La educación está en un proceso mundial de cambio. Estamos cuestionando el sistema como lo entendíamos hasta hoy, encontrando alcances reveladores. Las neurociencias, así como los centros de investigación en educación (la universidad de Harvard, entre otros) nos advierten sobre los pobres niveles de comprensión que tienen los alumnos porque no pueden transferir lo aprendido a nuevos contextos, evidenciando, por lo tanto, que el aprendizaje ha sido mecánico o irrelevante.

El psicólogo del desarrollo Howard Gardner, autor de la aceptada teoría de las inteligencias múltiples, ya hablaba de la necesidad de un sistema educativo que garantice la comprensión en su libro La Mente No Escolarizada, publicado en 1991. Aquí comparte algunos de sus estudios, como aquel en el que le preguntan a estudiantes universitarios recién graduados de física, con excelentes notas, cuáles son las fuerzas que intervienen cuando uno lanza una moneda al aire. Los estudiantes contestan como lo hacen niños de ocho años.

La problemática de la comprensión nos compete a todos de manera directa. Las niñas y niños peruanos tienen resultados muy pobres tanto en los exámenes censales (50% de niños de segundo de primaria obtienen satisfactorio en lectura y 27% en matemática) del mismo modo en pruebas internacionales como Pisa  (15% de los jóvenes de segundo de secundaria obtienen satisfactorio en  comprensión lectora y 10% en matemática). Es evidente que el problema está que no entienden lo que leen y no logran resolver problemas que demandan algún tipo de razonamiento, incluso si éste es poco complejo.

El fin último de la educación no debería ser adquirir y acumular información (que hoy es accesible con un clic) si no enseñar a pensar por uno mismo y a aplicar lo aprendido en situaciones diversas.

Cuando lo que esperamos el niño aprenda se pone en un contexto que tiene sentido para él, el aprendizaje ocurre. Podemos sumar y restar haciendo operaciones en un papel o alternativamente podemos responder a la curiosidad de los niños por entender el sistema de compra y venta montando una “bodega” o el “mercado” dentro del aula y jugando en ella. Los retos en el juego del “mercado” podrían irse volviendo más complejos porque el contexto estaría dentro del aula para jugar ahí cotidianamente.

En estos casos los niños estarían ejercitándose en las operaciones básicas y construyendo razonamientos en la cancha, pero también desarrollando otras habilidades que tienen que ver con la vida real y sus relaciones (dinámicas de roles, sistema monetario, manejo de inventario, etc.). Para cuando construyan los modelos o aterricen estas operaciones en el papel éstas tendrán sentido para el niño y su razonamiento podrá aplicarse a contextos concretos.

Pensemos en la compleja realidad de nuestro país y el reto que significa revertir los resultados que hasta ahora conseguimos. Seguir funcionando con un sistema educativo que no contextualiza la enseñanza solo los alejará de la comprensión. Los niños pasan entre seis y ocho horas diarias en la escuela y deberían tener el derecho a que lo que aprenden les sirva para su vida diaria, para sentirse funcionales y integrados a su sociedad.

Si contextualizar obtiene buenos resultados porque los niños entienden aquello que están estudiando ¿No sería interesante que en las capacitaciones docentes se trabaje la capacidad de crear contextos en los cuales los aprendizajes tengan sentido para los niños?

Los maestros también necesitan que la experiencia de enseñar todos los días sea emocionante y significativa, que sus alumnos estén conectados con la experiencia de aprender. Propongamos a los maestros, entonces, que piensen en la vida de sus alumnos, en aquello que les apasiona, en sus curiosidades y luego invitémoslos a diseñar escenarios de aprendizaje que tengan relevancia para los niños. “¿Qué contextos diseñarías para que los niños aprendan a sumar? Piensa en lo que le interesa a tus alumnos y sobre eso has una propuesta”. Los niños se lo van a agradecer y cuando recuerden el colegio tendrán presente que éste conectó el aprendizaje con la vida y podrán relacionar, lo aprendido, con su aplicación a nuevas situaciones.