincuentes de saco y corbata, con un silencio cómplice de dirigentes, eruditos, sabiondos y pobladores sin autoestima.

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